Focos rojos en Morena, sobre todo en aquellas tres entidades donde las candidatas asignadas, Clara Brugada, Margarita González Saravia y Rocío Nahle (CDMX, Morelos y Veracruz) empiezan a naufragar con campañas que no son capaces de contener a rivales de peso que abanderan a la alizanza opositora.
El caso de Nahle en Veracruz es particularmente notable, debido a que las críticas hacia la candidata empiezan en su propio partido. Los estrategas nacionales de Morena se han propuesto comenzar contacto con Movimiento Ciudadano en busca de una declinación de sus candidatos a cambio de cargos en el futuro gabinete (si ganan, claro) pues en contiendas cerradas esos votos de los naranjas podrían resultar la gran diferencia.
Los contactos en Ciudad de México ya se realizaron directamente con el equipo de Salomón Chertorivski, el candidato naranja probablemente más reacio a aceptar este tipo de acuerdos. No obstante, es relevante señalar que falta ver el interés que muestre un muy pragmático (o más que eso) Dante Delgado ante una propuesta en la que podría pedir que se ofrezca más a cambio de esas alianzas formales o tácitas. Chertorivski ya le aceptó a Dante la adición de Sandra Cuevas y Alejandra Barrales a la estructura de MC en la capital y suena prácticamente imposible que acepte ir más allá. Su equipo de camaña ya le notificó el interés de Brugada por tener un acercamiento.
Polo Deschamps es la figura expanista con la que Dante busca recuperar presencia en su natal Veracruz; es evidente que Polo trae proyecto propio y es muy factible que no quiera una negociación con Morena a menos que las carteras que le ofrezcan en el futuro gobierno sean verdaderamente de peso.
En tanto Jessica Ortega, la candidata naranja en Morelos, inició su campaña denunciando amenzas del crimen organizado a quienes se postularon desde la oposición a cargos de elección popular. Será difícil dar la maroma para aliarse con el partido que apoya a Témoc, el gobernador del desgobierno que condujo a Morelos a su actual infierno de seguridad pública.