La prometida reconstrucción exprés de López Obrador, quien no se ha dignado a visitar a los damnificados, va a cuentagotas, lo que según los damnificados estiman que esta temporada económica fuerte no se recuperará

Se cumplió un mes del impacto del huracán Otis y la reconstrucción para levantar a Acapulco de la devastación parece no tener avance, con cientos de viviendas en ruinas, calles con montañas de basura aún sin retirar, sin servicios de agua potable ni electricidad, con reclamos de ayuda para tener alguna despensa mínima y con una zona turística sobre la Costera Miguel Alemán con tránsito vehicular pero con hoteles cuyas fachadas se observan como la entrada a una zona de guerra, ese es el panorama que advierte que salvar la temporada turística de diciembre está lejos de salvar.

A pesar de los discursos del populista presidente Andrés Manuel López Obrador de que no habrá una amaga Navidad para los acapulqueños, al prometer que se avanzará en la reconstrucción cuando él no ha metido un solo dedo en el problema que viven los damnificados d Otis, que no se ha acercado a la ene afectada y que prefiere mejor estar en un barco para dar su espectáculo matutino para evitar las mentadas de madre y reclamos de quienes por derecho le exigen responda pues él es un empleado de los mexicanos, mejor ha optado por darles la espalda y minimizar la tragedia, algo común cuando suceden crisis en el país y que por su incapacidad no sabe cómo actuar.

La devastación en Acapulco ha llevado a pensar ya a hoteleros y restauranteros que lo dicho por López Obrador solo fueron palabras y que la temporada turística decembrina se perderá y sólo podrían tener algunos beneficios loas grandes cadenas, las que estaban aseguradas y que sí cuentan con apoyo gubernamental.

PROPIOS MEDIOS

Las promesas de reconstrucción que hizo el huésped de Palacio Nacional es muy lenta, y las reparaciones de palapas y pequeños locales sobre las playas está corriendo por cuenta de los dueños de estos modestos locales, ya que los gobiernos Federal, estatal y municipal no se han acercado a ofrecer algún apoyo, nada de ayuda, pero cuando vean levantado el local seguramente presumirán que fue con apoyo de una 4T que ha estado ausente y que ha abandonado a los damnificados de Acapulco y de Guerrero.

“Otis”, el huracán más potente que jamás haya golpeado la costa del Pacífico mexicano, azotó Acapulco la madrugada del 25 de octubre, causando destrucción y la muerte de, según los propios datos del Gobierno Federal,  de al menos a 50 personas dejará una profunda herida en Guerrero y en Acapulco, donde sus habitantes viven en carne propia el estar abandonado por las autoridades.

CIFRAS MAQUILLADAS

Mientras el populista López Obrador asegura que el impacto de “Otis” le salió barato a los acapulqueños con sólo 50 muertes, en la Fiscalía, hospitales y en las morgues decenas de personas, más de 80 siguen buscando desde hace un mes a sus seres queridos y aseguran que el número real de fallecidos es mucho mayor y no la raquítica cifra que presume el populista gobernante.

López Obrador rechaza los informes no confirmados de medios de comunicación que advierten que el número de muertos por el huracán podría superar con creces las 300 personas, lo que no sería imposible de pensar dados los reclamos de familias que piden ayuda para encontrar a sus seres queridos, y es que es bien sabido que la 4T es especialista en maquillar cifras, y basta con recordar los 300 mil muertos que según los datos de López Obrador dejó la pandemia de Covid-19, cuando reportes internacionales y de las propias autoridades de los estados daban números cercana a los 900 mil fallecidos, una cantidad casi el triple de lo reportado por el Gobierno Federal.

El populista mandatario supuestamente puso en marcha un plan de recuperación con un apoyo de 3 mil 400 millones de dólares y se comprometió a la reconstrucción exprés de Acapulco, pero las empresas locales dicen que el tiempo se agota, diciembre ya está encima y no se ven mejoras para rescatar la temporada turística de diciembre.

PESIMISMO

“Acapulco solo vive de tres temporadas: diciembre, que es la más generosa para nosotros, Semana Santa y un poquito de verano“, dijo Jesús Zamora, responsable de infraestructura de un organismo turístico local quien ve con pesimismo que la prometida ayuda para la reconstrucción solo fue parte de un discurso.

“Para la temporada de diciembre no tendremos ni el 50% de los hoteles, entonces aunque quisiéramos tener más turistas no los podríamos tener porque no hay hotelería”, no hay donde hospedar a la gente y las huellas de la tragedia son palpables en cada rincón del puerto y de sus comunidades, apuntó.

De acuerdo con la agencia Reuters, empresarios estiman los daños generados por “Otis” en Acapulco, la ciudad más grande de Guerrero, uno de los estados más pobres de México, en unos 16 mil 000 millones de dólares.

El huracán golpeó el aeropuerto de Acapulco y los vuelos internacionales no se reanudarán hasta el año que viene. Algunos empresarios temen que la ciudad no se recupere sino hasta 2025.

“La gente que trabajamos para eventos sociales, bodas de playa, convenciones, pues nos quedamos desempleados directamente desde ese día”, dijo Roberto Buenfil, quien trabaja en una empresa de organización de eventos. “Todo lo que había para estos últimos meses del año se fue”, lamentó en una declaración a Reuters.

Las fuerzas de seguridad han dejado por momentos sus labores de seguridad para hacer tareas de barrenderos, y es que siguen luchando por remover la basura que invade algunas zonas. Hasta ahora se han recogido unas 221 mil toneladas de desperdicios.

La basura se ha recogido más rápido en zonas céntricas con hoteles que en los barrios periféricos como Renacimiento y Emiliano Zapata, donde el olor a podredumbre y el riesgo a alguna epidemia por insalubridad sigue creciendo a medida que los desechos se amontonan, aseguran los acapulqueños, que se sienten decepcionados con el Gobierno Federal y el populista mandatario, quien en sus discursos siempre señala que primero se ayuda a los pobres, cuando en realidad les da la espalda, los abandona y deja a la buena de Dios.