Alejadísimo de la gran oleada ciudadana que se ha levantado para apoyar a los damnificados de Acapulco, el Presidente López Obrador, miope y torpe, recurre al Ejército y la Marina nuevamente, queriendo conducir allí hasta la última lata de atún que la ciudadanía desee enviar como apoyo. ¿Recuerdan a aquel milico en el destruido Hospital General luego del terremoto de 1985? ¿Recuerdan su famoso «Aquí mando yo» igualmente miope y torpe?
AMLO se aleja de lo que lo llevó al poder con un caudal de votos que no pueden explicarse sólo con seguidores ciegos. Sin duda el comportamiento del huracán Otis sorprendió hasta a los propios expertos y de eso no puede ser culpable el Presidente. Sí de lo que hace después.
«Y esperen», dice alguien lúcidamente en la Redacción del Cristalazo, «porque si creen que esto, una megacatátrofe impredecible con López Obrador al volante es lo peor, esperen a que llegue a la que se le cae el Metro porque le corta el presupuesto».
Cosas que veremos.