Guillermo Ortiz

Es una pena pues con esa decisión el Presidente en acto de extrema malevolencia le impidió a Ortiz cumplir su resignada oferta: nunca decirle no a México sin importar las dimensiones de su sacrificio. A pesar de la cuidadosa forma de comunicar los cambios en el sector financiero de su gabinete, el presidente Felipe Calderón no pudo (ni quiso) finalmente ocultar su optimismo ante el fin de una forzada –e incómoda— convivencia con Guillermo Ortiz a quien le impidió seguir en el Banco Central después de muchas diferencias soterradas algunas y públicas otras.

Es una pena pues con esa decisión el Presidente en acto de extrema malevolencia le impidió a Ortiz cumplir su resignada oferta: nunca decirle no a México sin importar las dimensiones de su sacrificio, así fuera seguir en el muelle sillón del Banxico.

Pero las cosas son como son y hoy el banco se convierte en espacio dominado por el calderonismo, lo cual es apenas lógico y yo diría hasta necesario.

“Instruyo al nuevo Secretario –dijo FCH en su mensaje de ayer—, a seguir garantizando un manejo honesto, imparcial, responsable y eficiente de las finanzas del país, así como a mantener una relación de colaboración y coordinación con el Banco Central para preservar la estabilidad de nuestra moneda y la solidez de nuestro sistema financiero”.

Aquí el matiz permite el bordado de “trou-trou”.

¿Mantener una relación de colaboración y coordinación con el banco significa prolongar la ya existente o conmina a crear un nuevo entendimiento con esas características? , condición poco frecuente en los años recientes cuando las posiciones entre Hacienda y el Banco fueron divergentes y en ocasiones francamente opuestas.

La pregunta anterior queda respondida con este fragmento del discurso presidencial de ayer:

“…Las designaciones en la Secretaría de Hacienda y en el Banco Central, de ser aprobada la propuesta por el Senado de la candidatura del doctor Carstens, y sin demérito de la autonomía del Banco de México, permitirán armonizar de mejor forma la relación entre el Gobierno Federal y el Banco Central, a fin de alcanzar el doble propósito de, por una parte, contar con bajas tasas de inflación y así preservar el poder adquisitivo de los mexicanos y, al propio tiempo, impulsar cambios y transformaciones que permitan acelerar el ritmo de crecimiento de nuestra economía”.

Y eso nada más quiere decir: como estaban las cosas no se lograba la armonía. “…armonizar de mejor manera la relación entre el gobierno federal y el Banco Central…”

Ya no tiene ahora demasiado caso ahondar en los diagnósticos y augurios pasados en torno del decremento en la actividad económica nacional; la minucia del crecimiento o el franco deterioro de la economía en boca de uno u otro funcionarios. A fin de cuentas Agustín Carstens deja la trinchera del tesoro nacional y se va a un empleo cuyo mérito mayor puede (podría) ser su comportamiento autonómico.

Y por cuanto hace a Ernesto Cordero, cuya suerte la sabíamos todos (bueno, hasta esta columna repitió el pasado viernes el villancico de la Sedesol: “El secretario ya se va. En nuestra posada no carga los peregrinos”), recibe sus primeras instrucciones en público: fomentar desde la SHCP todo cuanto no hizo desde Sedesol: promover el desarrollo humano sustentable, definición de indescriptible amplitud.

“La prioridad para todos es impulsar el desarrollo humano sustentable. Y por ello, instruyo al Secretario Cordero a utilizar todas las herramientas de que dispone la Secretaría de Hacienda para propiciar el crecimiento económico, la generación de empleos y el bienestar del país.

“También lo instruyo a que en el ámbito de su competencia impulse las reformas que México requiere para aumentar la competitividad (esto se lo debería encargar a Gerardo Ruiz Mateos, pero bueno, todo cabe en el jarrito del optimismo navideño)”.

Y por cuanto hace al nuevo secretario de Desarrollo Social, Heriberto Félix, posee una currícula impresionante: fue vicepresidente de Canacintra, subsecretario de Economía, senador del PAN y yerno de Manuel Clouthier.

O sea, cualquier otra cosa le hubiera venido bien. Su nombramiento resulta sorprendente, por decir lo menos, excepto si se le quiere perfilar contra el Malova o Vizcarra en la sucesión sinaloense.

Un ex dirigente empresarial y promotor de empresas menores dedicado a la promoción del “desarrollo humano sustentable” resulta extraño sobre todo cuando está vacante la secretaría de Economía.

La mejor noticia conocida de parte del nuevo secretario de Desarrollo Social se produjo cuando era subsecretario de la Pequeña y Mediana Industria. En aquella ocasión, en una “Semana Pyme” (2008) dijo:

“El Convenio firmado entre la Secretaría de Economía y Microsoft, por medio del cual se estima que al menos diez mil micro, pequeños y medianos empresarios que asistieron a la Semana Nacional Pyme, así como los que se registren recibirán gratis, durante los meses de noviembre y diciembre, el nuevo programa Office Live Small Business por un año.

“Esta tecnología les permitirá elevar su productividad, reducir sus costos y ser más competitivos”.

¡Pásele, pásele!, bara, bara

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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