De la utilización de tsurus pasó a los jetta y luego a las camionetotas machuchonas blindadas; de los vuelos comerciales en donde los viajeros debían esperar en pista hasta que llegara el pasajero más incómodo, y reprochar la espera, decidió ser trasladado por aviones del ejército porque no estaba en su discurso utilizar un avión tan lujoso “que no tiene ni Obama”.
La triste historia del avión presidencial que se malbarató por el discurso de una falsa austeridad que hoy restriega en la cara la mentira a todos quienes creyeron que comía tlayudas en el mercado o que sus bolsillos sólo tenían unos cuantos pesos, es una excelente historia para un libro de autoayuda o para la mente de cualquier cineasta que quiera engrandecer a este prócer del peso de a peso.
La prensa documentó la llegada del avión presidencial a nuestro país; los discursos de odio a quienes osaran mencionarlo, e incluso pensarlo, hasta la mentira del cuento de hadas de una rifa ficticia que se promocionó con bombo y platillo en todos los rincones del país: de risa fueron las entrevistas a ciudadanos comunes y corrientes que soñaron con ganarse un avión. Nadie se lo llevó.
Y de las ganancias para procurar la salud de los mexicanos más pobres y otros rubros, ya nadie habla, porque se perdieron en el discurso engañoso de cada mañana.
Como por arte de magia en el Presupuesto de Egresos del próximo año, aparece una compra que tendría que mover las conciencias de propios y extraños.
En el tomo VIII de los Programas y Proyectos de Inversión, la Secretaría de la Defensa Nacional solicita la compra de un avión presidencial. Como todo se militariza en este país, el Ejército solicita la compra de una “Aeronave de Transporte Estratégico para uso Presidencial y del Estado Mayor.
Colocado con la descripción “Avión y equipo con un costo estimado del flujo amortizado del valor actual del avión (637.1 mdp) y equipo (560.7 mdp). El horizonte del arrendamiento (15 años) considera pagos anuales promedio de 45 mdp en operación y mantenimiento, más pagos anuales de arrendamiento entre 4.6 mdp y 451.4 mdp.”, se marca con un costo total de 6 mil 79 millones 722 mil 639 pesos como monto total.
Además de que es revelador que este es un gasto que ya cuenta con 3 mil 899 millones 520 mil 769 pesos, y para este 2023 tiene destinados 496 millones 635 mil 042 pesos.
De acuerdo con la solicitud de la SEDENA, para el 2024, se deberán pagar 494 millones 210 mil 843 pesos; para 2025, 491 millones 691 mil 700 pesos, y para 2026, el pago será de 697 millones 664 mil 284 pesos.
Y seguramente en sus conferencias matutinas, seguirá hablando de la austeridad y sus fieles creyentes, seguirán alabando el discurso revelador de la austeridad franciscana.