A partir de las primeras horas de este viernes 1 de septiembre, la autopista México-Pachuca fue cerrada a la altura de Tepojaco, Hidalgo, en ambos sentido por trabajadores del transporte público, debido a que las extorsiones por parte de la delincuencia organizada no han cesado.
Estas acciones se tomaron luego de que el 28 de agosto por la noche, un autobús de la ruta México-Tizayuca, fue quemado en la colonia El Mio Cid, en Tizayuca.
Posterior a este suceso, el transporte dejó de prestar servicio, mientras que la edil municipal, Susana Ángeles Quezada, declaró que se trata de “problemas que padecen los operadores y las empresas de transporte federal desde hace más de siete años”.
Desde hace varios años los concesionarios del transporte público han reportado las extorsiones de organizaciones criminales, sin embargo, en junio de este año, se recrudeció la violencia luego de que comenzaran a circular en redes sociales, amenazas de asesinatos a diversas personas, de las que se conoce son concesionarios y dirigentes del transporte público.
Durante este episodio, incluso uno de los conductores de la ruta 11 de Tizayuca, Rafael Soto, fue asesinado en la unidad que conducía mientras esperaba realizar su recorrido en la colonia Lázaro Cárdenas, justo en el límite de los estados de México e Hidalgo, situación que resultó en la suspensión del transporte público de vagonetas y taxis en toda esa región.
Como resultado, los transportistas se fueron a paro de labores, dejando incomunicados y en la incertidumbre a los pobladores, lo que motivó a que el gobierno de Hidalgo lanzara un programa emergente de concesiones de transporte público, el cual fue rechazado por las organizaciones de transporte, debido a que para los nuevos recorridos, se anunció el acompañamiento de elementos de la policía estatal y municipal, sin que se planteara un plan para atacar el problema de las extorsiones y ofrecer la misma seguridad a los concesionarios establecidos.
Durante este tiempo, las clases en el área de conflicto del municipio de Tizayuca se suspendieron, y posteriormente los comercios de la región centro comenzaron a bajar sus cortinas por el temor a nuevos ataques de este grupo delincuencial.
En su momento se identificó a Los Hijos del Diablo, organización criminal con influencia en la región limítrofe del Estado de México e Hidalgo, como los responsables de la violencia, y aunque se realizaron detenciones, el conflicto continúa, pues el gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca, dijo que no se trata de la misma organización, sino de una escisión que opera desde el Estado de México.