Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano (MC), está completamente fuera de la jugada en Jalisco, el estado que representa el 50 por ciento de los activos de su partido a nivel nacional. Los alfaristas que van por la gubernatura y por las alcaldías jaliscienses están aún bajo el emblema de MC, pero decidieron redactar ya los convenios electorales con los panistas y priistas estatales pues irán en coalición para vencer a la muy fuerte presencia de morena a nivel estatal, así como en los municipios de las áreas conurbadas de Guadalajara y el corredor de Puerto Vallarta.

La única salida que los alfaristas pretenden dar a Dante es que, sin importar lo que pase en el resto del país, MC Jalisco se convierta en una suerte de autonomía partidista, es decir, que no deba cumplir los lineamientos de ir sin alianzas a las urnas.

Si Dante acepta esto que, de facto, es un ultimátum, entonces MC podría ir solo a las presidenciales y al resto de las numerosas elecciones del 2024 en el país (incluyendo 8 gubernaturas), pero en Jalisco Movimiento Ciudadano irá coaligado con PAN y PRI. No sólo eso, el alfarismo ha logrado contar con el apoyo de los grupos dominantes de la influyentísima Universidad de Guadalajara. De hecho, la coalición opositora PAN-PRI-PRD en Jalisco basan todo su accionar en el apoyo de estos grupos universitarios.

Si Dante no acepta, los mismos candidatos que hoy se perfilan a candidaturas bajo las siglas de Movimiento Ciudadano, irían bajo otras siglas. Es importante remarcar que MC en esta entidad se compone por consejos locales, de escala municipal, que representan la única estructura partidsta real de MC en el país. La salida de estas estructuras convertiría a MC Jalisco en un cascarón vacío. Las presencias locales, como Pablo Lemus en Guadalajara, parecen insignificantes sin estos comités municipales completamente controlados por los alfaristas.

De acuerdo a fuentes del partido, involucradas en todo el proceso, la capacidad de los alfaristas para llegar a este punto y lograr tener en puerta acuerdos de coalición con PAN y PRI se afianzaron con las jugadas políticas previas que, al menos al parecer,  salieron favorables a Enrique Alfaro. A saber:

  1. El propio Enrique Alfaro declinó convertirse en candidato presidencial. Por tanto, Dante no tiene nada que ofrecerle a cambio de seguirlo en la tozuda decisión de no acercarse al resto de la oposición.
  2. La muerte de Raúl Padilla destensó la relación de la poderosas Universidad de Guadalajara con el gobierno jalisciense. Padilla era otro foco de intransigencia respecto de algún acercamiento de PAN-PRI a MC.
  3. El apoyo de Alfaro y el senador Clemente Castañeda a Xóchitl Gálvez permitió a los emecistas de Jalisco observar de cerca lo que ha ocurrido con la disruptiva candidata a la presidencia. Corroboraron en terreno que es una alternativa viable, capaz de anidar entre los votantes (de pasada, la candidatura a gobernador está prácticamente en la bosa de Castañeda).

La  moneda ya no está en el aire en Jalisco. La suerte está echada y los alfaristas, siguiendo las enseñanzas de Sun Tzu, dejaron una única vía a Dante Delgado para salvar su marca partidista. La última palabra la tiene Delgado, pero sólo para saber si la batalla electoral de los alfaristas se dan con o sin MC.