Si nos atuviéramos al resultado de las encuestas en el estado de México, las elecciones ya no serían necesarias. En Coahuila, por otras razones, tampoco.
Los modelos estadísticos aplicados al conocimiento de las opiniones o convicciones de la sociedad son algo tan mundano como las mentiras: con la suma de todas a veces se llega a la verdad. Eso nos lo enseñó Akira Kurosawa cuando filmó Rashomon. Por lo demás las encuestas políticas son en general, herramientas desprestigiadas por el tendencioso uso de casi todas ellas, casi siempre como justificantes de caprichos por cumplir o decisiones ya tomadas, pero necesitadas de legitimación.
En eso ha sido experto el actual Presidente de la República. Y los ejemplos sobran.
Una de las frases más recordadas de Andrés Manuel en este sentido es aquella por la cual se le debe dar gusto a la opinión general (sin importar el origen o la inteligencia de esa opinión o aceptación colectiva), si a las doce de la tarde, bajo el sol el pueblo dice es de noche, debemos encender las luces del alumbrado público.
Pero en referencia a la elección del próximo domingo en el Estado de México, la perversidad de las elecciones ha llegado a extremos insólitos. Nadie, ni siquiera con un buen ejercicio de memoria podría decirnos cuál es el pensamiento de la señora Delfina Gómez.
Una de dos, o porque no tiene o porque en un extremo de modestia no quiere apabullarnos con la sabiduría acumulada y la inteligencia recibida, y prefiere repetir y recitar los discursos e ideas de campaña del Presidente de la República. Es como Claudia Sheinbaum. Una caja de eco.
AD Noticias se dio a la tarea de categorizar la nada. Analizó el discurso de la maestra Delfina e hizo este sorprendente hallazgo:
“…se identifica fácilmente por su afiliación al movimiento ideológico y programa de gobierno de Andrés Manuel López Obrador:
“La Cuarta Transformación de México… las bases de la 4T son el combate a la pobreza, (el) aumento de (los) programas sociales, (el) fortalecimiento de las instituciones del Estado y la defensa de la soberanía nacional.
“Por ello, varios videos de Delfina refieren estos principios y contienen frases como: Un gobierno del pueblo, para el pueblo”.
“Una de las palabras que más repite en sus textos y videos es «cambio», con lo que afirma que sacará al PRI y la corrupción del Estado de México. Otra es «esperanza», con lo que señala que traerá alegría para la gente.
“Cabe señalar que utiliza íconos de Morena y cuida de no identificarse con otras fuerzas políticas de su coalición: PVEM y el PT”.
Sin embargo, y a pesar de esta anemia intelectual, la maestra queda señalada como favorita, amplían favorita en todas y encuestas. Un logro de sus operadores, especialmente Horacio Duarte, ha sido esconderla de los escenarios de riesgo. Las pocas entrevistas concedidas (Rene Delgado, Ciro Gómez Leyva y algunos pocos más), han sido comedidas, si no convenidas. Nadie la apretó en serio. Quizá porque nadie tenía necesidad de hacerlas. Por su buen desempeño en las urnas, ya apostaron las encuestas. La idea de un amplísimo triunfo suyo hoy es compartida hasta por algunos de la otra alianza en la contienda.
–Lleva (Delfina) mucha ventaja en las encuestas–, me dijo un cercano a Alejandra del Moral–; pero la vamos alcanzando.
La hazaña política de recortar la ventaja; es absolutamente ridícula porque parte de una base falsa: las encuestas como jueces, árbitros, monitores, y profetas. La encuestitis es como la dermatitis: mientras más se rasca más comezón provoca. Se llama prurito.
La ventaja de las encuestas es su intrascendencia. Si aciertan no pasa nada y si fallan, tampoco. No hay reclamación posible si la realidad se mueve después del levantamiento de la última muestra.
Como me dijo uno de los más notables encuestadores de México: nosotros no fallamos; cambió la realidad.