El equipo de campaña, ya en plena estructuración en todos los cuarteles de las corcholatas de la 4T, es algo en lo que Marcelo Ebrard quiere marcar diferencias. Sus colaboradores, jóvenes, pocos en número, pero inteligentes, preparados académicamente y que conocen las redes sociales, pero no las sobrevaloran, están allí, luego de una etapa de meses y mese de fogueo en la cancillería.

Y la diferencia es clara, Marcelo Ebrard delinea una ruta hacia la candidatura morenista y la Presidencia en la que ofrecerá que es serio y toma decisiones razonadas, todo un bocado para quienes están en la franja media que votó por una figura netamente populista como Andrés Manuel López Obrador, pero siente desencanto por lo que hoy hace en Palacio Nacional.

El traje descrito ajusta bien al hoy canciller, pero el equipo de jóvenes ve una debilidad en sus contrapartes de Adán Augusto y la corcholata y doctora Claudia Sheinbaum: ellos han apostado cada vez más por la frivolidad, por el motomami o el mariachi cuando el secretario de Gobernación llega a Jalisco y se quedan desnudos ante una crisis en los temas que les atañen como funcionarios públicos.

El equipo de Ebrard lo ha apoyado en el trato risposo con Estados Unidos, el rescate de mexicanos ante situaciones críticas en sudamerica u otra región del mundo. Los allegados de Adán Augusto López, incorporados hace apenas unos meses, son expertos en memes, videitos gracioso o fotografía y han realizado esa chamba… pero luego de la tragedia y muerte de 40 migrantes en una estación migratoria, no tenían nada que aportar y el secretario de Gobernación expuso públicamente su desconocimiento del tema y del hecho de que esas estaciones migratorias están administradas por su dependencia.

En tanto, Sheinbaum tiene un equipo que la ha llevado a mover tamales el día de la candelaria, hacerse las fotos clásicas besando público y bebés en sus giras y mostrarse menos hosca ante las cámaras y hblar menos con ese tono zommbie y caída de párpados a medio oj que la ha hecho famosa… pero la Línea 9 y una admnistración poco eficiente se queda allí, como puntos sin atacar.

El bunker ebrarista está casi listo. «Que se hundan en su frivolidad», se oye una voz de entre esos muchachos que apoyan al canciller en referencia a sus dos competidores principales. Es un resumen de la convicción que los mueve para la primera etapa de la batalla interna.