En días pasados, poco antes del día materno –tan emotivamente celebrado en la “mañanera de las “Mañanitas” –, el señor presidente se infligió –previamente a su llamada telefónica con el señor Biden, presidente de los EUA–, una severa mordedura de lengua: condenó las  violaciones de los gobiernos de Texas y Florida contra los Derechos Humanos de los inmigrantes irregulares a ese país.

“…Ahora me entero que el gobernador de Florida —imagínese la Florida, llena de migrantes— ahora está tomando medidas represivas, inhumanas en contra de los migrantes en Florida, porque quiere ser candidato.

“¿Qué, no puede hacer otra propuesta para convencer a la gente? ¿Qué, tiene que valerse del dolor del pueblo, del dolor del migrante, de la necesidad de la gente para sacar raja política? Eso es inmoral, eso es politiquería”.

Y la verdad tiene toda la razón nuestro bienamado líder, porque cómo es posible ejercer medidas represivas contra los fugitivos de la pobreza o la violencia centroamericana o venezolana o caribeña, cómo es creíble esa inhumanidad en su contra nada más por sostener una actitud rígida en víspera electoral. Eso es no tener materia para el diez de mayo. Que poca.

Este señor, tanto como el tejano, Greg Abbot, es un cruel y racista político, quien nos ha amenazado hasta con vuelos de helicópteros, cañones y toda la cosa.

Nosotros, en especial con nuestro humanista Instituto Nacional de Migración, sí somos ejemplo planetario de buen trato a los migrantes. Nada más los encerramos y creamos condiciones para ver cómo se mueren achicharrados 39 o 40 de ellos en instalaciones del gobierno. Eso es humanismo a las brasas. Ese es el rostro de México ante el mundo.

No como el señor Abbot cuyos elementos de la Guardia Nacional tejana, han colocado alambradas y cercas con navajas y púas en su frontera. Se debe reconocer, eso sí; no ha habido un solo muerto por causa de esa alambrada inhumana.

Y lo más notable en México, tantas muertes no produjeron consecuencias institucionales. Garduño, el director del INE sigue ahí y nada más recibe felicitaciones por su trabajo de tantos años al servicio del movimiento. Tan, tan. Se acabó, gringos deshumanizados, tengan pa’que aprendan, diría el clásico quien agregaría:

“…Y que mejor hagan una propuesta el gobernador de Texas y el gobernador de Florida, y los legisladores del Partido Republicano, y algunos también del Partido Demócrata, para que ya no se vendan armas en los supermercados, armas de alto poder. Esa es una buena iniciativa para que no haya estos lamentables hechos de asesinatos, estos tiroteos que hay constantemente. ¿Por qué no se meten a eso?”

Bueno, un país como el nuestro donde nada más hay 130 mil cadáveres tirados en las calles en los últimos cuatro años, tiene una enorme autoridad moral y política para dar clases de pacifismo, armonía y vida sin violencia.

Obviamente la explicación es simple: las armas vienen de allá. Es cierto, pero se disparan[U1]  aquí. Como el fentanilo, va de aquí, pero se consume allá.

Y ya para terminar una muestran más de severa inconexión neuro-lingual:

En el extremo colérico por su moribundo “Plan B”, (ya se sabe, vivimos en los tiempos de la cólera), el presidente ha dicho de los ministros de la Corte algunas lindezas furibundas. Una de las injurias los tilda de retrógradas (os) y pide voto popular para las futuras designaciones de togados y jueces de otros tribunales.

“Imagínense (le sugiere al pueblo) si vamos a poder avanzar como pueblo, como nación con estos retrógradas, conservadores, salinistas (los ministros: “pandilla de rufianes, muy corruptos”).

Pero para justificar su ansia comicial para la magistratura y el ministerio jurídico, pone como justificante y heroico antecedente y luminoso ejemplo, la fórmula liberal de 1857.   

Regresar al siglo XIX, no es actitud retrógrada, es de avanzada; de vanguardia, seguramente.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona