Un texto de Vicente Gutiérrez

Los directores Alejandro G. Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, son algunos de los talentos mexicanos que firmaron un desplegado dirigido a la Suprema Corte de Justicia de la Nación con el fin de salvar el FIDECINE.

“Los abajo firmantes atentamente solicitamos se considere nuestra visión sobre un tema tan importante para la comunidad cinematográfica y la vida cultural del país, como lo es la desaparición del FIDECINE, cuya inconstitucionalidad discutirá, en breve, la Segunda Sala al resolver el amparo en revisión 357/2022”.

¿Qué es el FIDECINE?, un  Fondo de Inversión y Estímulos al Cine  encaminado al fomento y promoción permanentes de la industria cinematográfica nacional, con perspectivas de recuperación financiera; un fondo que fue borrado por el presidente López Obrador.

“El FIDECINE fue un triunfo histórico de la comunidad cinematográfica y fruto de una lucha contra la censura y el verticalismo de las autoridades gubernamentales del sector. Este logro se obtuvo gracias a la iniciativa de los entonces diputados Marcelo Ebrard, Maria Rojo, Javier Corral, Francisco Arroyo, Alejandro Ordorica, Verónica Velasco, y Luis Patino”, explicaron.

El proyecto de sentencia de la Ministra Loretta Ortiz nos preocupa porque no dimensiona el FIDECINE como lo que es: una garantía de los derechos humanos a la libertad de expresión y a la pluralidad cultural.

El artículo 1° constitucional prohíbe la regresividad en esos derechos y en sus garantías. El decreto que extinguió El FIDECINE eliminó de la ley esa garantía, y no la sustituyó por otra garantía que tuviera, al menos, el mismo nivel de protección. Eso es un retroceso.

“El actual FOCINE es un mero programa presupuestal, creado unilateralmente por un simple acuerdo administrativo de la directora general del IMCINE, y puede desaparecer en cualquier momento, con la misma facilidad y unilateralidad. En cambio, el FIDECINE era una figura prevista en ley, cuyo carácter permanente se encontraba expresamente ordenado y garantizado por el legislador”, señalan.

Por ende, el FIDECINE estaba en la esfera de lo indecidible por las autoridades gubernamentales (como es lo usual en materia de derechos humanos). En cambio, el FOCINE es absolutamente decidible por una sola autoridad administrativa (tanto en su existencia, como en sus reglas de operación).

Las decisiones del FIDECINE se tomaban, por así garantizarlo la ley, dentro de un órgano colegiado preponderantemente ciudadano (el gobierno solo tenía dos votos, mientras que la sociedad civil contaba con cinco), este mecanismo se diseñó para garantizar la libertad de expresión y evitar la censura gubernamental. Actualmente no hay ley que garantice eso. Por tal razón, la desaparición del FIDECINE es regresiva y antidemocrática.

“Así, solicitamos a los integrantes de la Segunda Sala que defiendan la Constitución, los tratados internacionales de derechos humanos y nuestros derechos culturales menoscabados”, finalizaron