“Esto es todos los días, pero no les quieren dar mantenimiento”, surgió el comentario entre usuarios molestos por las constantes anomalías en el STC
Fallas en el suministro de energía eléctrica para el avance de los convoy, y retraso en la llegada de los trenes, fue parte de la pesadilla que El Cristalazo se vivió este viernes 14 en un recorrido por la Línea B del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, que corre de Ciudad Azteca a Buenavista y en la Línea 1, que provisionalmente tiene recorrido de Balderas a Observatorio.
En el inicio de la travesía desde Ciudad Azteca todo presagiaba que habría problemas, ya el convoy en turno además de su tardanza al arribar quedó detenido sin suministro de energía por varios minutos.
El recorrido que inició a las 12:10 del mediodía se hizo tedioso y lento, dado que el tren en cada llegada a estación esperaba por varios minutos, lo que iba acompañado de interrupción de la electricidad que lo alimentaba.
HORA PICO
En una parte del trayecto, al llegar a la estación Deportivo Oceanía, el convoy fue presentó fallas y fue desalojado, lo que causó molestia entre los usuarios que no dejaban de expresar que “esto es todos los días, pero no les quieren dar mantenimiento”.
Por ser una hora pico el Metro iba lleno y con muy poco espacio para ascenso y descenso, lo que incrementó la molestia de los usuarios por la tardanza en cada uno de los trenes.
Además de la aglomeración, al llegar el siguiente tren que iba lleno, los usuarios que aguardábamos seguir el camino logramos entrar a empujones, al menos una parte del contingente, para seguir el trayecto.
El camino continuó para hacer el trasborde siguiente en la estación Guerrero, para llegar a Balderas, donde el trasborde siguiente sería hacia la Línea 1, donde provisionalmente y por obras de remodelación la estación Balderas funge como terminal con destino a Observatorio.
L1 Y LA PESADILLA CONTINÚA
En Balderas de la L1 la pesadilla continuó, ya que el retraso en el arribo de los trenes era obvio, ya que la aglomeración de usuarios anunciaba que el convoy en turno ya tenía varios minutos de demora.
La llegada del tren puso en alerta a los pasajeros que como si fuera una pista de carreras se alistaban para correr en cuanto se abrieran las puertas. El tren, lleno hasta el tope emprendió su salida donde los comentarios entre usuarios molestos apuntaban: “Seguro no hay lana para más trenes, dónde están los nuevos, pero siguen mandando estos trenes viejos”. Nuestro recorrido terminó en la estación Insurgentes, donde una buena parte del pasaje descendió sin ocultar su enfado por este servicio que no oculta que hace falta un mayor presupuesto para mantenimiento.