Personal de la alcaldía Cuauhtémoc comenzó con estas tareas al colocar algunos tubulares metálicos desde el lunes, pero la sorpresiva lluvia que cayó freno las labores que se reanudaron este martes por la mañana
Ante la queja de vecinos y de activistas que en redes sociales que querían que la Plaza Giordano Bruno quedara limpia y sin presencia de la comunidad antillana que por varias semanas hizo de la pequeña Haití su hogar temporal, personal de la alcaldía Cuauhtémoc puso manos a la obra para cerrar con láminas y una alambrada este icónico lugar, ya que el objetivo es evitar que este campamento resurja y se proceda a su traslado inmediato al albergue temporal instalado en la alcaldía Tláhuac.
Personal de la alcaldía comenzó con las tareas para el cerco de la plaza Giordano al colocar algunos tubulares metálicos, pero la sorpresiva lluvia que cayó el lunes freno estas labores, por lo que este martes desde temprana hora comenzaron con este encargo
Con apoyo del personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), personal de la alcaldía procedió con la culminación de algunas barras metálicas en algunas partes de la plaza, en tanto que otro grupo soldaba algunas barras desde donde se colocará una alambrada que rodeará el sitio que por semanas fue el albergue improvisado de la pequeña Haití. Uno de los trabajadores que pidió el anonimato comentó que la “cerca de este lugar debe quedar listo este mismo día”, ya que en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), que se ubica a tres calles del sitio sigue recibiendo a migrantes de varias nacionalidades, la mayoría de ellos haitianos, por lo que para evitar que la plaza Giordano vuelva a ser hogar improvisado de este contingente se procedió a su cierre por tiempo indefinido.
Vecinos entrevistados por El Cristalazo señalaron que en lugar de cercar la plaza deberían acelerar la atención a los migrantes que lo único que buscan en transitar libremente para llegar a Estados Unidos u otros que quieran quedarse.
Géronimo, un vendedor de frutas que se instala casi en la tienda de un supermercado de la calle de Londres, asegura que en el tiempo en el que han estado los migrantes no hubo desmanes y eran personas que se comportaban sin alterar el orden. «Amí me iba bien con ellos, ya que terminaba pronto mis ventas, pero si escuchaba quejas de vecinos a los que nos les agradaba quie estuviern en la plaza, a dionde con regularidad salen a pasear a sus mascotas».