A 190 kilómetros de la CDMX, Iguala de Independencia nos recibe con un calor que abraza el cuerpo; es una bienvenida cálida al estado de Guerrero y a una ciudad que, a partir de un renacer turístico, nos hace recordar lo que nos da identidad como mexicanos.

Un texto de Eunice Cruz

En los últimos años se ha estigmatizado a Iguala por la tragedia de Ayotzinapa, lo que nubla el hecho de que esta ciudad es protagonista importante de la historia de México en un sentido mucho más positivo. En Iguala tuvo lugar la consumación de la gesta de Independencia nacional y fue allí donde nació la bandera que nos da identidad, lo que explica que uno de sus monumentos más notables sea la asta de 113 metros donde ondea una impresionante enseña monumental.

Desde el mirador en el cerro Tehuehue, al pie del asta, hay una vista global de esta ciudad guerrerense que intenta renacer al turismo. Sus calles remontan a la historia, pero no forzosamente a la que como nos contaban en los libros de texto. Estando en Iguala se podrá encontrar a personajes históricos como Vicente Guerrero, pero también al defenestrado Agustín de Iturbide.

La historia de México contada desde Iguala se siente en la piel, incluso, los pulmones sienten una oxigenación diferente, pues el municipio de Iguala está rodeado por nueve cerros: Tuxpan, Platanillo, Silleta, Mezacaltepec, Encinal, Caballo, Los Anteojos y Pueblo.

El cronista oficial, Guillermo de la Cruz, un hombre a quien apasiona la historia de esta región, comparte con orgullo que los colores de la bandera mexicana representan las tres garantías que Iturbide dejó como legado, el color blanco significa la religión católica, el verde representa la independencia y el color rojo la unión. “Sigue vigente, ¿Qué no es el rojo de unión lo que más nos hace falta ahora en el país?”, pregunta.

Alejada de la Autopista del Sol, la super ruta a Acapulco, Iguala ha decidido ponerse guapa, como afirma uno de los programas municipales de remozamiento urbano, y le da prioridad a mejorar la imagen urbana del municipio. En ese sentido, Iguala sí que está cambiando, en sus calles no se ve una basura callejera, se han rehabilitado parques y se ha impulsado el pintado de fachadas.

Febrero, como cada año, será el mes para realizar la tradicional Feria de la Bandera, la fiesta más esperada de Iguala que ya comenzó y estará activa hasta el 5 de marzo.

En ese sentido, los igualenses celebran con música, museos, historia, cultura y gastronomía, las actividades son para toda la familia, hay desfiles por las principales calles de la ciudad, palenque de gallos, circuito de juegos mecánicos, exposición ganadera, muestra gastronómica y venta de artesanías.

Pero si hay algo a lo que debe prestarse especial atención es a la gastronomía, la que conquista todos los sentidos, los platillos igualanses atrapan desde que están a la vista.

Iguala deleita el paladar de sus visitantes con un sazón único, pues conserva recetas como un legado. Entre sus platillos típicos esta la cochinita (nada que ver con Yucatán, se trata de una cocción de puerco en chiles pasilla y guajillo) y, por supuesto, el pozole.

…pero de la gastronomía, ya hablaremos con mayor detalle muy pronto.