Una de las situaciones más terribles de la Ciudad de México es el ataque a las mujeres. La incapacidad de la Fiscalía local, a cargo de Ernestina Godoy, la nada memorable MP iztapalapense que accedió al cargo en un simple reparto de cuotas morenistas, provoca que casi nada se mueva en ese tema… claro, hasta que se trata de atacar a un fiscal en Morelos (impresentable, ciertamente) que el también impresentable Cuauhtémoca Blanco no quiere allí.
Con un poco de atención, resultarán irrisorias las marometas de Sheinbaum, no para explicar el feminicidio que trató de sepultar la Fiscalía morelense, sino para decir «ese fiscal viene de la adminsitración pasada», «el gobernador no eligió al fiscal de Morelos…», al igual que el uso de su fiel servidora, la supuestamente autónoma fiscal Godoy.
Sheinbaum es la misma que dejo pasar de ladito el asunto de SEDUVI y un acosador, casi que terminó con un final trágico en lugar de procesar y dar ejemplo. Es la encubridora de los Salgado de Tláhuac, a quienes ya dio una secretaría en su gabinete y de quienes no le preocupan las acusaciones de ataques sexuales físicos.
En efecto, Rigoberto Salgado, el cabecilla del clan acusado de acosar y atacar a los servidores de la Nación que trabajaban en Tláhuac, estuvo hoy codo con codo con la jefa de Gobierno (ver notas: Acoso, eludir la ley)
¿Revisamos los casos de ataques a mujeres y como los atiende la fiscalía? ¿revisamos casos específicos en los que se deja escapar a los agresores o en los que el MP muestra incapacidad hasta para levantar la denuncia e iniciar la carpeta de investigación? ¿mostramos cómo se manejan los expedientes en las fiscalías especializadas?
Posdata: Por cierto, la forma en la que el cuerpo de la jovencita fue llevado y abandonado es suficiente para abrir la carpeta de feminicidio. Sheinabum está apostando a desacreditar lo que expuso el fiscal, ¿está segura de sus aseveraciones sobre muerte por golpes o está construyendo su propio enredo estilo Ayotzinapa?