Con mucha frecuencia se confunden los significados.

Necedad es simplemente ignorancia.

Terquedad, tozudez, persistencia, contumacia, obstinación, obcecación, son otra cosa. A veces resultan positivas, si el motivo de tanta perseverancia es, en efecto, positivo. En otro sentido las cosas pueden derivar en obsesiones patológicas.

Se puede ser ignorante y al mismo tiempo terco. También se puede ser terco en la virtud, aplicado, comprometido. Pero cuando alguien se mete en algo, con pleno desconocimiento del tema, se expone a dos cosas: el ridículo o el desprecio.

Una mezcla terrible de estas actitudes es cuando alguien, desde la ignorancia total, pretende gobernarlo todo: la casa, la vecindad, la cuadra, la colonia, la ciudad, el país y por si fuera poco, el mundo; dictar la palabra final en asuntos energéticos, políticos, históricos, médicos, clínicos, científicos, deportivos, veterinarios, industriales y hasta morales.

Ni Diderot logró tal enciclopedismo.

En algunos casos, para irrumpir en materias desconocidas, se busca el consejo de los expertos. Otras veces, cuando no se tienen sabios a la mano, se recurre a charlatanes familiarizados con la terminología de la materia. Como si eso fuera suficiente.

La deficiencia del conocimiento se suple con otra ignorancia, entonces el hambre y las ganas de comer se dan la mano y se van al banquete de las vanidades.

Algo así le acaba de pasar al presidente de México quien por sus pistolas se ha puesto a darle órdenes –o respetuosas peticiones o comedidos apremios–, a la Organización Mundial de la Salud cuyo director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus (como si fuera rey de España), le pidió a Don Andrés Manuel poner a sus expertos (¿cuales?) para hacer de su conocimiento cómo se desarrolla el proceso para certificar una vacuna.


Rafael Cardona | El Cristalazo


“Si tienen (los imaginarios expertos) alguna inquietud del presidente de México, pueden preguntarnos, pueden enviarnos un mensaje y podemos darles una respuesta, pero esta es la primera vez que recibo información de sus preocupaciones’’.

Y a pesar de esta contestación, ofrecida cuando se divulgaba una carta no remitida todavía a la OMS, nuestro Señor Presidente nos dijo: le he pedido a López Gatell (a buen santo se encomienda), una carta para firmarla yo.

Obviamente la palabra experto y su significado real tienen distintas dimensiones en el Palacio Nacional de México y el Palacio de las Naciones de Ginebra, donde se aloja la sede de la OMS. Para el presidente, López Gatel es un experto epidemiólogo. Para la OMS, es un charlatán de feria.

“…Es increíble que se estén aplicando una o dos o tres vacunas en millones de dosis y que no tengan un reconocimiento (de la OMS) porque no están en fase de prueba….” dijo el presidente quien al escuchar el descolón diplomático de Mr. Adhanon, y su alusión a la ignorancia del quejoso y la conveniencia de asesorarse por expertos dispuestos a conocer Ginebra, le pidió templanza.

No se enoje, nomás apúrese, le recomendó.

Y el otro dijo, ajá, orita, jefe.

Ni cuando Mr. Donald Trump (otro necio de solemnidad), abandonó la Organización Mundial de la Salud por desacuerdos con su pésima estrategia ante la pandemia.

Por una parte el presidente dice, cómo es posible rechazar a viajeros cuya vacunación se hizo con fármacos parcialmente autorizados y después rechazar a quienes pretenden viajar tras haber sido inyectados con biológicos chinos o rusos.

…Mucha gente –dijo– necesita tener su certificado de salud, porque muchos trabajan y tienen que ir a Estados Unidos, pero ahí solo aceptan a los que recibieron el biológico autorizado por la OMS, pero ésta, a su vez, lleva mucho tiempo sin autorizar diversas vacunas, argumentando que no le han mandado todos los documentos y los protocolos.

Pues quienes deben agilizar sus actividades, son quienes no han enviado los documentos probatorios de la efectividad de sus vacunas, no quien los requiere para satisfacer requisitos científicos.

No todos en el mundo son como López “Gatinflas”.

Total, otro desfiguro.

Rafael Cardona | El Cristalazo

Author: Rafael Cardona

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