Si no estuviéramos tan absortos en otros temas deberíamos poner un poco más de atención en las cuestiones petroleras recientes donde todo parece ir de mal en peor. Primero dos casos criminales relacionados con Pemex refinación.Uno de ellos el fraude por 13 millones de dólares con falsas compras realizado por la señora ex subdirectora comercial de Destilados Intermedios de PMI Comercio Internacional, María Karen Miyasaki Hara.
El otro, de dimensiones mucho mayores y más reciente, divulgado ayer por la Associated Press desde Estados Unidos:
“La estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) interpuso una demanda en una corte de Estados Unidos contra particulares y empresas, incluida la gigante química BASF, por el robo y tráfico de condensado de gas natural que supera los 300 millones de dólares desde 2006.
“La empresa estatal mexicana reclama tres veces el monto de los daños causados, según la demanda interpuesta el martes en la Corte Federal de Distrito en Houston, Texas, y de la cual AP obtuvo una copia. Las empresas demandadas son la filial estadounidense de la compañía química alemana BASF, Murphy Energy Corporation, Trammo Petroleum Inc., Valley Fuels y US Petroleum Depot Inc.
«En ocasiones, la cantidad robada alcanzó el 40% de la producción total del concentrado de la Cuenca de Burgos. Desde 2006, el valor total del condensado robado ha superado los 300 millones de dólares», señaló la compañía mexicana”
En esas condiciones surge el problema entre la British Petroleum y el gobierno estadunidense, de cuya naturaleza esencial México no queda ajeno. El derrame petrolero cuyas repercusiones ecológicas regionales son hasta ahora inconmensurables, surge como consecuencia de la falta de control en una plataforma cuya tubería se fracturó después del incendio en la superficie.
Se trata de una de las empresas cuyo cabildeo movía los hilos de buena parte del Congreso mexicano en los tiempos de la furiosa embestida para lograr la aprobación de un reparto de concesiones a diestra y siniestra en favor de perforaciones de profundidad cuyos riesgo vemos hoy como algo cierto y ante los cuales hasta el país más poderoso del mundo tiene problemas para pelear contra los empresarios ingleses.
¿Cuál es el común denominador de las noticias anteriores? La codicia de las empresas privadas y la indefensión de los gobierno para recuperar las riquezas mal aprovechadas o de plano desperdiciadas.
Obviamente alguien dirá, para despilfarros e inmoralidades PEMEX, no las empresas privadas, pero hay una diferencia: una empresa estatal puede ser reorientada. Al menos en teoría sus directivos pueden ser enjuiciados por el Estado (si se decide), pero ese no es el caso del capital privado cuya ley, en muchos casos –ya lo vimos en Cananea–, está más arriba de las decisiones del gobierno.
Por eso es interesante la ponencia del diputado Francisco Rojas, ex Director General de PEMEX Y líder de la fracción del PRI en San Lázaro, sustentada en el Foro “Perspectivas de Desarrollo Económico y Social de las Entidades Petroleras, celebrado en el WTC de Boca del Río, Veracruz.
“No sabemos si por incompetencia o por mala fe, los gobernantes y administradores actuales han provocado la quiebra técnica de Pemex y precipitado al organismo a una crisis profunda, me parece también que con todo el ánimo de privatizarlo.
“En los últimos nueve años, solamente en los últimos nueve años de gobiernos panistas, Pemex ha aportado 6 billones 305 mil millones de pesos al fisco por concepto de ingresos petroleros, pero el gobierno le negó recursos para el mantenimiento adecuado de instalaciones y para la ejecución de proyectos importantísimos.
“Entre ellos, y nada más para empezar, el de la exploración, el mantenimiento de sus instalaciones, la no atención a la petroquímica y tampoco le permitió construir una sola refinería, por lo que las importaciones de petrolíferos y gas licuado en este período –los nueve años- llegaron casi a los 80 mil millones de dólares.Vean ustedes la dimensión de las decisiones que han sido tomadas en estos nueve años, y el significado que tienen en términos económicos”.
En esas condiciones hemos presenciado casi en silencio y con inexplicable resignación el asesinato de la gallina de los huevos de oro. Así se trate de oro negro.
Y en relación con la exploración de las aguas profundas, Rojas explica: Hoy, por supuesto, estamos pagando las consecuencias de haber abandonado la exploración, sobre todo en el sureste y en aguas someras, y como consecuencia de ello, se insiste en concentrar esfuerzos en aguas profundas, a pesar de que experiencias recientes como las que estamos viendo en el Golfo de México, han demostrado que la tecnología de aguas profundas y ultra-profundas aún no está con la madurez y la seguridad suficientes.
“No cabe duda que la explotación la estaba haciendo una las grandes petroleras internacionales, como es la British Petroleum, y aún así se corren este tipo de riesgos”.