El comercio callejero, ambulante es un absurdo, porque no deambula de un lado a otro; no es comercio caminante, es asentamiento precario –en espacios donde la autoridad cobra “derecho de piso” –, en áreas de la ciudad concesionadas a través de la corrupción y los “entres” por debajo del agua, fuente de fortuna para delegados de antaño y alcaldes de hogaño e inagotable manantial de recursos para financiar trabajo político de “organización” y acarreo.
Con ese dinero se fondean campañas electorales y se toleran actividades paralelas al comercio visible, por ejemplo, el tráfico de drogas en escala menor. Narco menudeo, le llaman los eufemísticos. Todo eso se sabe, se conoce, se aprovecha y se tolera. En algunos casos hasta se estimula.
Ningún jefe de gobierno de la ciudad (ninguno, ¿eh?) se ha mantenido ajeno a estos beneficios, hayan sido para sí, o para su causa política, su partido o su movimiento.
Hace unos días se publicó en “La jornada”, parte de un documento policiaco muy interesante. En síntesis, dice:
“…De hecho, 15 de los 45 paraderos (los llamados centros multimodales, donde el comercio informal se asienta irremediablemente), concentran 55 por ciento de la incidencia delictiva en la modalidad de robo, pero los cinco más inseguros de todos –con base en esas cifras oficiales– son los de Tacuba y Tacubaya, en la delegación Miguel Hidalgo; Tepalcates y Acatitla, en Iztapalapa, y el de la calle de Oaxaca, en la Cuauhtémoc.
“…Pero esa ola delictiva no afecta únicamente a los transeúntes que llegan a los paraderos para abordar el Metro, alguna ruta de microbús o autobús, pues la jefatura del Estado Mayor Policial captó las cifras de los robos cometidos en un radio de 300 metros alrededor de los Cetram.
“Derivado de lo anterior, se detalla en el informe que el paradero de Tacuba registra, en promedio, 9.1 por ciento de robos diarios, mientras el de Tacubaya está en 7.5 por ciento; Tepalcates, 4.5 por ciento; Acatitla, 4.4, y el de la calle de Oaxaca, 4.2 por ciento”.
A reserva de analizar los demás paraderos, centrémonos ahora en el de Tacuba. ¿Por qué? Por esta otra publicación aparecida en Reforma el sábado anterior:
En él, los vecinos de Miguel Hidalgo se dirigen al campeón de la mentira y la farsa (Y vaya si tiene competidores en la 4T), el falaz Victor Hugo Romo quien ahora ha querido engañar hasta con la vacunación de los habitantes de su alcaldía. Puras patrañas.
“…Durante toda su gestión le hemos solicitado que elimine la ilegalidad del comercio en vía pública conocida como AMBULANTAJE. Su respuesta, alcalde Romo, tras dos años de gobierno es la misma, con resultados nulos: “No hay plan a seguir”, es un problema de la CDMX (y como es de la ciudad, resulta incurable y crónico), “la pasada administración de la demarcación fue la que otorgó los permisos”, “esta administración no ha otorgado un solo permiso”, “el problema no está regulado y la normatividad que existe es insuficiente”, “no hay facultades legales para sancionar” , “ya van en camino para liberar el punto de ambulantes” y así un largo etcétera. El artículo 115 constitucional señala que el municipio es libre y soberano, no hay excusa para el ambulantaje. Es su responsabilidad.”
En esas condiciones los habitantes de MH y en general de toda la ciudad no tienen ni tendrán nada para impedir el comercio callejero. La informalidad, especialmente ahora estos tiempos de, no es sólo un negocio “tolerado”, sino una necesidad absoluta.
Marcelo Ebrard, en su inicio como jefe del gobierno urbano, “limpió” el Primer Cuadro de comerciantes, los cuales como las golondrinas de Becquer volvieron para colgar sus oscuros “diablitos” de todos los postes del perímetro y más allá.
Los inconformes conminan:
“… exigimos a usted que ajuste su conducta a la ley, la aplique y cumpla sin excepciones: tiene usted cinco días hábiles para presentar su plan para eliminar el ambulantaje que se ha agravado durante su administración en la alcaldía Miguel Hidalgo. En caso contrario acudiremos a las instancias legales competentes.” Qué “meyo…”
Pues quizá vayan a las Naciones Unidas donde tampoco los atenderán porque están ocupados todavía en vender un avión. Pero no lo quiere ni Obama.
Romo nunca les va a hacer caso. Está más ocupado en su reacomodo, en Bejarano, en Claudia.
Lo primero son los “bussines”, my friend.
“GATINFLAS”
¿Y cómo sigue don Hugo?, pues bien cuando está bien y mal cuando no lo está.
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