Cuando el gobierno explica los apagones de principio de semana en el norte del país con el argumento de una pérdida de suministro del gas importado, no hace sino confirmar la más triste de nuestras circunstancias: la dependencia nacional en este y otros muchos campos.

Sin el gas de los texanos a oscuras nos quedamos, podría gritar una enfurecida manifestación, en el año cuando festejamos la consumación de la Independencia (se acabó la Hispania fecunda), pero sobrevivimos en la otra dependencia: la de los Estados Unidos.

Esto nos decía anteayer un noticiario matutino:

“—Luego de que se registrara un apagón que afectó a más de 4 millones de usuarios al norte del país este lunes (algunos hasta por 24 horas), el Centro Nacional de Control de Energía (CENACE) llevó a cabo “cortes de carga rotativos” en las regiones del norte, occidente y oriente del país.

“Tanto la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como la CENACE señalaron que la afectación inicial se originó por las bajas temperaturas que se registran en Texas y que provocaron cortes de suministro de gas. De acuerdo con la CFE, se ha restablecido el servicio eléctrico al 79% en el norte del país”.

Y en los tiempos de la pandemia, pues peor.

El rancio concepto de soberanía cuyo enunciado esta a bien para hablar del extraño enemigo y todo lo demás y el bridón y el acero, en el hijo santanista, simplemente no se sostiene en los tiempos de la globalización y la interdependencia.

Pero otro argumento insostenible es la “previsión” de un programa de almacenamiento de cuya necesidad apenas advierten los grandes administradores de la CFE. Así se dijo:

“La Comisión Federal de Electricidad (CFE) Incluirá el almacenamiento en su estrategia comercial y operativa para minimizar los impactos negativos de movimientos abruptos en los precios y variaciones drásticas en los energéticos, informó en un comunicado.

“Señaló que esta acción otorgaría mayor flexibilidad operativa y representa un mecanismo de protección ante la volatilidad de precios.

“Por ello , la estrategia fue propuesta en la Sesión del Consejo de Administración que encabezó esta tarde Manuel Bartlett, director general de la empresa.

“Adicionalmente, el almacenamiento tiene valor estratégico, pues constituye una manera de mantener reservas de gas natural para enfrentar contingencias en México. Al mismo tiempo, otorga flexibilidad operativa y representa un mecanismo de protección ante la volatilidad de precios”, reiteró”.

Ahora, una vez apagado el gélido norte, el “General de Gas”, Manuel Bartlett, presenta una estrategia, como si eso no fuera requisito previo a la batalla, especialmente cuando ya se ha sufrido una derrota.

Apenas anteayer Bartlett y sus improvisados, se han dado cuenta de esta genialidad: “… el almacenamiento tiene valor estratégico, pues constituye una manera de mantener reservas de gas natural para enfrentar contingencias en México”.

Pero mientras ellos intentan tapar el pozo donde el niño se ha congelado, la incesante maquinartia de la propaganda oficial se fatiga con el rtrinfo de las poquiitas pero nien cacareadas vacunas. Más exhybici`ón de dependencia yh subdesarorlllo.

Hoy se llena de elogios propios la campaña de vacunación, pero sin los extranjeros no habríamos vacunado a nadie. La milenaria cultura mexicana (dicen quienes creen este mito), no ha logrado producir una sola ampolleta contra el Coronavirus. Ni contra otras muchas cosas.

No fabricamos tomógrafos ni equipos de resonancia magnética. Bueno, ni siquiera un automóvil de características populares, ni locomotoras, ni trenes para el Metro cuyas instalaciones son una carcacha. Nuestra mayor hazaña es mantener rodando los mismos microbuses del siglo pasado.

Pero le hemos dado al mundo un ejemplo: para aplicar una vacuna le exigimos al uso paciente (estarse parado al rayo del sol seis o siete horas, cuando bien va la cosa es muestra de paciencia), dos copias de su credencial de elector; dos del CURP (con el cual se inscribió y debería ser obvio requisito cumplido) y una fotografía tomada por un “Correcaminos” o un Servidor de la Nación.

Y luego tienen la desfachatez de negar la utilización promocional y electoral del programa de vacunación. Esto es un delito electoral; pero no será el señor Fiscal de la Fepade, Ortiz Pinchetti (bastante lo segundo y menos lo primero), quien les ponga el alto. Él es íntimo.

Ostentosos, los empleados socio electorales de Morena y el Gobierno, se pavonean entre los ancianos fatigados, como si les estuvieran haciendo un favor con la vacuna, y no hubiera estos indignos hacinamientos y filas interminables para algo de fácil programación.

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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