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Hace unos meses, en la euforia del éxito deportivo (cobrar las cantidades ya sabidas es un triunfo), Javier Aguirre decía de México: es un país jodido, violento; inseguro en el cual no quiero vivir el futuro de mis hijos, pienso acabar con el compromiso del mundial y marcharme a España.

Eso decía y luego se echó para atrás con las orejas tironeadas.

Pero para eso se preparaba sin darse cuenta en el momento de las imprudentes declaraciones (a la radio española en febrero de este año), cuál es desde entonces su verdadero papel: un porrista del gobierno panista de Felipe Calderón por cuya intervención ocupa el cargo desde el cual ahora nos obsequia cursilísimos rollos de patriotismo de utilería, mediante un video –entre otras cosas–, en cuya panorámica escenografía “Iniciativa México” ofrece una melcocha en cuyo texto conviven Jorge Bucay, Og Mandino y Francisco González Bocanegra.

–¿Quiénes promueven al “Vasco” perorando frases de auto ayuda nacional en un luminoso Paseo de la Reforma el día preciso del traslado de las osamentas heroicas de la Columna a la Independencia al Castillo de Chapultepec?

Pues un grupo para gubernamental de relaciones mediáticas llamado “Iniciativa México” cuya naturaleza ha sido descrita así por la revista “Etéctera” especializada en medios de comunicación y fenómenos de comunicación.

“A finales de abril el gobierno acordó con Televisa que la empresa impulsará –como si fuera una propuesta sólo de ésta– lo que ambas partes convinieron en llamar como “Iniciativa México”.

“La fórmula pretende convocar a todos los medios de comunicación posibles, para lo cual ya se incorporaron TV Azteca, Multimedios, Excélsior y El Universal, así como todas las frecuencias de radio del Distrito Federal, por ejemplo, para convocar a la sociedad a participar sobre cinco temas: calidad de vida; desarrollo comunitario; justicia y derechos humanos; buen gobierno y rendición de cuentas y medio ambiente.

“Quedan ausentes los temas de la inseguridad y la violencia”.

Esta iniciativa busca lograr el sueño del Presidente Felipe Calderón para hacer de los medios campos fértiles para “lo bueno”. Decir las buenas y bellas cosas de la patria y no estar nada más con el dale y dale de los muertos y los narcos.

Es, por la amplitud de su cobertura, una especie de “Teletón” de las otras buenas causas. La patria, la bandera, la Selección Nacional…

Ya hace unos días en este mismo espacio dimos cuenta de cómo el señor Aguirre presume y asume con empaque de favorito de la corte el trato preferencial con el cual, lo ha distinguido nuestro bien amado presidente.

Ahora lo confirma otra vez. Aguirre se ha convertido en el nuevo héroe mexicano, si no a la altura del arte, como dijo López Velarde de Cuauhtémoc, sí a la altura del cinismo y la veleidad.

En febrero este era un país jodido del cual uno se debía marchar presuroso. Hoy, es donde suena la “hora de asumir que el cambio requiere del esfuerzo de cada uno de nosotros” con todo y un plan funerario y otro de alumbramiento:

“Habrá que enterrar al México de los complejos y alumbrar al México de los hombre y las mujeres seguros de sí mismos; olvidar al México que siempre espera lo peor y construir el México en el que cada quien trabaja por lo mejor, dejar atrás al México que busca culpables y dar paso al México en el que todos asumimos responsabilidades.

“Es hora de darle vuelta a nuestra historia, pasar del México del sí se puede al México del ya se pudo”.

La dosis de cinismo compartido viene siendo (para citar a Barba Jacob) “undívaga y abierta, como el mar”.

Consuma usted este rollo, si me hace el favor:

“Soy Javier Aguirre y amo a México. No sé si siempre lo entiendo pero sé que siempre lo amo (no ames). Y sé que por alguna razón cada cien años México se propone hacer algo que suena imposible. Se lo propone y lo logra.

“En 1810 parecía imposible que México fuera un país independiente; y lo es. En 1910, parecía imposible que México llegara a ser un país democrático y llegó a serlo.

“Es 2010, el reloj de la historia está sonando de nuevo. Parece imposible ser el gran país seguro, próspero y justo que todos imaginamos, pero nuevamente es hora de soñar y de actuar; hora de decidir si queremos ser el país que se siente predestinado al fracaso o el que se sabe capaz de construir el destino anhelado (¿al grito de guerra de los guerreros, o así nomás?).

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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