Indudablemente hay en el gobierno un cabo suelto. 

O, para decirlo en términos más precisos, un asunto mal comprendido cuando no desentendido del todo cuyo germen de inconformidad crece y crece cada día: el feminismo asociado con la ineptitud para eliminar la violencia contra las mujeres y el resto de la sociedad. 

Tampoco se reconocen cabalmente las circunstancias de tan amplio y furioso movimiento, frente a cuyas propuestas —determinadas y contundentes—, nada valen los capotazos mañaneros de una verborrea interminable, ni la simpleza de calificar la situación como “muy lamentable” o elogiar una preocupación cotidiana pero infructuosa de la cual los enemigos  se aprovechan.

Acciones, no palabrería, dicen las mujeres en el borde de la permanente indignación, mientras la realidad echa a la hoguera de la protesta y el enojo social, un leño más: el terrible caso de la niña Fátima secuestrada en Xochimilco cuando estaba a las puertas de la escuela.

Más allá de la justa protesta, el asunto femenino en todas sus formas de violencia amenaza convertirse en el talón de Aquiles o la cabellera de Sansón de este gobierno, cuya incomprensión de las cosas no se logra ni con la mayor prueba de “cuotismo” ( la distribución de cargos por  cuota de género), en la jefatura de Gobierno de la CDMX y su Fiscalía. 

Mucho menos con un decálogo “respetuoso”, reiterativo y simplón, digno de Guillermo Aguirre y Fierro, el autor de “El brindis del bohemio”, recetado como fervorín en pos de apaciguar a la guerrera Frida.

Tras las violentas protestas del viernes pasado, las cosas no parecen cambiar. 

Este nuevo hecho va a sacudir al gobierno mucho más allá de lo imaginable pues ahora el crimen de “feminicidio infantil” ocurre cuando aun no se seca la sangre de la joven Ingrid, asesinada con brutalidad y cuya muerte extendió la protesta hasta más allá de su muerte debido a la difusión grotesca de sus despojos.

“La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México confirmó (ayer al mediodía)  que con las pruebas de ADN lograron determinar que el cuerpo hallado en la alcaldía Tláhuac corresponde a la niña Fátima de 7 años de edad.

“En conferencia de prensa, el vocero de la institución, Ulises Lara López, indicó además que se ofrecerá una recompensa de dos millones de pesos a quien aporte información que lleve a la localización de las personas que hayan sido partícipes en la desaparición.

“Durante el evento, las autoridades mostraron las grabaciones en donde se ve a la mujer que se llevó de la escuela a la niña Fátima el pasado 11 de febrero y luego abordaron un vehículo blanco.

Ayer las madres indignadas cerraron la calzada de Tlalpan. 

“Al respecto—dijo la cadena internacional Univisión—,  la jefa de gobierno de la capital mexicana, Claudia Sheinbaum, declaró este lunes a través de su cuenta oficial de Twitter que «este crimen no va a quedar impune».

Expresó que «es indignante, aberrante, doloroso que alguien sea capaz de herir a una niña» y aseguró que tanto la Secretaría de Seguridad Pública como la Fiscalía de la ciudad trabajan «con todas sus energías y personal para encontrar a los culpables y llevarlos ante la justicia».

Sin embargo, la respuesta de Sheinbaum no ha satisfecho a los propios usuarios de la misma red social, que critican su inactividad en un caso que fue reportado por primera vez el sábado, poco después del mediodía”.

Si la postura de Claudia Sheinbaum es previsible e insuficiente no lo es menos la actitud del Señor Presidente, quien en su conferencia matutina de ayer abundó sobre la inseguridad  cuya metástasis mantiene en el sobresalto a México:

“…que me digan cuándo se había visto que el presidente de México llevara a cabo, de lunes a viernes de seis a siete de la mañana, una reunión del Gabinete de Seguridad para atender el problema de la violencia…

“…Yo todos los días tengo comunicación con la gente… la mayoría de la gente apoya que el presidente informe todos los días. Eso me lo dicen, me lo externan, pero no soy monedita de oro.

“Imagínense si yo pensara en que tengo la verdad absoluta o que tengo un poder omnímodo, entonces no fuese yo demócrata. 

“La canción de José Alfredo creo que es: ‘Y cuando el pueblo no me quiera, ese día voy a llorar’. 

“No, cuando el pueblo no me quiera voy a llorar y me voy a ir, porque si el pueblo no quiere al gobernante, el gobernante no sirve, es la nada…”

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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