Obviamente toda advertencia es una frase en sí misma. Pero hay palabras significativas, preventivas; capaces de ofrecer una realidad futura. Otras son simplemente huecas piezas de la retórica.
Y en eso de la retórica y el exceso verbal, los árabes, persas y demás pueblos del Levante y Asia, son especialistas. Son, como dice Don Rafael Cansinos Assens en su prodigiosa traducción de “Las mil y una noches”, creadores de fantasías desde la fecunda alma árabe. Pero dejemos en paz la literatura y los cuentos persas de Scherezada.
Mejor recordemos aquella maravillosa bravata de Saddam Hussein cuando les decía a los estadunidenses sobre las consecuencias de una invasión a Irak: “…desataremos la madre de todas las batallas…. la furia del infierno…” Linda frase.
Y fue cierta, pero de otro modo, en esa batalla le dieron en la madre a él, a Irak y los invasores americanos, convirtieron en un infierno la mitad del mundo. El pequeño error fue mayúsculo, si se pudiera decir así: la victoria no fue suya y terminó colgado de una soga, con la lengua de fuera y los pantalones orinados.
Hoy, cuando de un solo golpe, Donald Trump ha cumplido su advertencia de hace unos días; tras el ataque a la embajada americana en Bagdad, es posible ver la diferencia entre la palabrería y la verdadera amenaza.
En los últimos días –recordemos–, se registraron ataques a la base militar americana en Kirku, motivada a su vez, por el ataque estadunidense a Hezbolá. Tres americanos murieron. La respuesta fue fulminante: el creador de Hezbolá, Sulaimani y segundo en el mando militar de Irán fue asesinado.
La palabra asesinato no proviene de los despachos de prensa sino del vocabulario mismo del gobierno del señor Trump, el cual dijo satisfecho de su obra: debimos acabarlo hace mucho tiempo. Lo mismo ocurri
ó cuando EU ultimó aAbu Bakr al-Baghdadi, mando superior de ISIS:
“…Era un hombre enfermo y depravado, y ahora ya no está”, expresó Trump quien se regocijó: murió huyendo, gimiendo, llorando, como un perro…”
Y en ese sentido pues aun están frescas las imágenes de Barack Obama y la horrorizada Hillary Clinton, quienes miraban la transmisión en vivo, cuando fue cercado y ametrallado Osama Bin Laden a quien la venganza americana por el 11-S persiguió hasta la desaparición de su cadáver en el mar.
La frase más simple es: no se andan con cuentos. Lo más terrible, su absoluta capacidad de hacer cualquier cosa en cualquier parte del mundo.
«¡Pagarán un alto precio! Esto no es una advertencia, es una amenaza», afirmó Donald Trump quien irónico y burlón, agregó: «¡Feliz Año Nuevo!».
Hoy tras la muerte de Suleimani, el gobierno de Irak ha soltado otra frase para la carcajada: decidirá si expulsa del país a las tropas estadunidenses en su territorio. Sí, como no.
Ante esto, el secretario de Estado, Mike Pompeo, criticó con dureza esa posibilidad:
“…Los matones les dicen a las fuerzas de seguridad iraquíes que abandonen su deber de proteger la embajada de Estados Unidos en Bagdad y otros lugares donde los estadunidenses trabajan codo con codo con la gente buena de Irak, los iraquíes quieren liberarse del yugo iraní”.
En 1896, Jamal Al-Din Afgani, escribía estas palabras cuya luz iluminó a imanes y combatientes, pero al parecer ahora son inútiles para siempre:
“…los estados islámicos son saqueados y sus bienes les son arrebatados, su territorio esta ocupado por extranjeros, y su riqueza esta en poder de otros. No hay día en que los extranjeros no se apoderen de una parte de las tierras islámicas, ni noche en que los extranjeros no obliguen a un grupo de musulmanes a obedecer su dominio… a veces les llaman salvajes y a veces les consideran despiadados y crueles y por ultimo les consideran animales enloquecidos… ¡que desastre!, ¡que tristeza!
“…los musulmanes han llegado al punto en que el mundo entero ha perdido la esperanza sobre su existencia (porque ) están implacablemente oprimidos en su propia casa. Los extranjeros están asustando constantemente a estos pueblos indefensos con trucos, y haciéndolos desgraciados con engaños y arruinándoles la vida…”
Pero no es necesario ir a los viejos discursos de Al Afgnani, basta con leer esto y reconocer cómo tuvo razón:
“… (Trump) Estados Unidos acaba de gastar dos billones de dólares en equipo militar. ¡Somos los más grandes y, con mucho, los MEJORES del mundo! Si Irán ataca una base estadounidense, o cualquier estadounidense, enviaremos algunos de esos nuevos equipos hermosos a su manera … ¡y sin dudarlo!”…”
Y nadie se podrá oponer…
Que horrible realidad y pensar que » estamos tan cerca de de USA y tan lejos de Dios»