Entre otras muchas cosas el gobierno actual nos ofrece con harta frecuencia clases de historia. Clases para parvulitos, es cierto, plagadas de anécdotas insignificantes, porque los personajes históricos no valen (en contra de la suposición generalizada) por sus apotegmas, sus palabras doradas, sus inscripciones en el mármol sino por cosas mucho más importantes, alejadas de la superficialidad del anecdotario o la fiesta cívica de la escuela primaria.
Pero a los mexicanos nos encantan las palabras. Somos, diría alguien, palabreros y mitoteros.
En ese sentido todo se reduce a los dichos.
Sin embargo, como complemento de esa visión fraseológica de la historia, es necesario (y para ello es fácil aprovechar la generalizada ignorancia de una población medio alfabetizada o con grados mínimos de conocimiento, apenas superiores al nivel secundario, en la mayoría de los casos), convertir la magistratura en labor pedagógica, con auxilio de materiales visuales.
Y el aula mayor es el desfile, o los desfiles. El vestuario, la escenografía.
Desde hace mucho tiempo las ayudantas se llaman “Adelitas” y si es necesario traer una vieja locomotora a pitar y pitar en el Zócalo ya convertido, en el patio de mi casa, es particular, como la añeja tonada infantillo en, pues hágase de tal manera. Si son convenientes los miles de caballos por las calles, hágase de tal manera.
Todo cabe en las clases de historia en el país de los menores de edad, quienes pueden creer en el matrimonio de Carmelita Romero Rubio con Benito Juárez.
La verdad, y para desgracia de todos, la corriente actual del pensamiento consiste en pensar poco. Es más una labor repetitiva y reiterativa de lugares comunes, frases de almanaque. No es historia, es historieta.
Y si antes corríamos, niños a la papelería cercana (la de mi colonia se llamaba ”La Honradez”, y estaba en la calle Eligio Ancona en la venerable colonia Santa María la Ribera; hoy “La ratera”) a buscar estampitas con los retratos y biografías de los héroes, hoy los miramos caracterizados como en una compañía de actores de la legua (todos somos Goyo Dante), en carros alegóricos por la Plaza de la Constitución, con un Maderito barbas de chivo y un Flores Magón sentado en el anarquista escritorio de sus panfletos.
ALERTA
En la ciudad de México la palabra sí, quiere decir quién sabe. Y la palabra no, también.
Si no lo convoco a la cefalea, revise usted estás tres declaraciones. Las primeras son del mes de septiembre. La última, de esta semana, de ayer, para ser preciso.
Si entiende algo, esta columna le agradecerá su explicación, porque las meninges del redactor no dan para comprender a las improvisadas funcionarias capitalinas.
“…La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez Hernández, descartó que en lo que resta del año se pueda dar la Alerta de Género en la capital del país…
“…Mediante un comunicado emitido en su cuenta de Twitter, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, se opuso a la activación de la Alerta de Violencia de Género (AVG) en la Ciudad de México pues argumentó que en los diferentes estados y municipios donde se ha declarado no ha tenido los resultados esperados ya que el fondo es realizar las acciones necesarias para prevenir la violencia de género y no la declaratoria per se…”
¿Per se?; a pus sí…o pus no…
Y la joya de la congruencia:
“…La jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, decretó este jueves la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres en la capital.
“A través de un comunicado publicado en su cuenta de Twitter, @Claudiashein, manifestó que al apoyar a mujeres en su proceso de denuncia, aumentaron las carpetas de investigación y detenciones y, por lo tanto, subió el registro de los delitos de agresión sexual y violaciones.
“Entre octubre de 2018 y octubre de 2019, expuso, subieron en 10% las carpetas de investigación por el delito de violación.
“Todos y todas en esta ciudad debemos decir ALTO, BASTA. Por mi parte enfrento la realidad y mi gobierno defenderá con fuerza a las mujeres, niñas y niños víctimas de los agresores sexuales”, escribió”.
Cuando la Regenta dice, “enfrento la realidad”, en verdad hace una involuntaria confesión del desatino. Si hace dos meses su visión de la realidad era otra e insistía en la inutilidad de la alerta sin mecanismos eficaces de previsión de la violencia, eso prueba cómo ha pasado un año de su gestión jugando a las atinadas, sin atinar.
Esta alerta, lo sabemos, se le podrá untar al queso. Puro rollo.