No se necesita mucho para darse cuenta de cómo el Cartel de Jalisco, Nueva Generación, cometió los aleves y ruines asesinatos del pasado lunes, con toda la intención agregada de exhibir el fracaso de la llamada “Nueva estrategia” del gobierno en materia de inseguridad.
Y digo inseguridad porque ese es el problema. Si hubiera seguridad no se necesitarían ni programas, ni Guardias Nacionales, ni estrategias renovadas, ni revisión es sobre esas novedosas maneras de intentar la pacificación del país.
El Señor Presidente, sin quererlo, les anunció a los delincuentes cuándo podían darle una enorme espectacularidad a sus acciones criminales, en perjuicio de la imagen del gobierno, y en favor de su capacidad de movilizar emboscados y poner en una trampa mortal a los mal armados y peor capacitados policías michoacanos.
Lo hizo el pasado día tres, cuando anunció la futura conferencia de prensa. Dijo: “…“Se va a hacer una presentación de cómo vamos en este problema, que tanto preocupa a los ciudadanos; que es un problema complejo pero que lo estamos atendiendo todos los días y vamos a presentar resultados…”
En esa línea, el gobierno presentó sus estadísticas, sus láminas, su retórica. El CJNG, habló con la boca de sus rifles de asalto.
Más de una docena de muertos; una oncena de heridos y ni uno solo de los delincuentes lesionado o detenido. La guerra relámpago alemana es nada junto a esta emboscada incendiaria y asesina, frente a la cual las palabras de Alfonso Durazo, el secretario (no es broma), de Seguridad, suenan vacías en cuanto al festejado “punto de inflexión”.
Esa capacidad de fuego también la deberían incluir los “bien portados” en sus frecuentes reportes acusatorios contra las Fuerzas Armadas y su “índice de letalidad”. ¿Letalidad? Esta.
Pero cuando no se puede con la realidad; se acude a las estadísticas. Estas sí se pueden interpretar y recrear. Cuando no se pueden ofrecer resultados, como dijo Don Alfonso, se elogian las estrategias renovadas.
A la mañana siguiente, casi con el mismo elenco de funcionarios madrugadores, del día anterior, cuyo trabajo comienza antes el canto del gallo, el Señor Presidente amplió sus dichos del lunes previo.
Y nos confortó a todos:
“…es muy lamentable lo que sucedió. No lo deseamos, estamos ayudando a las autoridades locales, en este caso al gobierno del estado, y vamos a seguir con nuestra estrategia, lo que se planteó el día de ayer.
“Y yo estoy optimista, creo que vamos a lograr la paz en el país, que vamos a lograr evitar estos hechos violentos, que es un proceso, vamos avanzando con mucha firmeza, organizándonos.
“Esta es una zona violenta y vamos a seguir atendiendo las causas que originan esta descomposición social.
“Para nosotros es muy importante el que haya bienestar, que se pueda conseguir la paz con justicia y también con eficiencia en la actividad de protección a los ciudadanos, con la Guardia Nacional y con buena coordinación con los estados, y evitando también el que la autoridad se mezcle con la delincuencia, procurando que no haya contubernio…”
Sin embargo, casi a la misma hora, en los diarios de Michoacán se leía esta noticia:
“…El ataque en contra de policías de Michoacán y del que 14 elementos resultaron muertos es parte de los hechos de violencia lo que «todos los días» ocurren en el país, señaló la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero.
“Descartó que la agresión esté vinculada con el informe que presentó esta mañana el gabinete de seguridad en la conferencia “mañanera”. Dijo que es un asunto que ya investigan las instancias judiciales y al que se dará un seguimiento puntual”. ¡Qué bueno!
Estos ataques tienen consecuencias a veces impensadas. Les dan oportunidad a los funcionarios de mostrar, más allá de la imaginación, los límites de su torpeza. El Secretario de Seguridad (no es broma) de Michoacán, Israel Patrón Reyes, dijo muy orondo, las patrullas no deben andar solas por la Tierra Caliente, deben ir acompañadas por un contingente importante. Cuarenta elementos armados, no son un contingente ni siquiera importante.
Pues sí, deberían llamar a la policía para escoltar a la policía, la cual a su vez debe llamar soldados para cuidar a las tropas y así hasta el infinito, mientras Silvano Aureoles, como loro, dice: eso pasa en Aguililla por no firmar el convenio de coordinación. Osvaldo Maldonado, presidente municipal, muestra el documento de septiembre del 2018.
Como en los cheques no pagados en los munificentes programas de AMLO: faltaba una firma.