La mayor aportación, hasta ahora, de la “IV-T” en el proceso regresivo de la educación nacional (supresión de las evaluaciones, control casi total de las plazas al grupo sindical inconforme, pase automático a los normalistas de todo el país a puestos aún inexistentes, etc), ha sido un alivio para… el gobierno de Oaxaca.
Hoy, con la secretaría de Educación Pública (Federal) convertida casi en un IEEPO (Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca) tamaño nacional, los conflictos magisteriales oaxaqueños ya no pasarán por las capturas urbanas de la CNTE en el centro de la ciudad, ni tendrán al sindicato como promotor de la cohesión de grupos sociales en busca de lo mismo, como sucedió cuando fue creada la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la temible APPO.
La Coordinadora comprendió fue admitida en el Palacio Nacional y tras ocho reuniones con el Ejecutivo, logró dictarle a los legisladores de Morena el contenido de las leyes secundarias, las cuales cancelan dos cosas de un plumazo: la Reforma Educativa del gobierno anterior y el anhelo de excelencia requerido para una educación de calidad.
Como nunca antes la educación es un asunto laboral, de agrupaciones excluyentes y privilegios de grupo, al servicio no de los educandos sino de los educadores, si de tal forma se les pudiera llamar a estos inconformes cuya ley ha prevalecido hasta ahora después de varias conquistas, la más importante de las cuales ha sido el retiro del “estigma”, porque en este país exigir calidad y cumplimiento es estigmatizar, según el diccionario de la nueva corrección política.
Evaluar es punir y capacitar es estigmatizar y si en un tiempo la CNTE fue un brazo electoral de Morena, hoy Morena es un brazo legislativo en favor de la Coordinadora. Los gansos y las escopetas han quedado cada uno en su lugar y cada cual con su clara función bien delimitada.
Pero el gobierno de Oaxaca ha ganado en gobernabilidad.
Ahora le quedan un par de problemas de relativamente fácil solución: los desplazados triquis, protegidos por medidas cautelares hasta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y los damnificados escolares de los sismos de hace un par de años. De lo primero ya hay tratos con la CIDH y los afectados. De lo segundo, pues también es cosa de dinero del Fonden, cuya entrega se viene prometiendo mes con mes, pero ahora sí, dicen quienes empujan del costillar y tiran de la cola al elefante reumático.
Los triquis –por su ventajoso lado–, ya forman parte del paisaje urbano, la peor parte, es cierto, pero su presencia ahí es un negocio de líderes, pues ya han recibido dinero (del gobierno anterior y de este), y lejos de resolverse el problema (fueron empujados al éxodo por un pleito interétnico en San Juan Copala hace ya ocho años), ahora piden más y más les van a dar, incluyendo terrenos para asentarse nuevamente, solución del todo insatisfactoria para quienes ya se han gastado casi 50 millones de pesos en respaldos de los gobiernos estatales y federal.
Además se han multiplicado, porque si al principio eran 130, ahora son más de 600 los cobijados en cada nueva edición de un censo elástico.
Pero esa una cara de Oaxaca.
La otra, por suerte, guarda relación con el único proyecto de infraestructura realmente en marcha de la IV-T, el cual va a dar resultados en un futuro cercano: el corredor transístmico, cuya demora centenaria no debe preocuparnos porque como en Palacio, en Oaxaca, las cosas van despacio.
En un par de meses vendrá México el Primer Ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, porque las empresas de allá, especialmente “Yurbana-Surón”, están interesadas en la creación de parques industriales y manejo de contendores en el proyecto ya dicho, cuya acta de nacimiento fue firmada por don Guadalupe Victoria, nada menos.
Pero mientras en Oaxaca las cosas marchan paso a paso y el estado crece al 3.4 por ciento, en la ciudad de México, un comando de sicarios asesina a seis personas en la ciudad de México, como para confirmar el diagnóstico feliz de la jefa de Gobierno, doña Claudia Sheinbaum, quien nos informó ufana de la reducción de los homicidas en este valle de lágrimas.
Pero no todo se ha podrido en Dinamarca: exultantes los burócratas de la protección civil n os informan el éxito del sismo simulacro de este año.
En los simulacros nadie falla. Todo es felicidad y jolgorio inútil. Esta ciudad ya no sabemos cómo es, si una simulación o una caricatura.
Quizá lo segundo.