Arrollados por una verdad incontestable, sometidos al unívoco designio de un poder absoluto, o casi absoluto, perdidos en los laberintos de una leguleya búsqueda de amparos, controversias, recursos infinitos y a la postre inútiles, los opositores a la palabra presidencial van a ir viendo, cómo — una a una– se caen las murallas de papel de sus obstáculos, y cómo el país se convierte en eso anhelado y descrito, ideado, modelado,  por el Señor Presidente, sin  reparo en atropellos, volcaduras, colapsos o arrasamientos diversos, porque no espera un hombre la cantidad de años como éste ha aguardado para ejercer el poder con fervor de refundación, transformación, de ansia para la historia, cómo para ceder ahora ante los reparos de quienes descreen de sus ideas, de sus manías o de sus grandes ilusiones; no, de ninguna manera, no será condescendiente con esos,  quienes durante años lo cubrieron de burlas y apodos y lo quisieron humillar y lo bloquearon y lo detuvieron; ni una mínima concesión a los desdeñosos de ayer, a los incrédulos, a quienes miraban por encima del hombro los afanes de redención de quien clamaba –con verdad o sin  ella–, por la atención prioritaria a los pobres, por la entrega del dinero público a los desvalidos, quienes formaron así la legión  de los votantes capaz de abrumar las urnas con la mayor votación jamás vista, no, de ninguna manera, ahora se hacen las cosas por la razón más elemental del poder: porque lo digo yo; porque mando y mando bien y si yerro, mando de nuevo y así hasta el infinito, pues míos son el Congreso y el dinero, la recaudación y el petróleo, y manejo las deudas y los pagos y los soldados, los marinos y la Guardia Nacional, y a mi me pertenece el destino pues esa es la maravilla final de ser poderoso, decidir en el presente sobre el rumbo del futuro, y ya no habrá cambios hacia atrás, no habrá jamás contrarrevolución a este movimiento de refundación y de esperanza, y lo deben escuchar bien y memorizarlo quienes tengan lerdo el entendimiento y mermado el conocimiento, por eso ya dejen de estar con las cosas del impacto ambiental en Santa Lucia, pues si mío es el proyecto, míos son  también quienes deciden sobre su viabilidad, ¿o de veras creen posible una secretaría, mi secretaría, capaz de actuar en contra de mis órdenes, de descalificar mis planes, de abortar mis proyectos?, pues no, pues la cambio, la mando a paseo o la envió  a volar en un  avión  atascado en la espera abusiva de un  aeropuerto y San Seacabó como decíamos allá, y si piensan en frenar el tren de la península yucateca, pues lo mismo y –por cierto—, ya hemos entregado los contratos a quienes nos ha parecido mejor hacerlo y no me vengan ahora con  eso de las licitaciones, pues  esas eran para evitar la corrupción, pero nosotros la eludimos con nuestra conducta honesta y valiente, por tal motivo adjudicamos las cosas con velocidad y honestidad, porque nadie puede dudar de nuestra limpieza, ni de nuestra rectitud en cosas antes sucias y mugrientas con la pútrida pasta de la mano untada; no, aquí ya las cosas han cambiado y, como se los dije en Chiapas, podrán decirme Peje pero no soy lagarto y estas canas aquí a la vista son compañeras del colmillito, porque ni soy ingenuo, ni soy tonto y mucho menos, como se lo dije a Trump por escrito, cobarde o pusilánime, para eso hago cantar el tolete cuando le pego  a Doña Blanca por arriba de los 300 de porcentaje, duro con la macana, pues, duro y duro y así en el gobierno, ni un  milímetro fuera de la ruta, porque hemos venido a cambiar, a transformar y no van a ser los abogados de los amparitos quienes con su sabotaje judicial, frenen un cambio, y si ponen mil amparos, mil les vamos a ganar y si son diez mil pues otros tantos y si fuera un millón pues así nos iríamos, y –por cierto– ya les liquidamos sus contratos a los bandidos del aeropuerto de Texcoco, y ahora sí, a construir el sistema aeroportuario del Valle de México cuyas, alas cubrirán de Toluca a Balbuena y parte de Tecámac, a terminar con los residuos del huachicol, a levantar a Petróleos Mexicanos a las alturas jamás soñadas ni por el tata Cárdenas ni por los cleptómanos cuya administración  de la abundancia nada más abundó para ellos, y así son las cosas en esta mañana cuando ya casi se acaba el mes de julio y comienzan caniculares las semanas de agosto y  los chiles en nogada, pues cómo pensaban; ¿creían  en un  futuro distinto, en un mundo igual, nada  más recubierto con el barniz de una nueva declamación?, no, perdone usted, pero las cosas así van a ser ahora, y si estorban los órganos esos dizque autónomos cuya independencia nada más sirve para enquistarse como pequeños principados de las burocracias doradas, los vamos a eliminar así como se espanta una mosca de la mesa, pues, así nomás, y ya pueden pegar gritos en el cielo; no es posible gastar tanto dinero en instituciones para ver cómo se rayan sus directores o sus secretarios ejecutivos en labores inútiles, en vez de entregarles el dinero en su mano a los pobres, pues, si ni siquiera se necesita tanta ciencia, lo único importante es la voluntad, y así me lo decían toda la vida, esto no se puede, los segundos pisos (¿’se acuerdan), se van a caer, no hacen falta y ahora no hay ciudad en la república sin sus pasos elevados; puros copiones, puros imitadores, como sucedió con las pensiones, y  ahora todos compiten en ver cómo  reparten con tarjetas rosa, con haberes diversos y programas calcados, ¿se acuerdan cuando me decían populista, demagogo porque les daba atención a los ancianos, apoyo, pues, porque eso de dinero así nomás suena como limosna, apoyo; respaldo, cuidado, protección, solidaridad, comprensión, todo eso?,  todos esos valores morales de una República fraterna, solidaria, humanizada, sin  espacio para la venganza, pero sin aprovechamiento  para el olvido, ¿verdad?, pues tampoco estamos para no darnos cuenta de quiénes y cómo nos quieren bajar del caballo, como se decía en los tiempos de la revolución, pero no serán los fifíes de la prensa corrupta quienes nos digan como hacer las cosas, y ya pueden seguir chillando por la falta del embute porque nosotros no los necesitamos y se los digo cada mañana y los dejo soltar sus escapes de vapor enojado, porque a la hora de la hora van a venir a tomar agua al río, y yo diré cuanto y cuando, y mientras, pues gocen sus cuartillas de odio, digan sus necedades, sus terquedades, pues nosotros somos inmunes a la calumnia y de ella –como dijo aquel–, hemos de salir ilesos y con las plumas limpias, y ellos pueden quedarse en el pantano de su incapacidad, porque parecen no darse cuenta, el poder puede y los demás nada más miran cómo puede el otro, el dueño del poder y por eso ahora tenemos un  partido, un movimiento en dinámica constante (gran cosa eso de la dinámica, no lo olviden), y les vamos a ganar todas las elecciones posibles, como en Puebla, como en Baja California, con Bonillas o con Barbosas o como vengan las cosas,  y  no les vamos a dar espacio para sus rabietas y vamos a terminar con todos los proyectos ya anunciados y si se debe cambiar se cambiará para seguir en la misma regeneración nacional, porque no estamos aquí ni para fracasar ni para sentir el mordisco del tiempo, y ya les dije, sin reelección, pero con dedicación vamos a cambiar este país y sus oposiciones no servirán, son tan estériles, inútiles e imprácticas, como los sueños en una noche de verano.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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