El siniestro intento del gobierno de Baja California, con la maniobra del Congreso Estatal debidamente estimulado por Jaime Bonilla, para prolongar su mandato, más allá de las condiciones electorales pactadas en el reciente proceso, no es sino el ensayo de una futura manipulación cuyo propósito llevaría a extender (hasta) el mandato presidencial por dos, tres o más años.
No son lo mismo, en términos estrictos, una reelección y una extensión. Alguien podría decir, no me quiero reelegir, pero me quiero extender.
Prolongar los plazos de un término constitucional con el auxilio dócil de una mayoría legislativa sumisa y dominada, produce los mismos efectos pero de manera huizahchera y leguleya, como se ha hecho en BCS.
Logra los mismos efectos: saciar temporalmente la inagotable sed de poder de quienes hoy manejan Morena.
Al menos eso se desprende de la lectura de un imprescindible texto publicado ayer en “La jornada” por el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quien con esta colaboración confirma una vez más su calidad moral y política.
Visto el albazo, como él lo llama, el ingeniero hace algunas preguntas. Destaco esta:
“¿Y por qué no suponer que el Congreso de la Unión pudiera pensar en una reforma constitucional que facultara a los congresos de todas las entidades federativas y a sí mismo para alargar o acortar mandatos de funcionarios electos en cualquier momento, en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial?
“Muy grave me parece que la presidenta del partido mayoritario del país, que proclama la vigencia del estado de derecho y el riguroso cumplimiento de la ley, considere que prolongar por tres años el mandato del gobernador electo de Baja California es una decisión intrascendente, de cajón, de un Congreso local, como pudiera haber sido cualquier otra. La inocencia no es creíble en este caso”.
La reflexión del respetado político y hombre de Estado (aun cuando nunca haya sido jefe de Estado), es clara y no deja espacio para dudas ni para concesiones:
“…Ha sido no sólo una maniobra sucia, sino que 21 diputados, en una sesión legislativa convocada al vapor y que puede decirse realizada en lo oscurito, están pretendiendo sustituir el mandato surgido de una elección democrática, declarada legal por la autoridad correspondiente.
“Los ciudadanos de Baja California eligieron a un gobernador que próximamente debe tomar posesión del cargo para desempeñarse en un periodo de dos años; 21 diputados de los partidos Acción Nacional, Morena, Revolucionario Institucional, del Trabajo, Movimiento Ciudadano, de la Revolución Democrática y Transformemos, pasando por encima de una elección y de la voluntad ciudadana expresada en mayoría el pasado 1º de julio, decidieron regalar a su gobernador electo tres años más de gracia en el cargo.
“Con esta resolución se atropella la voluntad ciudadana, se viola la ley en su espíritu y letra (por más que el voto legislativo se haya dado según procedimientos establecidos en la ley local), se rompe el orden republicano y se lesiona gravemente nuestra aún incipiente democracia”.
En ese sentido valen también la pena los análisis hechos por la Consejera del Instituto Nacional Electoral, Pamela Sanmartín, quien con toda precisión ha señalado la aberración de origen: no es posible convertir a un Congreso en actor electoral por encima de la voluntad manifiesta y confirmada de los ciudadanos.
“…La capacidad electoral y la posibilidad de votar y ser votado, constitucionalmente consagradas, les corresponder a los ciudadanos en libertad –ha dicho–, no a los legisladores en bloques súbitos. Lo votado tenía plazos y características a las cuales todos se plegaron. Cualquier modificación de términos y demás, se debería –en todo caso–, hacer antes y no después de los procesos legalmente desarrollados”.
El ingeniero Cárdenas abunda en el análisis de esta marranada:
“…Con esta resolución se atropella la voluntad ciudadana, se viola la ley en su espíritu y letra (por más que el voto legislativo se haya dado según procedimientos establecidos en la ley local), se rompe el orden republicano y se lesiona gravemente nuestra aún incipiente democracia.
“La mayoría de los diputados del Congreso local y los partidarios de la prolongación del mandato pretenden que se crea que se trata de una reforma tomada en beneficio del pueblo y el estado de Baja California. Pretenden hacer creer a la opinión pública que se trató de una sesión de Congreso como ha habido y habrá muchas más, que responde al sentir del pueblo bajacaliforniano, que hasta donde se sabe, la reforma, como se dice corrientemente, le pasó de noche”.