Los cambios ecológicos producidos mayormente por el progreso humano en cumplimento abusivo de aquel mandato del génesis en el cual Dios le dice al hombre (no al hombre y a la mujer porque en la Biblia se desconoce la corrección política de igualdad de género y para prueba basta una costilla):

“…Fructificad y multiplicaos; y henchid la tierra y sojuzgadla; y tened dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves de los cielos y sobre todas las bestias que se mueven sobre la tierra…” nos están llevando a todos a un  lugar muy cercano del rancho de don Andrés Manuel.

Hace unos días, a Organización de las Naciones Unidas, cuya utilidad se reduce a producir estadísticas y estudios sin  aplicación  inmediata, dio a conocer un informe según  el cual, la capacidad depredadora de los humanos mantiene en  riesgo de extinción un millón de especies, entre las cuales –para desgracia de los hoteleros de Cancún–, no están las algas gigantes llamadas sargazos, cuyo mitológico mar se tragaba galeones y fragatas y hoy se extiende a las blancas arenas de las playas del Caribe Mexicano, con grave perjuicio para la maltrecha economía nacional.

Resulta imposible cifra aquí el listado de ese millón  de formas de vida amenazadas de muerte, pero basten estos datos generales para erizar el cuello del más insensible de los lectores.

“El informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES), el mayor elaborado hasta la fecha y presentado ayer en París, acusa al depredador humano de esquilmar los recursos de la tierra y el mar, del cambio climático, de la contaminación y de la introducción de especies invasores, que ha llevado a que la tasa de extinción actual sea ya “entre decenas y cientos de veces más alta que el promedio experimentado en los últimos 10 millones de años…

“…En concreto, están en peligro más del 40% de las especies de anfibios, un 33% de los arrecifes de coral y más de un tercio de los mamíferos marinos. Una estimación provisional sitúa en un 10% el porcentaje de especies de insectos amenazados, entre ellos las abejas, vitales para la polinización”.

Pero no es necesario para este tipo de preocupaciones leer el informe de la ONU. Bastaría caminar por la calle de Mayorazgo, en el ya también desaparecido pueblo de Xoco (lo único vivo es el panteón), cuyo camellón estaba poblado por esbeltos árboles y ahora permanece decorado por tocones. El tocón es como el muñón de un brazo amputado.

Y en este caso nos encontramos con algo extraño: supuestamente los árboles fueron talados después de un Permiso Administrativo Temporal Revocable, lo cual es absurdo. Si alguien tiene un permiso (asó sea “Revocable” y “Temporal”) para cortar un ahuehuete, ¿cómo replanta el árbol cuando el permiso haya sido revocado?

Misterios de la burocracia, como también lo es la declaración altamente indignada de la señora regenta de la ciudad de México, dona Claudia Sheinbaum, quien dice:

“No puede convertirse la ciudad en lugar donde cualquiera puede quitar un árbol (aquí fueron 50 y no quitados; cortados), sin permisos.”

–¿Entonces, tenían  permiso administrativo temporal revocable o no lo tenían. Y si se les había concedido, ¿por qué entonces se les multa hasta con 50 millones de pesos si lo temporal y lo revocable les permitía talar?

En michos sentidos Mitikah (¿dónde está la “mítica” gramática), es como las algas: se ha ido extendido a ciencia y paciencia de quienes de ello se han beneficiado y amenaza con  ligera hasta los confines de Benito Juárez.

  Más misterios (12 de marzo): 

“…El Gobierno de la Ciudad de México negó el permiso de impacto urbano para la construcción de una torre del proyecto Mítikah, en la alcaldía Coyoacán.

“Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la Ciudad de México, explicó que la Seduvi revisó la obra -sin especificar de qué torre del proyecto se trata- y negó la autorización debido a que la zona ha sido impactada por una serie de desarrollos -sobre todo en el pueblo originario de Xoco-, y que más proyectos no son viables en términos de agua y movilidad.

“No obstante, sí se construirán otros proyectos que ya tenían autorización en el predio, como un centro comercial, los cuales deberán cumplir con las obras de mitigación.

«Es lo nuevo, (lo) que ya no se está autorizando», dijo la mandataria local. (¡Ajá…!)

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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