No hace falta hurgar demasiado en archivos o conferencias especializadas. Desde hace por lo menos cuarenta o más años, quizá desde la terminación del Drenaje Profundo, en el sexenio de Luis Echeverría, se advirtió en todos los tonos posibles la necesidad de racionalizar el consumo de agua en la ciudad, para lo cual era —y es— necesario frenar la expansión de los municipios periféricos, detener la conurbación y descentralizar las actividades nacionales.

Carlos Hank tenía una frase ilustrativa del verdadero problema: tenemos concentrado un tercio de la actividad nacional, en la punta de un alfiler. Y hoy ese pico ha llegado a una situación insostenible, agravada por el populismo izquierdista bajo cuya mala administración vivimos desde el gobierno de Cuauhtémoc Cárdenas y ahora va camino del agravamiento con el gobierno de la Cuarta Transformación y primera Regencia de Morena, con una Constitución de pipiripau; un Congreso de pacotilla y 16 alcaldes clientelares o testimoniales en algunos casos. Pero todos orientados a multiplicar los negocios por 16, primero y luego por dos (los cabildos cuentan) después.

Pero las advertencias por el consumo desmesurado de agua, su desperdicio y la dificultad para su obtención, su conducción y su distribución, no son el eje central de las preocupaciones del futuro gobierno innovador cuyo advenimiento Claudia Sheinbaum nos ha prometido.

Se gastará más dinero (casi un tercio del presupuesto) en “programas sociales” (así se llama la compra anticipada de votos mediante el agradecimiento gástrico), de cuanto se vaya a destinar a la captación de agua pluvial, su tratamiento, su almacenamiento y su disponibilidad.

Pero los especialistas mexicanos claman en el desierto, imagen hartamente sugerente cuando se habla del futuro seco de una ciudad de veinte millones de personas, si dejamos de lado las delimitaciones políticas. El monstruo urbano, la megalópolis, no es ya una concentración sensata. Por este camino no hay sustentabilidad posible.

Hace unos días la Organización Mundial Para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), cuyos diagnósticos casi siempre son desfavorables para México en todos los campos, especialmente con la comparación con el resto de los ahí representados (pésimos lugares en educación, en corrupción, en productividad, etc.), dijo lo siguiente en relación con este magno problema:

“…(Reforma).- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) señalan que la Ciudad enfrenta desafíos en la seguridad de suministro de agua, hundimiento de tierras vinculado al agua subterránea, prevención y manejo de inundaciones y contaminación del líquido.

“El acceso al agua potable y el saneamiento es desafiado por el rápido crecimiento demográfico”, comentó Oriana Romano, analista de la OCDE…

“En la Ciudad de México, de acuerdo con la Organización, 15 por ciento de la población recibe agua sólo 8 horas al día y 10 por ciento, menos de dos veces por semana.

“Dentro de la misma urbe las áreas con población de mayor ingreso consumen hasta 600 litros de agua doméstica por habitante al día; en tanto que las zonas con menos ingresos, alrededor de 20 litros por persona al día. Además, la OCDE calcula que 4 por ciento de la población en la ­CDMX recibe agua contaminada”.

Pero no es sólo esa organización. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una de cuyas líneas de financiamiento es el saneamiento de las condiciones de vida en Iberoamérica, financiando obras de agua potable, drenaje y potabilización, también tiene un punto de vista agudo sobre nuestro caso:

“(op cit).- Rodrigo Riquelme, especialista de agua y saneamiento del BID, subrayó que la capital debe garantizar la sustentabilidad hídrica, es decir, que el agua con la que se está abasteciendo a la población, a la industria y a los distintos servicios, sea igual o menor a la que está entrando al acuífero y a los ríos para recargarse.

“En el Valle de México tenemos un déficit muy importante de recarga de los recursos hídricos, porque llevamos muchos años sacando más agua de la que se puede reponer”, remarcó Riquelme.

“En cuanto a las tarifas por el servicio, los organismos internacionales llaman a que los operadores entiendan cuánto vale producir el agua para determinar los subsidios necesarios.

“Se puede pensar mejor el cobro porque el agua es muy barata para algunos y muy cara para otros…”

Optimismo

El diputado Ramírez Cuellar, presidente de la Comisión de Presupuesto de Morena en la Cámara de Diputados, presenta las cuentas con las actuales se pretende cumplir con todas las promesas del actual Presidente Electo, y además dice: vamos a crecer al 4 por ciento.

Dentro de un año veremos si fue así.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

1 thought on “El agua, advertencias tardías, oídos sordos”

  1. Pues dice usted bienes un problema que tiene años y aun cuando la gente la consuma racionalmente, tarde o temprano no les alcanzará. Muy a mi pesar apoyo el proyecto de AMLO para sacar dependencias de la CDMX .

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