Posiblemente usted sea uno de los muchos estremecidos por las palabras amenazantes del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para quien la caravana centroamericana es una grave amenaza a la seguridad nacional de su país y cuya marcha al norte debe ser evitada, a tiros si fuera necesario. No importa si se ha retractado en uno de sus frecuentes ataques de amnesia cínica.
Trump ha puesto como ejemplo de la barbarie de los invasores el portazo, o los varios portazos, ocurrido en la frontera sur de México, cuando los hondureños y demás, furiosos, rompieron la débil seguridad mexicana y se metieron —por el puente o por el río— estimulados, además, por las promesas de buen trato; albergue o asilo, empleo, escuela y sanatorio, de los comprensivos y humanitarios mexicanos.
Y ante ese panorama de piedras y gases repelentes, Trump ha dicho, para fines de seguridad: lo mismo es una piedra o un fusil. Son iguales la roca y el rifle, entonces vamos a responder a tiros si nos lanzan piedras desde el sur indocumentado.
“En un mensaje desde la Casa Blanca, este 01 de noviembre, Donald Trump advirtió que si los integrantes de las caravanas de migrantes lanzan piedras contra los soldados estadunidenses en la frontera de su país con México, serán consideradas como armas de fuego.
“Trump hizo este comentario en alusión a las informaciones sobre el lanzamiento de piedras contra policías en México por parte de algunos integrantes de la caravana.
“Si le tiran piedras a nuestros soldados, como hicieron con los mexicanos, yo le digo a nuestros militares que consideren esas piedras como si fueran armas de fuego, como si fueran rifles” e insistió: “Si alguien lanza piedras —como hicieron en México— se les podrá disparar”.
“Trump dijo que pondrá fin al “abusado” sistema de asilo de EU.
“El pasado 29 de octubre una persona murió y varias resultaron heridas como resultado de choques violentos entre migrantes centroamericanos y policías mexicanos desplegados en la frontera con Guatemala”.
Pero la respuesta con armas de fuego en la frontera no es una ocurrencia nueva de Donald Trump. Ni siquiera en eso es original el bárbaro.
Disparar contra indocumentados en la ribera del Bravo es una tradición estadunidense, una especie de deporte frecuente practicado por los agentes de la policía fronteriza. Un divertimento para calmar el hastío de la vigilancia infructuosa. Y además, con aval judicial. Ni siquiera se necesita el Ejército para eso.
Veamos estas dos informaciones. Una es del 2015, la otra del 2011.
“ (Los) Agentes fronterizos estadunidenses no deberán tener permiso de los tribunales para disparar a la gente en México, dice el diario británico The Guardian.
“Ésa es la entrada de una nota publicada hoy por Guinevere E. Moore.
“Y es que una Corte determinó que si un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos dispara desde la orilla del Río Grande (Río Bravo en México) hacia la cabeza de un ciudadano desarmado que se encuentre del lado mexicano, la sanción para el agente será de 3 días de “permiso” administrativo.
“Pero ya no será castigado ni podrá ser llevado a juicio.
“Esto no es suficiente castigo”, indica el medio británico. La Corte declaró concluida “la veda”, agrega, para poder dispararle a los mexicanos a lo largo de la frontera.
“Y de esta forma, indica The Guardian, los agentes de la Patrulla Fronteriza pueden disparar con toda impunidad a los extranjeros que se encuentren del lado mexicano y que se sitúen a tan sólo unos metros de territorio estadunidense.
“De acuerdo con una decisión tomada la semana pasada por la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito estadunidense, los agentes que disparan y matan a la gente en México mientras está de pie cerca de suelo estadunidense nunca tendrán más que sanciones por parte de sus agencias administrativas.
“Ningún tribunal volverá a examinar estas medidas y las familias de las víctimas se quedarán sin justicia, dice el diario británico”.
Preguntarnos cuál ha sido la respuesta oficial del gobierno mexicano ante este atropello fronterizo y esta violación de la soberanía, por un lado, y la notoria violación de los derechos humanos, resultaría ocioso. El gobierno mexicano no tiene ni ha tenido ni tendrá (así hablemos de la octava transformación), capacidad para protestar por las acciones americanas en nuestra contra.
Leamos otra joya de este tipo:
“…Un agente de la Patrulla Fronteriza estadunidense sería el responsable de la muerte de un joven mexicano que intentaba entrar ilegalmente a Estados Unidos, afirmó este miércoles la policía de México.
“Ramsés Barrón, de 17 años, fue encontrado muerto este miércoles por la mañana afuera de un hospital en la fronteriza ciudad de Nogales, Sonora, con una herida de bala, disparada por un agente estadunidense, señaló la policía estatal, citando a testigos.
“Autoridades estadunidenses confirmaron el episodio, explicando que el agente respondió a un ataque con piedras.
“Según trabajadores del hospital, el cuerpo de Barrón fue abandonado frente a sus instalaciones por tres personas.
“Barrón intentó cruzar durante la noche la alta valla que separa a Nogales de su ciudad hermana, que lleva el mismo nombre, en el estado de Arizona, indicó la policía en un comunicado.
“Siendo en ese momento que un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos le disparó con un arma de fuego en una ocasión, cayendo la víctima hacia el lado mexicano sobre un montículo de grava”, informó el comunicado.
“El portavoz de la Patrulla Fronteriza en el sector Tucson, David Jimarez, dijo que un agente se vio involucrado en un incidente por la mañana cerca de la valla, pero que los detalles aún eran poco claros.
“Hubo un agente involucrado en una balacera en Nogales, Arizona, pero los detalles son poco precisos. No tenemos información de lesiones resultado de ese incidente”, mencionó.
“Jimarez dijo que la investigación está en manos de la Oficina Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés), que indicó que los agentes estaban tratando de arrestar a presuntos narcotraficantes, cuando fueron atacados con piedras.
“Un agente de la Patrulla Fronteriza respondió disparando contra una persona que presuntamente estaba lanzando piedras”, dijo el agente especial del FBI, Manuel Johnson.
“En junio, otro joven mexicano falleció en un episodio similar en Ciudad Juárez, Chihuahua, lo que causó indignación en México, que exigió respuestas por el uso excesivo de la fuerza por parte de la Patrulla Fronteriza”.
Así pues la desproporción no necesita las locuras de Trump. La sumisión mexicana de recibir los tiros de este lado de la frontera, tampoco.
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En el año de 2014, un “anarquista” de alquiler, de presencia frecuente en las marchas del “2 de octubre” y similares, subió hasta la cima de la Estela de luz para protestar por cualquier cosa. La policía movilizó a un numeroso grupo de agentes para rescatarlo. Y lo hicieron.
Hace un par de días, en la avenida Francisco Madero e Isabel la Católica, frente a la azotea del Museo del Estanquillo, en una antena de telecomunicaciones, un señor fervoroso en la celebración de la mariguana legal, se encaramó en la estructura y bailó frente a las cámaras de televisión en su muy personal versión del Cirque du soleil.
La policía lo esperó hasta cuando su voluntad lo hizo bajar, no sin antes haber sido persuadido por todos los métodos posibles por personal “especializado”.
Esta columna jamás ha entendido por qué cuando alguno de estos exhibicionistas (o, en algunos casos, suicidad desesperados), quiere hacer lo ya descrito, la policía debe acudir en su auxilio.
Si solos se subieron, pues solos deberían bajarse. Y si en el lapso audaz de su ascenso llamativo se arrojan al vacío y se despedazan en el suelo, pues muy su gusto.
Nada pierde la patria con un payaso menos.
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A partir de mañana comenzará a normalizarse el abasto y la distribución de agua tomará la presión necesaria para dejar en el olvido el episodio de este magno corte de los días finales de octubre y principios de noviembre, lapso en el cual hubo civilidad y resignación para el tandeo en las zonas más afectadas, sin los riesgos de motines o peleas por el líquido rigurosamente custodiado por la policía.
Las reparaciones han sido suficientes, ha dicho José Ramón Amieva, y no se necesitarán otras en el año 2019. Así pues, las tuberías del Cutzamala resistirán un par de años.
A ver si ahora se racionaliza el consumo de agua en la ciudad. La advertencia ha sido severa.