Todo en estos días tiene una interpretación política o al menos politiquera. La sabiduría de los científicos del café y los genios de la tertulia ociosa no conoce reposo ni tiene calma. Todo se argumenta todo se compara, todo se relaciona así las cosas no tengan ninguna relación directa una con otra.
Lo signos, los guiños, las insinuaciones, el sitio en el presídium, la cercanía, la distancia, los rumores, los memes y las mención es, todo cuenta o todo descuenta. Es tiempo de apuestas, es sueño de tahúres de la frivolidad política.
También una forma de sentiré importante y sabio, como esos viejos aficionados de antaño quienes pretendían darle lecciones de muleteo a los diestros a quienes les gritaban, por abajo, por abajo; por arriba, por arriba mientras el matador en turno sudaba la ropa en los afanes de tener a el toro a unos centímetros de los alamares.
Y una de esas oportunidades se dio hace, muy poco tiempo. El día cuando comenzaron las clases en todo el país, el Presidente Enrique Peña, se refirió al secretario de Educación. No habló directamente de él, obviamente, no lo mencionó por su nombre, pero los augures creyeron leer una clara definición, una manifiesta inclinación. Cuando habló de la Reforma Educativa, el Presidente (gran factor electoral en el PRI) dijo con toda contundencia:
“…(Reporte índigo).- Estar contra la reforma educativa es estar contra México, sus niños y jóvenes, advirtió el presidente Enrique Peña Nieto, tras la ceremonia por el inicio del Ciclo Escolar 2017-2018, celebrada este lunes en San Luis Potosí.
“Establece (la reforma) los parámetros de nuestro sistema educativo en el país, ya que asegura al final de cuentas, que la niñez y juventud de nuestro país tengan mejores condiciones y una mejor preparación. Creo que estar en contra de eso es estar en contra de México”, señaló.
“Al ser cuestionado sobre qué pasará con la reforma educativa durante la siguiente administración, el presidente dijo es un programa que está en la Constitución, por lo que es una obligación llevarlo a cabo, sin importar la persona que esté al frente del gobierno.
“En su discurso frente decenas de niños, padres de familia y funcionarios, Peña Nieto aseguró que los verdaderos cambios en el país se logran con determinación y valentía, no con retórica y palabras.
“En el acto, en la escuela «Esfuerzo Indígena» del poblado de San Pedro de las Anonas, ubicado en la Huasteca Potosina, sostuvo que «los frutos de esta reforma se van a apreciar, observar y reconocer cuando (los niños) sean adultos, mayores y actores protagónicos del México del futuro».
Cualquiera de estos analistas de ocasión diría, cuando se habla del futuro, también se habla de EL FUTURO.
Poco antes Peña habían dicho algo importante. El empeño por la educación sobrepasa los límites de cualquier intento anterior. Lea usted:
Este Gobierno, esta Administración ha tenido empeños en distintos ámbitos, pero, sin duda, el más importante, el de mayor trascendencia en el tiempo, ha sido el esfuerzo en materia educativa, para transformar y poner al día el modelo educativo nacional…
“…Antes del 2012, en las dos administraciones anteriores, en 12 años se invirtió en infraestructura educativa 20 mil millones de pesos.
“La inversión que este Gobierno viene realizando, y de aquí al final de la misma, será una inversión, repito, sin precedente: 80 mil millones de pesos invertidos solamente en infraestructura educativa, en poner las escuelas al día y con buenas instalaciones”.
Esas palabras deben haber sonado dulcemente en los oídos de Aurelio Nuño, pues a fin de cuentas esta reforma, con cuyo rostro el gobierno de Enrique Peña busca trascender como ningún otro en los años recientes, pues no había sido la materia educativa motivo de tan desmesurado interés, no tiene sentido si no hay alguien para poner en práctica los contenidos de la reforma.
Y ese encargo le fue confiado a Nuño quien hasta ahora, con todo y sus pifias del comienzo, lleva adelante la encomienda.
¿Serían las palabras presidenciales un augurio? Nadie lo sabe, por eso si para alguien fue un discurso propicio, para otros pudo haber sido uno ominoso. ¿Quién tiene la razón?
TLC
–¿De veras se podrá cancelar todo el TLC?
Se podrá anular un tratado, pero la convivencia y el comercio no se pueden eliminar de un día para otro. Nada más cambiarán las reglas. Será un triunfo de la burocracia americana y los EU no pueden vivir sin actividad comercial.
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