Ahora no importa quién lo haya dicho. Lo notable es la certeza: en este mundo hay verdades, mentiras menores, grandes engaños y… estadísticas.
En el vago lenguaje de los porcentajes y la creencia sublime de creer en la forma de medirlo todo, se basa otro de, los engaños del siglo: si no se puede medir, no existe.
La mercadotecnia, ese arte de fenicios modernos por el cual se logra crear necesidades de comprar sin necesidad de los productos adquiridos y en el cual la compra misma es una actividad fundamental para la vida, se estimula a los potenciales compradores con frases como de mago: el 80 por ciento de la gente ya tiene uno; ¿serás toda la vida parte de una minoría? Y ¡zas!, le endilgan al incauto algo inútil.
Y él se siente a la moda; es decir, parte de algo, aceptado de alguna forma, alejado de la incómoda isla de ser quien es y nada más.
Pero la estadística tiene su gemela, la encuesta. Se trata de preguntarle a la gente (el problema es saber a cuál gente y cómo) sobre cualquier cosa. El porcentaje mayoritario denomina una tendencia, delinea una mayoría y permite tomar decisiones en el nombre de esa parte asumida como representativa de un imaginario todo. Así se miden las tendencias del mercado.
Pero las encuestas se han convertido en herramientas al alcance de cualquiera y con cualquier objetivo. La política, otra forma de practicar el arte del mercado, se ha centrado en tiempos recientes y poco acertados, en decisiones asumidas a partir del lenguaje de la demoscopia, como le llana los cultos al artificio de preguntar y buscar tendencias.
La verdad es más simple: las encuestas son una especie de laboratorio en el cual se diseñan trajes a la medida de los clientes, por eso siempre fallan o casi siempre, para no causar el enojo de ninguno de estos profesionales dedicados a suplanyer al oráculo.
Los partidos políticos gastan fortunas en encuestas. Los demóscopos cobran caro por vender sus espejos de la ilusión: mire usted, licenciado, en la más reciente encuesta, levantada apenas hace tres días, usted tiene la tendencia más favorable y sus negativos han bajado de manera notoria, usted la tiene segura.
Y los levantadores de cuestionarios, casi siempre con preguntas a modo para favorecer a su cliente, con muestras tomadas, en el mejor de los casos, en ámbitos también favorables, se pueden tirar por los montes de la especulación conveniente hasta persuadir a quien les paga de seguirles pagando.
La mayoría de las encuestas, por equívocas, prueban su verdadera condición de fraude, agravado por la forma ruin como se desestiman cuando las decisiones ya han sido tomadas y sólo se les acomoda para favorecer y respaldar un resultado previo.
Por eso la pantomima del Movimiento de Regeneración Nacional para decidir a su candidato al gobierno de la ciudad de México mediante una encuesta es solo un maquillaje tras del cual se esconde el verdadero rostro del único elector válido en ese partido: Andrés Manuel. Lo demás es una patraña.
Sin embargo valga la pena repetir este esfuerzo de objetividad publicado al inicio de este truqueado proceso:
“(La razón).- Una encuesta presencial realizada por la Red de Académicos Universitarios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y otra por el medio oficial informativo de Morena, Regeneración, posicionan a Ricardo Monreal como ganador de la candidatura del partido a la Jefatura de Gobierno. Con lo anterior, el delegado en Cuauhtémoc estaría en las boletas del próximo 1 de julio. En las preferencias lo siguen Claudia Sheinbaum, Martí Batres y Mario Delgado.
“A falta de cualquier información sobre la metodología, procesos y resultados de la consulta aplicada por las Comisiones de Elecciones y Formación de Morena en 800 hogares y 200 cuestionarios en las calles de la capital durante los días 18, 19 y 20 de agosto, ambas encuestas dieron a conocer los resultados de estos ejercicios paralelos.
“El profesor Carlos Colina, representante de los académicos universitarios, precisó que mil catedráticos y alumnos aplicaron 800 cuestionarios en viviendas y 200 en 120 puntos de alta afluencia los días 18 y 19 de agosto.
Los resultados de esta encuesta presentada en la Casa del Académico fueron: Ricardo Monreal, con 27 por ciento; seguido de Claudia Sheinbaum, con 22; Martí Batres, con 19, y Mario Delgado, con 9.
“Hicimos este ejercicio porque consideramos importante conocer el parecer de la ciudadanía de primera mano. Lo que hicimos fue con base en una metodología seria que no fue pagada por nadie y no tratamos de caer en una guerra de encuestas”.
Pero todo esto genera sospechas y suspicacia:
“El jefe delegacional de Cuauhtémoc (Monreal) precisó en días pasados que el órgano encargado de este ejercicio debió solicitar al menos dos encuestas “espejo”, que coadyuven a corroborar los resultados oficiales.
“Que sean dos encuestas espejo porque la encuesta no la va a hacer una empresa dedicada a la mercadología o con experiencia electoral, la va a hacer el órgano interno de Morena.
“Hasta ahora no tenemos las preguntas, no tenemos los cuestionarios ni la metodología de la encuesta. No es desconfianza, pero siendo la CDMX el segundo lugar en importancia, no es cualquier cosa definir a quien dirigirá los esfuerzos”.
Como se sabe en Morena no hay dedazo: hay “dedito”. Lo que diga mi dedito.