La reciente votación en la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura, me lleva de inmediato a una conversación hace ya muchos años con  Teddy Koleck, alcalde de Jerusalén a pocos meses de la unilateral e inamovible declaración del estado judío sobre la condición de ese lugar como su capital histórica

–Eso no tiene discusión alguna, me dijo después de leer una carta de presentación firmada por Mathías Goeritz quien me abrió muchas puertas en un viaje accidentado del ex presidente Luis Echeverría, por Israel, en medio de la furia de los judíos por una intempestiva entrevista entre el Ejecutivo mexicano y Yasser Arafat.

Hoy la UNESCO ha aprobado una resolución generadora de inconformidad en el mundo judío: rechaza su dominio sobre el Monte del Templo y el Kotel, donde se ubica el simbólicamente imprescindible “Muro de los lamentos”.

«Decir que Israel no tiene conexión con Har Habayit (Monte del Templo) y el Kotel (Muro de las Lamentaciones) –afirma la prensa israelita–, es como decir que China no tiene relación con la Gran Muralla china o Egipto con las pirámides.

“La Unesco ha perdido completamente la escasa legitimidad que aún le quedaba», señala el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, en alusión a la resolución adoptada por el Comité Ejecutivo del organismo internacional de Educación, Cultura y Ciencia de la ONU en la que critica duramente las acciones de Israel en Jerusalén y niega la relación del judaísmo con ese lugar santo y disputado. Para el liderazgo palestino, se trata de una «victoria»y «un mensaje a las autoridades israelíes para que cese la ocupación de Jerusalén».

“La parte oriental de la Ciudad Santa, ocupada por Israel a Jordania en la guerra del 67, es reclamada por los palestinos como la capital de su futuro Estado”.

No hace falta ser Torcuato Tasso para buscar la Jerusalén liberada. Todos han querido hacer lo mismo desde hace dos mil años y esa ciudad donde se mata a los profetas, dijo Cristo, no halla la paz ni habrá de conocerla nunca. Todos se disputan su propiedad o al menos su tenencia o su dominio o su cobijo. No es un conflicto resoluble por la sencilla razón de la imposibilidad de negociar la fe. Todo tiene un origen religioso, por so no se puede debatir.

Y una vez más México se ha metido en un embrollo.

Su voto, emitido a pesar de la ausencia de Andrés Roemer, el inexplicable embajador ante la UNESCO, ha generado muchos comentarios entre el deber diplomático y las convicciones personales. Convicciones puramente religiosas, aun cuando también se le podrán dar interpretación es históricas.

“(AP).- El embajador de México ante la UNESCO, Andrés Roemer, —de ascendencia judía— se ausentó de la votación en la que se aprobó una resolución que elimina el vínculo de los judíos con el Muro de los Lamentos, ubicado en el Monte del Templo, en la ciudad vieja de Jerusalén.

“Roemer se salió del salón donde se realizó la votación y regresó minutos después para participar en la discusión de puntos posteriores.

“La decisión de ausentarse ocurrió luego de que el funcionario mexicano pensó en renunciar; sin embargo, tras consultarlo con embajadores de otros países, Roemer decidió mantenerse en el cargo.

“El gesto de Roemer fue reconocido por el embajador de Israel ante organizaciones internacionales, Carmel Shama Acogen.

“Su presencia como amigo es muy apreciada y bienvenida. Espero que podamos continuar trabajando juntos en el futuro.

“Fue conmovedor ver que abandonaste el salón durante la votación para evitar votar en contra de tus creencias. Además, pienso que su decisión de renunciar a su cargo es prematura y apresurada. Estoy seguro de que serás un gran activo para México y amigo de Israel”, aseguró el embajador, en una carta que Roemer publicó en sus redes sociales”.

El laicismo implica separación entre lo jurídico y lo religioso; entre las creencias y las responsabilidades públicas.

Y cuando alguien asume cuestiones de principios personales (no votar por asuntos  “de tus creencias”, como le dice Carmel Shama),  por encima de investiduras  oficiales y contraviene criterios del gobierno por el cual ocupa el sitio, entonces comete una deslealtad.

Nadie podría censurar a un hombre cuyas convicciones están firmes y seguras. Pero si éstas se convierten en una barrera para el desempeño de funciones políticas (así se trate de un improvisado en la diplomacia, como Roemer) , entonces se debe hacer un deslinde y decidir a quien  se quiere servir.

Finalmente la frase de darle a Dios lo suyo y al César cuanto le corresponde, ni es nueva ni es ajena al mundo judío. Se dijo en Jerusalén, hace más de dos mil años.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

Deja una respuesta