Puntada es, de acuerdo con el idioma, cada uno de los agujeros hechos con la aguja para hacer costura y coser con hilo. Puntadas en la tela o en el cuero cuando hay cortadas cuyos bordes deben cerrarse con hilos finos de absorción fácil en la piel, como las tripas del gato, por ejemplo. Pero “puntada” se le dice a cualquier ocurrencia, gracejo, golpe de humor, fallido o no.
Por eso quienes tienen gatos en las tripas, salen de cuando en cuando con “puntadas” estúpidas. “Puntacho”, les decía Manuel Valdés.
Revisemos en este día algunas de esas célebres y monumentales idioteces forradas de iniciativa, ya sea para legislar en el mundo de la ocurrencia o cosas peores.
Por derecho propio, por haberse ganado la reprobación colectiva, por notoriamente irreflexivo y tonto, el sitio de honor en la revisión hebdomadaria, se lo lleva de calle el senador Jorge Luis Preciado. Despreciado. Y no sólo ahora cuando ha propuesto una iniciativa para modificar los criterios de la Ley federal de Armas de Fuego y Explosivos, mediante la cual todos podríamos salir empistolados a la calle; artillar nuestros negocios y convertir la casa en nido de fusiles.
No son cosas dignas de una iniciativa en el Senado de la República, como no es digno de esa cámara tener senadores de la mala calidad del señor Preciado, a quien el Partido Acción Nacional hizo su coordinador parlamentario y su candidato al gobierno de Colima. Sainete tras sainete. Pero eso habla también de la mala calidad el propio partido. Y por favor ahora no comparemos lo malo con lo peor. Los demás (PRD, PRI, etc.) han cometido iguales o peores desfiguros con sus impresentables candidatos.
Ahora se habla nada más de este caso.
De Preciado se recuerda una fiesta con mariachis en el patio del edificio, donde se supuestamente –además de cantar “El rey” y brindar con jugo de agave–, se hace la ley y se vigila la política exterior de este país; se confirman el Pacto Federal; los nombramientos del presidente de la Comisión de Derechos Humanos, el procurador y algunas otras cosas más.
Este señor se ha pasado la vida queriendo pasarse de listo, y por llamar la atención suelta la primera ocurrencia. Por lo general, se le ocurren cosas poco inteligentes, y esta es una de ellas, porque la vida nos lo demuestra: cuando alguien intenta, por sistema, pasarse de listo, termina pasándose de estúpido. O de pendejo, dicen otros más claridosos.
Entonces esa iniciativa, a la cual el Partido Acción Nacional ya le dio la espalda, ni siquiera puede ser tomada como algo serio. Es una mala “puntada”. Es como traer a la Asociación del Rifle de los Estados Unidos a nuestra vid cotidiana, lejos de la lectura misma de la Constitución de este país. A mi me parece una mala idea de un ignorante, un farsante y un hombre de poca inteligencia.
La otra situación de estos días es trágica.
A alguien se le ocurrió permitir –en el inclemente negocio del tráfico de personas– el paso de varios miles de haitianos y algunos africanos (hasta asiáticos, dicen) quienes buscan una nueva vida en los Estados Unidos. Como las fronteras están cerradas sin necesidad del muro de Trump; los morenos pueden pasar de Tijuana.
A ver cuándo alguien nos explica cómo llegaron, expulsados por la miseria y por la tragedia, del Caribe a Tapachula y luego a Tijuana, sembrando dinero a su paso para el disimulo de todo aquel a quien el disimulo convenga. Y ahí se agolpan como pueden, donde Dios les da a entender y en la paciente espera del inevitable estallido violento al cual los empuja acuciosa, la realidad, la burocracia se hincha.
Hace unos días se publicó una fotografía en las primeras planas de los diarios. Una panorámica aérea del centro de Puerto Príncipe, como se llama la capital de Haití. Imposible saberlo: ¿es una zona habitacional o es un tiradero de basura? Allá son sinónimos.
Eso lo dejó un terremoto destructor cuya furia desbarató a ese país, de suyo en ruinas. Y entonces, tiempo después, llegó el huracán Matthew, y como si fuera una enorme aspiradora, se lo llevó todo, todo: la gente, las casas, los animales, los perros, las gallinas y nada más dejó la miseria. Esa es lo único resistente a los huracanes, a los terremotos, a la incuria, al olvido, al subdesarrollo, a la desgracia, a la tragedia, a la herencia de los Duvalier; pero nada puede confortar a ese pueblo en esas condiciones.
México hace como siempre cuando hay una tragedia y nos solidarizamos y les mandamos una ayuda, la ayuda posible en lo inmediato: se mandan aviones con medicinas, se hace un puente aéreo. México siempre responde. Por cierto, en esos días fue el aniversario del Plan DN-III. Gran ceremonia en el Zócalo, estaban los helicópteros y los transportes y los soldados y los marinos, muy bien. Hay forma de ayudar.
Pero, ¿a quiénes vamos a ayudar de manera perdurable, a los haitianos del huracán o a los haitianos de Tijuana?
Porque la única pregunta sigue siendo aquella de líneas arriba, ¿Cómo llegaron estas personas a Tijuana? Algunos de ellos vienen –dicen algunos–, desde Brasil, donde habían ido a trabajar como obreros a la construcción de las obras olímpicas de Río, y después ya no supieron más ni tuvieron labor, y hay toda una red continental y planetaria de tráfico de personas y pronto tres, cuatro o cinco mil personas terminan arrinconadas contra el mar, cerca de las playas de Tijuana, y claro, no va a faltar una persona lista que diga:
—«Ay, pues se deberían ir a San Diego, esta más bonito”. Pero más allá de la frivolidad el caso es horrible.
Este es un asunto en el cual no supimos de la intervención preventiva del Instituto Nacional de Migración. No sabemos cómo pasaron desde las Antillas hasta Tijuana, atravesando todo el país, ¿quién se benefició de ese peregrinaje?, ¿quién se beneficio de su llegada?, ¿quién les cobró por estar aquí?, ¿quién los trajo?, ¿quiénes son los polleros de estos grupos tan indefensos del país más vulnerable de América?, un país cuyas condiciones de miseria son como las de Eritrea o Etiopía u otras regiones africanas de enorme e insalvable atraso en África o América Latina, lo cual es casi lo mismo.
A esa gente la debemos ayudar, a los de allá, porque están allá en condiciones sumamente lamentables; ¿pero a los de aquí?, ¿los puede ayudar el gobernador, los puede ayudar, quién? Sólo queda la expulsión, como hace Obama con los mexicanos. ¿Y podemos echarlos? ¿A dónde, al mar?
En Tijuana también hay niños, hay familias y poco a poco, como si fueran hormigas, van llegando, van llegando, van llegando más y más a una ciudad inhóspita, porque no los puede documentar, no los puede incorporar al trabajo, porque ¿cuál trabajo?, si por Tijuana se pasa la gente para ir a “jalar” allá. Por ahí se pasan los zacatecanos, los michoacanos y los oaxaqueños y los poblanos.
Entonces, ¿ podemos hacer algo ante esta crisis humanitaria (o crisis inhumana) en ciernes?, porque esto puede derivar en el único territorio a dónde llevan la pobreza, la miseria y el abandono: la violencia; y esa violencia (como cualquiera otra), si el señor Preciado entendiera algo, no se resuelve con poner una pistola en las manos de cada mexicano.
El poder legislativo no puede aprobar la “Ley del Revólver” ni derogar la Ley de la Gravedad.
DEBATE
La cuestión femenina será un punto clave en el estercolero del debate dominical entre quienes aspiran a la presidencia de los Estados Unidos.
Por una parte Donald Trump (R) llega con el escándalo de su confesión por el incontenible afán de manosear vaginas o besar a quien su impulso le ordena y su fama le permite (dice) y la señora Hillary Clinton (D) como “alcahueta” (acusa DT) de las infidelidades de su esposo cuyo avión presidencial pasó de ser el “Air Force One” al “Air Fuck One”; por la frecuencia de sus aventuras erótico celestiales.
Cosa triste. Los asuntos de alcoba y bragueta; verijas y pantaletas, como materia prima para elegir, aceptar o rechazar al heredero de Washington.
Rafael, te admiro manejas el lenguaje como pocos, y con la experiencia que los anos dan para la critica. En algunas criticas estoy de acuerdo en otras difiero. Independiente de que sea un panista despitado que proponga las armas , estoy de acuerdo porque no es posible que policias , militares, delincuentes te amenazen con armas y tu respondas con rosas. Otro tema el aporte de Mexico a Colombia, Haiti, y hasta josefina VM. Cuando existen millones de Mexicanos en miseria sexenal que no se cuentan pero cada dia cuentan mas.