De forma contundente, con los documentos necesarios para no dejar sitio a duda alguna, una investigación periodística (Milenio) ha publicado algo sabido desde hace muchos años: la perversión endémica del juego político en Oaxaca, la simulación de la moralina panista (Gabino Cué llegó al poder mediante una alianza con los azules y los amarillos) y el negociazo infinito de las “organizaciones sociales”.

Piratas, bucaneros y corsarios, todos juntos.

De acuerdo con lo publicado el gobernador de Oaxaca, Gabino Cué, aumentó en un lustro de “gobierno” las dádivas a supuestos aliados políticos. Por eso nunca actúan contra ellos. Son socios en la pudrición. Al principio eran trece. A estas alturas ya son 49.

Y no se les entregan cacahuatitos en bolsa. Por ejemplo, de acuerdo con los datos proporcionados por Juan José Benítez Hinojosa, asesor del Coplade (Comité Estatal de Planeación para el Desarrollo) local, se tienen evidencias de pagos sin justificación más allá de la conveniencia o la afinidad o el apaciguamiento del oleaje, por varios cientos de millones de pesos.

Las preguntas son obvias: ¿Si eso se reparte sin ton ni son, al amparo de una supuesta promoción del desarrollo, cuánto se queda en los bolsillos de los repartidores?

Y otra:

¿Tendrá en este momento cara el Partido Acción Nacional, tan preocupado por las salvajadas de los 400 pueblos meter las manos en el fuego por su ex candidato y su gobernador, el señor Cué? Quizá Ricardo Anaya pueda responder esa pregunta cuando se reponga del susto sufrido en Veracruz por el ataque de otros vándalos, no estos cuya gestión social es financiada por el gobierno aliancista de Oaxaca.

La información dice, “en 2011, primer año de mandato de Cué, (se) programaron 325 millones de pesos para 13 ONG (la patraña es obvia, llamarse Organización NO Gubernamental, pero, subsidiada a cambio de “cooperación”, por el gobierno) , algunas aliadas a la coalición electoral que lo llevó al poder”.

Esa práctica de comprar movimientos sociales, enriquecer líderes y “ordeñar” las arcas públicas, ha sido llamada por algunos teóricos del cinismo como “el costo indirecto de la paz social”. Como si esta existiera hoy en Oaxaca.

“El documento de la Coordinación General de Módulos de Desarrollo Sustentable, a cargo del propio Albino González —dice Milenio—, detalló las asignaciones presupuestales de distintos programas sociales, tanto federales como estatales, que se negocian con las organizaciones.

“A las que más recursos destinaron, y que actualmente tienen bloqueadas varias carreteras de la entidad, son el Movimiento Unificador de Lucha Triqui (MULT), el Frente Amplio de Lucha Popular (FALP), de Carlos Aguilar Castellanos, así como el Comité de Defensa Ciudadana (Codeci), de Pedro Castillo.

“En ese entonces Cué reconoció el listado de apoyos y aclaró que no eran a cambio de “chantajes” y que serían auditados, además de que las dádivas no se entregan en las manos de los líderes de los grupos sociales (no, se hacen transferencias bancarias).

“No es que se le dé el dinero a los grupos a carretadas. Es como cuando hablamos de un presupuesto histórico liberado a la sección 22 (cuando se plantaron en el centro histórico de la ciudad), que se ejecutaron mil 600 millones de pesos y no se otorgaron a los profesores para que lo gasten.

“Con las organizaciones sociales sucede lo mismo, porque con ellos también mantenemos una buena relación”, detalló entonces.

Respecto a la nota de Milenio que da a conocer que al menos nueve agrupaciones populares que mantienen algunos de los 30 bloqueos carreteros en Oaxaca recibían recursos del gobierno de Gabino Cué, Albino González rechazó los apoyos.

A pesar de que el documento cuenta con el logotipo del gobierno local y el aval de uno de sus funcionarios, calificó el padrón de “apócrifo” e indicó que estas dádivas son ejecutadas por los ayuntamientos o dependencias del gobierno del estado.

“Nosotros no entregamos recursos a las organizaciones sociales… otorgamos apoyos para agua potable, luz eléctrica, drenaje, vivienda, fincados en el diálogo y la concertación de acciones”, dijo.

Agregó que un ejemplo de esto es el caso del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui, donde se tiene un “programa de inversión muy complejo” junto con la Secretaría de Gobernación.

Lo grave es la prolongación de esa estrategia: resolver los problemas sociales representados (de una forma legítima o no) por las “organizaciones”; mediante la compra de sus dirigentes y el espolvoreo de migajas para los miserables cuyo destino eterno es servirle de carne al cañón, concurrencia al acarreo y bocina estúpida al grito opositor sea cual sea.

Lo paradójico es recordar ahora cómo sustentaban los aliancistas de entonces el matrimonio “igualitario” entre PAN y PRD: se trata de acabar con la corrupción y el cacicazgo del PRI.

Y ya vimos. Lo acabaron, la prolongaron, pero en su provecho.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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