La palabra «diálogo» sugiere intercambio, retroalimentación, implica escuchar, atender, decir, oír; pero en la mesa instalada apenas hace un as horas en la Secretaría de Gobernación entre el gobierno, los espontáneos de la mediación y los profesores rebeldes, el diálogo parece realmente imposible. Cuando más una confrontación de monólogos.
El secretario de Educación, Aurelio Nuño; ha dicho y lo reitera en cada oportunidad, sobre la imposibilidad de echar atrás la Reforma Educativa.
Yo no hablaría más sobre la Reforma Educativa, yo hablaría de la Constitución y de la Ley General de Educación, pues ese fue el camino jurídico de un tema político llamado reforma. Fueron varias leyes, leyes fundamentales y leyes secundarias relacionadas con asuntos de la educación; admisión de profesores, con su promoción y con su estatura profesional, su capacidad de ascenso y su evaluación en la demostración de sus conocimientos.
Eso implicó devolverle al Gobierno, no al Estado, al Gobierno, la rectoría educativa a la cual está obligado por la Constitución, y a eso se opone un grupo disidente del magisterio el cual ha encontrado, precisamente en todo lo contrario, la fuerza acumulada a lo largo de 30 años, sobre todo en el estado de Oaxaca, con una notable contaminación de esos privilegios a otros sectores.
¿Cuáles privilegios? Ser ellos quienes digan cómo se imparte la educación pública en este país, cuándo y con cuáles prerrogativas y con cual capacidad de transmisión de los cargos, las herencias de plazas, su tráfico y todo lo demás.
Ellos dicen: «Como no se cambia la Constitución, como no se cambia la ley –sostén de la Reforma legal -, nosotros hacemos actos ilegales», como cerrar carreteras, tomar aeropuertos, estimular la anarquía y en medio de todo esto el aprovechamiento político de varios grupos actuantes, militantes e intransigentes, como –por ejemplo–, Morena, los radicales de origen guerrillero, el ERPI, el EPR y todos los demás frentes revolucionarios ajenos del todo a la educación, pero adheridos a esa bandera en Oaxaca pero también en Chiapas, Michoacán, Guerrero y cuanto se vayan sumando en estos días. No serán pocos, por cierto. con los resultados conocidos por todo el mundo.
Muy bien, ¿qué quiere el magisterio disidente?
Incumplir con la ley. La ley como está, debe ser obligatoria para todos los quienes tienen relación con ella y es responsabilidad y obligación del Gobierno cumplir, y hacer cumplir la Constitución y las leyes de ella emanadas. Y si no lo hiciere así –dicen los juramentos–, que el pueblo se lo demande.
Bueno, pues en esas estamos.
El Gobierno quiere hacer cumplir la ley, un grupo disidente se rebela en contra del cumplimiento de la ley. Eso es todo.
Porque en este país, cada quien, cada grupo social y cada sector quiere una ley a su conveniencia, no limitante ni obligatoria.
Las comparaciones son odiosas y por eso no comparo, simplemente pongo en paralelo.
El Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex y los grupos empresariales le dijeron no a la ley para transparentar sus relaciones económicas y de negocios con el Gobierno.
Y luego luego se reunieron con el Presidente de la República, ¿para qué?, para no cumplir con la ley, punto.
«Esa ley no nos gusta, no la queremos», se acabó.
Ellos protestan a su manera; salen muy ordenados, trajeados, con corbatas muy lindas y es la marcha, la ruta de la seda; la cual lleva a la glorieta del Monumento a la Independencia a quejarse porque el Senado encontró una fórmula para su transparencia y prueba de su cumplimiento fiscal sin conflictos de interés como ellos les demandan a los demás.
“No querremos cumplir con esa ley, señor Presidente, le venimos a pedir el veto”.
Los vándalos asociados con el magisterio disidente le prenden fuego a los autobuses, apedrean, sacan armas de fuego, violentan la ley, pero en el fondo es porque nadie quiere cumplir con la ley, sobre todo cuando la ley les quita los privilegios logrados y acumulados en otras circunstancias políticas e históricas del país durante mucho tiempo.
Hay privilegios chiquitos, como la transmisión hereditaria de una plaza de maestro pobre. Hay otros privilegios más grandes, pero cada quien defiende el suyo.
Para un pobre, lo poco es mucho; para un rico, lo mucho es poco, y en ese camino estamos y el Gobierno está entrampado.
Ahora se reúnen en Gobernación, ya apareció por ahí una Comisión Nacional de Mediación, la cual no va a mediar, va a presionar a favor de la CNTE para lograr el reconocimiento necesario.
¿Y en medio de todo esto, quién esta como rehén?
Pues, en Oaxaca, la ciudad completa, el estado prácticamente, las carreteras, las tiendas, no hay gasolina, no hay suministros, las tiendas Liconsa están vacías, no se pueden llevar los insumos, los niños no tienen clases, la universidad es un desastre, la gente no vive tranquila.