Por: Guillermina Gómora Ordóñez

¡Por fin!, se acabaron las campañas del lodo, de la calumnia, de la denostación. Nuestros políticos en busca de un cargo de elección popular, como pomposamente se le llama, se mostraron de cuerpo entero, privilegiaron el ataque sobre la propuesta; a los candidatos y a sus estrategas se les olvidó que la gente está harta de esto y se los recordarán una vez más el próximo domingo.

Acudirán a las urnas 37.7 millones de ciudadanos, 52 por ciento del electorado nacional, en 14 estados. En 12 se renovarán gubernaturas, en Baja California presidentes municipales y diputados locales, mientras que en la Ciudad de México deberán elegirse a los 60 integrantes de la Asamblea Constituyente, aunque muchos no tengan claro esta figura.

El gran reto de partidos y candidatos es vencer el abstencionismo que en los últimos procesos ha estado por encima del 60 por ciento, una muestra clara del hartazgo del votante por el sistema y su costosa partidocracia representada por 10 organizaciones a nivel federal y en algunos estados suman 12 ó 13 con los grupos políticos registrados a nivel local.

Del Instituto Nacional Electoral (INE), el árbitro, y sus delegaciones estatales, denominadas OPLES, ni hablar, su operación es altamente costosa y poco funcional ya que la mayoría de los conflictos pre y pos electorales terminan en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y esta es otra historia de derroche.

Por lo pronto, se acabó el carro completo para los partidos, el PRI perdió su hegemonía, mientras que el PAN y el PRD disputan la posición de segunda o tercera fuerza en cada proceso. Ahora se las pelea también el partido del “Mesías”, Andrés Manuel López Obrador: Morena.

Los comicios del próximo domingo cinco son la antesala del 2018, algunos aspirantes a la silla presidencial tienen puestas sus esperanzas en lograr buenos resultados, anoté usted a: Manlio Fabio Beltrones del PRI, Ricardo Anaya del PAN, Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla e incluso a Miguel Ángel Osorio Chong, secretario de Gobernación; Todos lo niegan, pero ya se frotan las manos con los resultados.

No hay nada escrito para nadie, estamos ante unas elecciones de pronóstico reservado, por cómo se han desarrollado, los candidatos electos, las alianzas y coaliciones formadas, así como la presencia de los representantes independientes que fragmentarán aún más el voto.

A esto agréguele el mal humor social, es decir ,el hartazgo de millones de mexicanos por la situación que atraviesa el país en todos los ámbitos: económico, político y social. Los ciudadanos están preocupados por la inseguridad, la violencia y el terrible flagelo de la corrupción que nuestros legisladores se niegan a combatir y mandaron a periodo extraordinario, después de los resultados electorales.

La gente esta desencantada de la elección, no quiere, no le interesa participar, su ausentismo en las urnas es una forma de decir que no le gusta la democracia que vive y le ofrecen los partidos. Campañas de baja calidad, carentes de credibilidad, de una terrible pobreza en el debate, en la propuesta, de un mal uso de las redes sociales que sólo han utilizado para denostar.

No existieron los diferenciadores en las estrategias para comunicar sus mensajes políticos y motivar al voto; se le apostó a la campaña negativa, la pobreza de ideas fue tal que frases como la de “frijol con gorgojo”, es la que más recordación dejó entre las costosas campañas que se pagan con nuestros impuestos, pues de ahí salen las prerrogativas que se les asignan a cada partido.

Estamos pues, ante una marcada tendencia por denigrar la democracia, desde la plataforma ciudadana que le da origen y sustento: el voto. Rescatarla es tarea de todos ciudadanos, funcionarios e instituciones debemos quitarle las etiquetas de: cara, farragosa, complicada y lejana a la gente.

Como advierten los analistas: “Las democracias descompuestas no devienen en populismos derivan en demagogia”. Escenario que hoy vemos otras naciones latinoamericanas y conocemos como terminan.

Así que, pasado el cinco de junio, debiera atenderse la propuesta del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio y emprender otra reforma electoral para regular lo que estamos viendo y padeciendo en nuestra pobre democracia, establezcamos nuevos mecanismos más eficaces para exigirles calidad y compromiso a nuestros políticos.

Quejarse de lo que permitimos sólo nos hace cómplices de su mezquindad por alcanzar el poder y nos pone de mal humor.

VERICUENTOS

Lavadero electoral

Vaya dato el que presentó Integralia Consultores, que dirige, Luis Carlos Ugalde, sobre el aumento de uso de dinero en efectivo en periodos electorales, en las dos últimas elecciones federales (2012 y 2015) se observa un aumento promedio de 33 mil 165 millones de pesos en el flujo de efectivo durante los meses previos a la celebración de elecciones federales, por encima de los flujos de años no-electorales, cifra que llegó a más de 37 mil millones de pesos en la elección presidencial de 2012. Con razón se niegan a entregar sus reportes de gastos los candidatos. ¡Viva la opacidad!

MAM brilla en Ciudad Luz

Reza el refrán que nadie es profeta en su tierra y el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, lo confirmó en su reciente gira por Francia, cuando Anne Hidalgo, alcaldesa de París le externó, “todo su apoyo” y “solidaridad” por su trabajo frente a la contingencia ambiental que implicó restricciones en la circulación y le restó popularidad. El fuego amigo de la Comisión Ambiental (CAME) de bajar de 180 a 150 puntos la medición de los puntos IMECA, no se reflejó en esta gira de trabajo por Francia, donde tuvo oportunidad de reunirse con el presidente Francois Hollande, con Juan Manuel Gómez Robledo, titular de la embajada de México en Francia y donde también firmó un convenio de combate a la corrupción con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Siempre acompañado en este viaje por su secretario particular Luis Serna, operador político de toda su confianza.

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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