La reciente controversia en torno del uso de las redes sociales de video para exhibir, como en el caso del “City manager” de la delegación Miguel Hidalgo, Arne Aus den Rutten,  el comportamiento de los ciudadanos infractores, da lugar a algunos comentarios. Estos son los de esta columna.

Arne aus den Ruten es un funcionario peculiar, yo recuerdo dos episodios de su paso como delegado en Miguel Hidalgo. Uno fue cuando creó un grupo especial de policía, que también le puso un nombre en inglés, se sintió Schwarzenegger y les puso «Robocops».

Los «Robocops» un día quisieron desalojar a los ambulantes en Tacuba y los ambulantes les pusieron una paliza, desarmaron los puestos y con los tubos de los puestos la hicieron a tubazos contra los Robocops, quienes perdieron no solamente las rodilleras, los cascos, las viseras de plástico, los toletes, sino hasta el empleo. Esa fue la aportación de Arne aus den Ruthen a la comprensión de los problemas del comercio ambulante en la Ciudad de México.

Después, para moralizar a la administración de la delegación Miguel Hidalgo, aceptó un soborno de un millón de pesos, que en aquel tiempo un millón de pesos era más dinero.

¿Qué hizo con el millón de pesos?, lo depositó en las arcas de la delegación, dijo «‘lo caido, caido’, este dinero no es para mí, es para la delegación y el trámite por el que me dieron ese dinero, para hacer un comercio aquí en la zona de Polanco, simplemente no se hace».

Y la señora del dinero se quejó de haber  pagado el soborno, y el dinero  se convirtió en una aportación voluntaria para la delegación Miguel Hidalgo.

Arne es un hombre peculiar y ahora ha inventado algo muy llamativo, pero es ilegal porque no está escrito en ninguna normatividad. Pero algunos desean debatirlo.

Yo no sé si hay que debatirlo o no hay que debatirlo, a mí cada vez que los funcionarios públicos convocan a  debatir algo, yo muero de aburrimiento. Yo lo único sobre todo  fundamento  es el derecho; de una cultura de la legalidad, no de la autoritarismo;  de la legalidad. Mira, la autoridad tiene límites en el ejercicio de su función.

¿Qué puede hacer una autoridad?, todo aquello que la Ley le permite, nada más, solamente puede hacer lo que la Ley le permite hacer, y la Ley no te permite a ti exhibir a un ciudadano, así el ciudadano esté cometiendo una infracción. No tienes derecho de subirlo en un jumento, ponerle un cucurucho de San Benito y pasearlo como en tiempos de La Inquisición por la plaza pública, así sea la inquisición del Instagram o de las redes sociales, porque no hay ordenamiento jurídico sobre el cual respaldes tu conducta.

Y ¿qué es lo que puede hacer un ciudadano?, todo aquello que la Ley no le prohíbe, y así nos entendemos, así está el derecho y así es cómo se debe aplicar.

Si un señor estaciona su camionetota en la banqueta, el “city manager” debe llamar a una grúa y llevárselo, llevarlo con un juez cívico, llevarlo al corralón, porque para eso sí tiene atribuciones, pero para fotografiarlo y exhibirlo, como si fueran estas revistas de espectáculos, donde capturan a un galán de telenovela con otra señora que no es su novia, y dice «los cachamos, miren estaban muy ‘amartelados’ en un restaurante», para eso la autoridad no tiene atribuciones.

Pero mientras no  se debata, mientras no se  cambien las leyes, debemos aplicar las leyes vigentes, ya después veremos si las cambiamos y hacemos una Ley que diga «Al ciudadano que se le sorprenda haciendo pipi en la calle, se le va a tomar una foto y se va a subir a Instagram o a Periscope, o se va a poner en las redes sociales», para que le de vergüenza no lo que está haciendo, sino con qué lo está haciendo.

Es otra cosa, pero mientras tanto no podemos convertir, porque hasta la Constitución tiene una previsión,  no se puedes aplicar penas de infamia, no puedes aplicar penas de marca, no puedes señalar a la gente, no puedes simplemente estigmatizar a un ciudadano.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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