Durante el reciente viaje del presidente Enrique Peña a los emiratos árabes los integrantes de la comitiva se sorprendían con la grácil belleza de un edificio caprichoso cuya estructura semeja la enorme vela blanca e hinchada de una goleta en un desierto cercano al mar.
–Mira cuánta opulencia, decía uno.
Su interlocutor miraba la distancia y callaba. Quizá pensaba en los caprichos del petróleo. Ese día aún era director general de Petróleos Mexicanos, la empresa por cuya existencia se construyó una buena parte del México moderno así se haya hecho entre despilfarros, ineficiencia y corrupción.
Emilio Lozoya fue abordado momentos después por los reporteros y de todas sus palabras no queda ni un gramo de recuerdo. Días después fue removido del cargo y pocas jornadas más tarde el gobierno anunció cómo se le recortarían cien mil millones de pesos a la empresa, lo cual fue como el anuncio de una quiebra esperada.
Si el régimen fiscal, si la autonomía financiera, si la succión interminable de sus recursos, si el sindicato, si las pensiones, si las jubilaciones, si el exceso de personal, si los negocios; muchos sí condicionales pero una sola realidad verdadera: Petróleos Mexicanos ya no es una institución sobre la cual este país pueda cimentar su prosperidad nunca alcanzada y ya no parece ser la necesaria Reforma Energética, el recurso oportuno sobre cuya eficacia se pudieran recobrar los huevos dorados de una muerta gallina.
Quebrar una petrolera es tan difícil como la bancarrota de un casino en Las Vegas. Pero hay para todo.
Durante ese viaje, por otra parte, se anunciaron las inversiones particulares en generación, distribución y demás fases de la industria eléctrica. Se necesitan carretadas de dinero para la expansión del sector eléctrico y el gobierno no tiene. Las empresas “productivas” del Estado no lo son tanto y no queda margen de maniobra casi para nada como no sea remar con los brazos en el tablón del naufragio.
Nada más en “diablitos” la CFE pierde al año 14 mil millones de pesos en el Valle de México. Con n razón el Papa Francisco habló tanto del diablo en su reciente paseo por México.
Pero todo cabe a veces en la previsora palabra de un periodista agudo y observador.
Hace más de treinta años Raúl Prieto, el célebre “Nikito Nipongo”, publicó (además de sus libros para corregir y ridiculizar a la momificada Real Academia de la Lengua) una obra cuyo previsor análisis hoy nos convoca a reflexionar sobre la erróneo de nunca escuchar advertencias: “Pemex muere”.
Y así, atados al mástil de sus conveniencias, los dirigentes políticos escuchan pero no atienden. Mucha gente podrá hoy decirles, se los advertí, te lo dije.
Pero como en las historias de amor del folletín romántico, ya resulta demasiado tarde. Muy pronto fue demasiado tarde.
QUINTANA ROO
Dos noticias hacen contraste hoy en Quintana Roo. Una aparece en los diarios: feliz y con sonrisa de oreja a oreja, Agustín Basave, presidente del PRD, presenta a Carlos Joaquín (hasta hace unas semanas subsecretario de Turismo federal), como su candidato al gobierno en las elecciones quintanarroenses de junio.
Como se sabe Joaquín, hermano del secretario de Energía, Pedro, abandonó las filas del PRI donde le jugaron (dice él) chueco de toda chuecura; falso de toda falsedad. Ahora jugará con otra camiseta. Ni es el primero ni será el último.
Mientras tanto, el PRI envía este hermoso boletín:
“El día de hoy (sábado) el Lic. Paul Michel Carrillo de Cáceres, la Lic. Cora Amalia Castilla Madrid, el Lic. Eduardo Elías Espinosa Abuxapqui, el Lic. José Mauricio Góngora Escalante, el C.P. Gabriel Mendicuti Loria, el Dip. José Luis Toledo Medina y el Lic. Raymundo King de la Rosa, aspirantes a la candidatura del PRI al gobierno de Quintana Roo, se reunieron con el presidente del CEN, Manlio Fabio Beltrones y con la secretaria General, Carolina Monroy del Mazo, para oficializar el Acuerdo mediante el cual se comprometen a seguir la ruta de unidad con inclusión y apoyar al candidato que elija el partido en los términos de la convocatoria que habrá de emitirse próximamente.
“Consideraron oportuna esta reunión con el fin de enviar un mensaje claro a la militancia y a la ciudadanía de Quintana Roo, sobre la seriedad de sus aspiraciones, mismas que no se pierden ni en el chantaje al partido ni para satisfacer beneficios personales”.