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En mayo de 2009 la revista “Contralínea” publicó: “Archivos desclasificados de la DFS revelan que en la masacre de Rubén Jaramillo, su esposa y sus hijos, hubo testigos: integrantes de una familia de campesinos y pastores, que también fungían como cuidadores del sitio arqueológico de Xochicalco.

“Contralínea” buscó a los sobrevivientes. Rompen un silencio de 47 años.

“Son contundentes: Rubén, Epifania y sus hijos fueron asesinados por militares. A los testigos fortuitos se les obligó a cargar los cuerpos de los masacrados y a guardar un silencio de casi cinco décadas…”

Ese crimen mancharía para siempre la imagen imbatible, arrolladora, y de considerable simpatía del presidente mexiquense Adolfo López Mateos. Si bien la prensa de entonces no gozaba de los márgenes de crítica actuales, Renato Leduc sintetizó todo el drama en muy pocas sílabas:

“Cuídate Jacinto López,/ escóndete Arturo Orona,/ no vaya el compadre López/ –cara de buena persona- /después de gran abrazote, /a darles caja y corona”.

Con la simpleza de sus versos casi campiranos, Leduc causó la furia del “Mangotas”, como le decían callejeramente a ALM los mexicanos. Sin embargo nada le ordenó a Gustavo Díaz Ordaz, quien era su secretario de Gobernación ni a su poderoso secretario Humberto Romero.

Sin embargo éste deslizó en los mentideros políticos una especie de respuesta a Leduc. Contaban de manera interesada:

–Señor Presidente, ¿ya supo cómo dice Renato de usted?

–No, no estoy enterado, fingía.

–Ah, bueno. Y entonces le referían la quinteta…

Franco y sonriente, López Mateos celebraba los versos.

–“Este Renato es un gran poeta, un gran poeta”.

De esa manera mediante una calificación fuera de la política, entren elogios y bromas, el presidente haría desinflado la crítica.

–Cabrón, decía Renato años después, me hizo poeta por decreto.

Esta historia le habría servido a Fernando Gómez Mont antes de meterse en el ridículo de convertir las opiniones superficiales y sin importancia de un nostálgico pone petardos de la ETA en materia de debate entre un músico popular, sea cual sea su capacidad y el Estado mexicano.

Pero el gobierno mexicano actual no sabe distinguir un carro de bomberos de un Ferrari rojo. Embisten a todo con la alegría de un novillo y torean con la inexperiencia de Joselito Adame a los cuatro años de edad.

Sin embargo bastaron tres o cuatro frases de Sabina quien de la cultura mexicana se saltó a Sor Juana para ir a dar con Chavela Vargas –fue muy ingenio Calderón, dijo–, para poner literalmente a temblar al gobierno.

Ni siquiera cuando los seis premios Nobel de Economía les advirtieron sus desatinos en cuanto a la recuperación económica (de la cual ahora se ufana Ernesto Cordero), hubo tantas respuestas hablada y escritas como en este caso. Hasta una carta de Gómez Mont tras cuya lectura Sabina de seguro pensó seriamente volver a beber.

Eso nada más nos demuestra una cosa: los medios electrónicos, la televisión, la frivolidad musical, el espectáculo; esas cosas son los escenarios de discusión en los cuales no desea el gobierno quedar señalado. Esas son para ellos las opiniones importantes, no las de los ciudadanos.

“… Respecto a don Joaquín Sabina –dijo FGM en una conferencia de prensa en Bucareli–, toda crítica respetuosa que haga cualquier persona sobre un dilema universal, como es (son) la seguridad, el narcotráfico y todo eso, debe ser aquilatada y bien recibida.

“Yo sé que el Presidente Calderón tiene especial gusto por la música de don Joaquín Sabina y que se encontrarán, y ahí se dirá lo suyo (¿lo suyo?), como español, lo veo como hermano y es bienvenido a México…los temas de la seguridad y de la legalización, todos son temas universales.

“Se puede hacer un cuestionamiento en ese sentido sin verlo como una intromisión. El señor no está jugando para ser candidato ni quiere ser líder de nada, es una opinión.

“¿Por qué no vamos siendo un poco más tolerantes entre todos y asumimos que vivimos en un mundo global?

“No espere de mí, con lo que yo conozco, una actitud revanchista o acomplejada (¿habrá pensado sus palabras antes de pronunciarlas, ¿acomplejada?, ¿cómo?) frente a los dichos del señor Sabina”.

Pero el asunto no podía quedar ahí. La embestida de Gómez Mont necesitaba ser confirmada como una estrategia presidencial. Y por eso el Ejecutivo, el jefe del Estado, se dirigió al cantante de manera sesgada pero usando la palabra acusadora de aquel: ingenuo, por decirlo de manera comedida.

“Porque lo ingenuo, amigas y amigos, es suponer que si el Estado se repliega, si el Estado desiste de su acción contra los criminales éstos simplemente van a dejar a la gente en paz. Eso no es cierto. Al contrario. Si el Estado se repliega en su lucha contra el crimen, la sociedad quedará aún más inerme y los criminales actuarán con más impunidad, con más crueldad ante una sociedad totalmente indefensa y que no lo merece”.

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Vivimos en el tiempo de las encuestas. Algunas de orden electoral; otras de diversa materia, como esa en la cual el Instituto Mexicano del Seguro Social, bajo la supervisión de Transparencia Internacional como entidad observadora, analiza cómo lo califican los usuarios de sus servicios; es decir, los derechohabientes.

De acuerdo con la información lograda por ese estudio, absolutamente en contra de los resultados imaginables por la tradición y la experiencia de años recientes, 77% de los derechohabientes declararon estar muy satisfechos o algo satisfechos con la atención recibida.

Simultáneamente a la divulgación de esta investigación de campo como les llaman los sociólogos a su trabajo, el Seguro Social anunció una importante inversión en equipamiento médico por 5 mil 600 millones de pesos posible por los ahorros generados merced a los nuevos esquemas de compras de medicamentos en los cuales, ya se sabe, se usa el método de la subasta inversa. Se empieza de arriba y se baja el precio; el menor gana.

En otros aspectos la Encuesta de Satisfacción de Usuarios de Servicios Médicos del IMSS (29,406 entrevistas, 20,201 en primero y 9,205 en segundo nivel entre el 16 de noviembre y el 23 de diciembre de 2009) muestra en conjunto una apreciación positiva cercana al 95%.

Entre sus principales resultados destacan:

77% de los derechohabientes manifestó estar muy satisfecho o algo satisfecho con la atención recibida. Por su parte, 12% manifestó estar algo o muy insatisfecho.

85% de los encuestados recomendaría la unidad médica a un familiar o amigo.

Las tres principales quejas son: largos tiempos de espera (41%), el mal trato recibido (32%) y la falta de medicamentos (11%).

Para el Director General del Instituto Mexicano del Seguro Social, Daniel Karam Toumeh, los resultados de la Encuesta permitirán mejorar las áreas donde hay quejas. Se invertirá la cantidad ya dicha y además modernizar los hospitales de oncología, cardiología y especialidades.

Por otra parte, de acuerdo con la recomendación emitida por Transparencia Mexicana, el IMSS pone a disposición de la ciudadanía en su página de internet, la base de datos de la Encuesta, la metodología empleada y los resultados, así como el calendario de publicación de los resultados de encuestas de satisfacción sobre otras líneas de servicio que presenta el Instituto, que se realizarán en adelante.

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Eran los tiempos del PRI. Tulio Hernández era gobernador de Tlaxcala, Arsenio Farell dirigía el IMSS. José López Portillo dispensaba favores desde Los Pinos.

Todos bañados por la luz de la tarde en la Plaza de Toros “Jorge ”Ranchero” Aguilar de Tlaxcala.

Pasaba penas con el estoque el matador Mario Sevilla para terminar con la vida del quinto de la tarde. Viaje tras viaje el estoque se estrellaba con el hueso. Los silbidos lo apabullaban, sudaba la ropa. De los tendidos salió el consejo infalible para acabar con la vida del toro:

–Mario, mándalo al seguro…

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No hay en la historia de la memez nadie para rivalizar con el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, Felipe Arizmendi quien ha querido explicar la pedofilia de algunos curas con sandeces dignas de Esteban Arce:

La proliferación de mensajes libertinos, el erotismo rampante, la omnipresencia de la sexualidad en el mundo contemporáneo les hacen difíciles a los sacerdotes cumplir con el celibato y evitar la tentación infantil.

Si imaginan estas explicaciones útiles para la Iglesia, estamos del todo seguros de su utilidad inversa. Van a ser usadas por sus enemigos (y hasta por quienes no lo son) para señalar cómo ante sus aberraciones no hay otro camino sino el de sus equivocaciones.

Por eso el teólogo alemán, Hans Kung le dice en una reciente carta abierta al Pontífice:

“Con la Iglesia en una crisis profunda, ésta es la súplica que les hago, venerables obispos: pongan en acción la autoridad episcopal reafirmada por el Segundo Concilio Vaticano. En esta situación apremiante, las miradas de todo el mundo se vuelven a ustedes.

“Un sinfín de personas ha perdido su confianza en la Iglesia Católica. Su confianza sólo se podrá recuperar si lidian abierta y honestamente con estos problemas y ejecutan con determinación las reformas necesarias. Con el debido respeto, les ruego que hagan su parte con «intrepidez» apostólica (Hechos 4:29, 31).

“Den a sus fieles esperanza y aliento y brinden a nuestra Iglesia una brújula para su dirección futura”.

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Mientras las Alianzas Electorales comienzan a mostrar los perniciosos signos del “Efecto engrudo” (se hace bolas), Vicente Fox nos confirma aquella vieja frase del genio y la figura hasta la sepultura. En el caso de Don Vicente quisiera usar genio como sinónimo de temperamento; no de capacidad creadora, pues de esto nada tiene y de lo otro mucho.

Ahora se lanza al ruedo de la actividad directa (después de condenar las alianzas concebidas para darle en la madre al otro) y le ofrece su auxilio y respaldo a Xóchitl Gálvez para lo único en lo cual es apto: juntar dinero ajeno y hacer una campaña política.

De eso si sabe “Chente”, pero en el caso de la ingeniera Gálvez, va a perder así llame en su auxilio a Vicente, a Martita o a Lino Korrodi y los demás amigos y ex amigos de Fox.

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“Voladores” e insensatos los reporteros cuyo afán de hallar donde no hay intentó presentar la entrega de premios de la Fundación José Pagés Llergo como ocasión de un ríspido debate sobre el encuentro de Julio Scherer con el “Mayo” Zambada.

Miguel Ángel Granados y Beatriz Pagés, en sendos discursos, tuvieron distintos puntos de vista, pero jamás polemizaron; ni ellos ni nadie de los presentes. Confundir la diferencia con la pendencia es un grave error en la escandalosa prensa mexicana, y más en la radio, donde un reportero superficial y apresurado puede torcer con sus peores interpretaciones el trabajo del conductor a quien le entrega al aire una materia prima falsa y defectuosa.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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