LA IMAGEN, EL NARCOESPECTÁCULO
Rafael Cardona
Hace cuatro años, precisamente el 11 de enero de 2012, la revista “Quien” puso en su página de internet una carta de la actriz Kate del Castillo en la cual se mezclan varios aspectos. Su peculiar forma de interpretar la vida persona, la sexualidad, la libertad y la rebeldía por cuya causa “El Chapo” Guzmán (prófugo entonces) se convertía de pronto en un indispensable redentor voluntario cuyo imperio del mal se podría transformar con una vara de mago, en ámbito de verdad y justicia.
Lo casi jocoso de esa misiva fue su aparición casi simultánea de una campaña de promoción de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la cual había escogido a quien poco más tarde sería “La reina del sur” como parte de su imagen institucional.
No faltó quien le advirtiera al entonces Ombudsman sobre la intención de esa carta:
“Kate quiere llamar la atención de Guzmán. Sus influencias en el mundo del espectáculo son muy amplias. Es una solicitud de cercanía, una oferta de amistad. Y “El Chapo” la va a buscar. A estas horas .-dijo el adivino— ya debe haber recibido un costoso regalo como prueba de buena voluntad.”
La CNDH suspendió esos promocionales.
Pero ahora, con motivo de la entrevista de Sean Penn (en Rolling Stone) lograda con intervención de la Reina , se debe notar, la proliferación editorial, televisiva y cinematográfica del narcotráfico como tema en algo cuya utilidad no es ciertamente para la sociedad sino para quienes han ido paulatinamente construyendo las leyendas históricas (casi de reivindicación) de los señores de los cielos, los carteles de “sapos”; los patrones malignos, las tetas en el paraíso, las reinas australes y la vida de Pablo Escobar y otros más. La humanización del delito.
Los medios —al menos esos bajo cuya línea están la producción y distribución de culebrones de lujuria y metralleta—, han contribuido a la “comprensión” de los traficantes y han convertido un fenómeno de alta peligrosidad social en un género con los delincuentes convertidos en personajes de culto. En ese sentido la cultura del espectáculo ha construido la extensión casi religiosa de Malverde, por ejemplo.
Para quien la haya olvidado reproduzco algunos párrafos (con la estructura, ortografía y sintaxis originales) de su carta:
“…Hoy creo más en el Chapo Guzmán que en los gobiernos que me esconden verdades aunque sean dolorosas, quienes esconden la cura para el cáncer, el sida, etc. para su propio beneficio y riqueza.
“ SR. CHAPO, NO ESTARIA PADRE QUE EMPEZARA A TRAFICAR CON EL BIEN? CON LAS CURAS PARA LAS ENFERMEDADES, CON COMIDA PARA LOS NIÑOS DE LA CALLE, CON ALCOHOL PARA LOS ASILOS DE ANSIANOS QUE NO LOS DEJAN PASAR SUS ULTIMOS AÑOS HACIENDO LO QUE SE LES PEGUE LA REVERENDA CHINGADA, CON TRAFICAR CON POLITICOS CORRUPTOS Y NO CON MUJERES Y NIÑOS QUE TERMINAN COMO ESCLAVOS? CON QUEMAR TODOS ESOS «PUTEROS» DONDE LA MUJER NO VALE MAS QUE UNA CAJETILLA DE CIGARROS, SIN OFERTA NO HAY DEMANDA, ANIMESE DON, SERIA USTED EL HEROE DE HEROES, TRAFIQUEMOS CON AMOR, USTED SABE COMO.
«La vida es un negocio, lo único que cambia es la mercancía» que no?”
Usted sabe como. Bien.