Si debiéramos decidir una simple palabra para definir el trienio del gobierno de Enrique Peña Nieto sólo hallaría esta columna una palabra: convulso.
Hace muchos años André Breton, el surrealista mayor, dijo: la belleza será convulsiva o no será. Quizá pensaba el poeta en los efectos de la emoción estética, pero posiblemente su definición le queda a toda la historia humana: la vida es una larga sucesión de convulsiones. A veces de revoluciones.
Hace tres años en el Palacio Nacional, en un ambiente de esperanza y optimismo, casi con orgullo frente al porvenir muchos estuvimos presentes para escuchar estas palabras:
“…Todos coinciden en que tenemos una oportunidad histórica para proyectar a México, hasta convertirlo en una potencia, como lo merece ser.
“Igual que en la vida de las personas, las familias o las comunidades, en la vida de las naciones se presentan, pocas veces, las oportunidades de cambiar de manera trascendental. Cuando aparecen estas oportunidades lo fundamental es reconocerlas, sobre todo, entenderlas y aprovecharlas.
“Eso es, precisamente, lo que hoy propongo a la Nación. Aprovechar esta magnífica oportunidad para llevar a México al lugar que se merece.
“Mi compromiso es conducir este esfuerzo colectivo ejerciendo cabalmente las atribuciones de mi cargo en el estricto marco de la ley.
“A partir de hoy, la primera obligación que tengo como Presidente de la República, es cumplir y hacer cumplir la ley.
“Como Presidente democrático, respetaré a todas y a cada una de las voces de la sociedad. Voy a ejercer un Gobierno abierto, que hable con verdad, que pida opinión, que escuche a la ciudadanía y tome las mejores decisiones.
“Quiero que las buenas propuestas guíen a este Gobierno. Será un Gobierno facilitador, un ejecutor de las mejores ideas de los mexicanos.
“Será, también, un Gobierno responsable, que trabajará fuerte desde el primer día, para cumplir uno a uno todos sus compromisos.
“Seré un Presidente cercano a la gente, recorreré todo el país acompañado de miembros de mi Gabinete, para que ahí, en cada región, en cada entidad, en cada comunidad, se atiendan y resuelvan sus problemas fundamentales.
“La cercanía de mi Gobierno se reflejará, también, en una estrecha relación con las organizaciones de la sociedad civil, con los medios de comunicación, con los creadores y científicos. Todos tendrán pleno respeto y respaldo para llevar a cabo sus actividades y contribuir positivamente al desarrollo nacional.
“Como Presidente democrático, trabajaré en coordinación y corresponsabilidad con los otros órdenes de Gobierno. Desde el Gobierno de la República colaboraré con las autoridades de los estados, del Distrito Federal y de los municipios.
“El horizonte promisorio de la República está en el esfuerzo compartido de todas sus partes…”
Sin embargo esta promesa de evolución ha chocado en no pocas ocasiones contra una realidad diferente. De la evoluición a la convulsión.
-¿En qué momento este gobierno comenzó su declive al menos en las preferencias manifiestas de muchas personas cuya capacidad crítica y su desaliento han ocupado los espacios de la crítica y aún de la censura abierta?
Cada quien guardará su opinión y su punto de vista. Para esta columna, paradójicamente, el mayor problema de esta administración ha sido su incapacidad para comunicar con orden, oportunidad, credibilidad y talento.
Hoy no hay muchos mexicanos capaces de creer estas palabras como de seguro si lo hicieron hace tres años. ¿Por qué? Por un sistema de comunicación por el cual el Presidente ha sido la víctima de todos los embates de los críticos sin hallar espacios de persuasión.
“…La transformación nacional demanda la actuación responsable y decidida del Presidente de la República, pero requiere, también, de la energía creadora de todos los mexicanos…
“…En el México de hoy, lo que no puede ni debe permanecer es la situación de pobreza y hambre en que se encuentra un amplio sector de nuestra población…
“…Ahora, es tiempo de construir y de ganar el futuro…
“…El país se construye todos los días. En cada instante, en cada lugar, se va haciendo y construyendo México…
“…Es tiempo de mover a México. Seamos parte de la generación que logre la transformación nacional.
“Vienen, de eso estoy convencido, mejores tiempos para todos los mexicanos. Porque éste, éste es el momento de México”.
–¿El momento de México fue triste flor de un día o podemos seguir creyendo en ese instante, esa fugacidad, esa ilusión en el tiempo? Esa es la pregunta de hoy.