Son las 12 horas de un día cualquiera.
La calle Jalapa, en la colonia Roma está llena de camiones repartidores cuyo horario, como en cualquier ciudad respetable debería ser nocturno o madrugador.
Aquí no. Los transportes de refrescos, agua embotellada, gas o muebles, hacen una gruesa columna doble. Del otro lado penosamente avanzan los automóviles. Mas congestionamiento, más ruido, más contaminación, más aire sucio, más pérdida de tiempo.
En sentido contrario viene un ciclista con canastilla de doble rueda, también de reparto. Invade la calle y su estúpida sonrisa apenas se compara con la de la muchacha cuya cola de caballo se agita al viento mientras cruza de carril a carril en una Ecobici para la cual no existen ni semáforos ni prudencia.
Es el nuevo ámbito de los ciclistas en la ciudad de México, donde la “bici” no es un vehículo de transporte ni una actividad lúdica o deportiva; es una toma de conciencia “avanzada”, es hasta una postura ideológica, es una moda alentada por un gobierno siempre políticamente correcto cuyo desastre mayor (la Linea 12 del Metro) apenas acaba de ser compuesto.
El “bicicletismo” (no ciclismo) es casi una ideología en esta ciudad cuyas características hacen imposible la convivencia entre el automóvil y las dos ruedas. Esta ciudad no sirve para los ciclistas. Al menos para muchos de ellos. ¿Cuáles?
Lea usted:
“(Publimetro) En México cada día atropellan a 20 ciclistas y al año 200 de ellos pierden la vida por dicha causa.
“Por ello, son considerados el segundo grupo más vulnerable en la categoría de accidentes de tránsito, sólo después de los peatones, según datos del Consejo Nacional para la Prevención de Accidentes (Conapra).
“De acuerdo al último reporte de accidentes viales de este consejo perteneciente a la Secretaría de Salud federal, presentado en 2013, las entidades con mayor índice de percances donde estuvo involucrado un ciclista son Nuevo León, Chihuahua, Guanajuato y el Distrito Federal.
“En este último la tasa de mortalidad ha ido en aumento, sobre todo en lo que va de 2015, pues de acuerdo a datos de organizaciones civiles en los últimos tres años se habían registrado entre tres y cuatro muertes anuales, pero en lo que va de 2015 siete ciclistas han perdido la vida en calles de la Ciudad de México…
“…Por ello, este viernes representantes del Instituto de Políticas para el Transporte y Desarrollo (ITDP) y las organizaciones civiles la Red Nacional de Ciclismo Urbano (BiciRed), Bicitekas, Ciudad Humana y México Previene se reunirán para impulsar la campaña México Cero, la cual busca no sólo promover mayores medidas de seguridad, sino una cultura vial que permita a conductores, ciclistas y peatones convivir.
“Reconocieron que hace falta un censo de bicicletas y ciclistas, lo que permitiría contar con estadísticas más certeras, por lo que ITDP y Bicitekas han comenzado a trabajar en ello.
“La falta de cultura vial y de una infraestructura adecuada, son las principales razones de los accidentes de ciclistas.
“Francisco de Anda, especialista en seguridad vial, dijo que al incrementar el uso de la bicicleta se complica la convivencia con los automóviles, al no haber respeto de ambas partes.
“La diputada del DF, Laura Ballesteros, indicó que actualmente existe un cambio de paradigma, en el que se debe trabajar para combatir los accidentes”.
Pero mientras Laura Ballesteros (¡Ay! Nanita) trabaja en el Cambio de paradigma (muy buena “desparadigmatizadora” debe ser) el hecho es muy simple: 200 personas muertas cada año por algo tan simple de evitar como dejar la bicicleta para los domingos en Chapultepec.
Obviamente si los peatones y los ciclistas son vulnerables, eso no obligaría a nadie a sugerir a los peatones suspender su locomoción sostenidos en la fuerza de sus piernas; pero sí a no cruzarse las calles con riesgo de su integridad. En el DF los pasos peatonales son cuando más estorbos a la visibilidad: nadie se quiere subir por las escaleras y a veces se encuentra uno a “masiosare” atravesando las vías rápidas por el agujero de la alambrada divisoria.
Pero queremos (a quieren algunos) vivir a la europea y cuando más algunos logran un accidente entre ruedas retorcidas.