Cuando el gabinete de Miguel Ángel Mancera estaba sometido a una evaluación (eufemismo para enfriar los ánimos y poner quieto a todo el mundo, con las renuncias en la mano) el problema de los taxis “on line” de “Uber” y “Cabify” comenzó a crecer alimentado por la especie de la competencia desleal con cuyo fantasmón los flotilleros, taxistas y mafiosos del transporte quisieron justificar su incompetencia: la disfrazaron de competencia desleal. Como si ellos conocieran de lealtades.
Héctor Serrano era todavía secretario de Gobierno y de sus oficinas surgió una forma de solucionar el problema. O al menos hacer como si se pudiera solucionar beneficiando al gobierno con un fondo de promoción para el servicio público tomado de las utilidades de los modernos taxistas para quienes un registro no implica sino oprimir una tecla en un listado, pero no resuelve el conflicto con los taxis “tradicionales”; esos ´para cuyo funcionamiento son necesarias licencias, placas, revistas, militancia y en muchos casos disciplina ante las organizaciones tentaculares del transporte mafioso.
Pero así haya sido por unos días el ensueño se logró. Era posible la convivencia entre tofos. Hay para todos, decían antes.
Pero no.
Hoy con Héctor Serrano en la secretaría de Movilidad (antes de Transporte y Vialidad) ocurre lo inevitable y lo previsible: el ataque físico a los trabajadores de Uber y Cabify quienes fueron agredidos en la delegación Venustiano Carranza. Crónica lo informa así:
“Al menos cinco vehículos que prestan servicio para Uber y Cabify fueron dañados por vecinos y taxistas autorizados del Peñón de los Baños, en la delegación Venustiano Carranza. La agresión ocurrió en la avenida Hidalgo poco antes del mediodía, cuando alrededor de 50 personas arremetieron en contra de choferes de Uber y Cabify en la zona del Peñón de los Baños, en inmediaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
“De acuerdo con reportes de la SSPDF, los agresores lanzaron huevos y harina a vehículos que prestan servicio de transporte.
“Sin embrago, algunos de los atacantes, quienes cubrieron su rostro, subieron de tono la agresión y lanzaron piedras y botellas a la carrocería y vidrios de los automóviles de reciente modelo. A pesar de que cerca había elementos de la SSPDF, no se reportaron personas detenidas ni lesionadas.
“Según los inconformes, el ataque se debió a que el Gobierno del Distrito Federal ha manifestado indiferencia ante la competencia desleal que representa la prestación de servicio de estas empresas”.
Lo anterior es falso. Pero los pretextos no necesitan ser reales. Para eso son pretextos.
La situación ahora contrasta con el optimismo del anuncio de Serrano. Si lo hizo antes de irse a su nuevo empeño laboral, el fantasma de estos hechos violentos y cuantos después puedan venir, lo va a acompañar durante mucho tiempo. ¿Cómo se va a resolver? No se sabe hasta ahora pero si es cierto algo: no fue suficiente con la imaginativa solución de hace unos días. No satisface a los permisionarios tradicionales, ni a sus jefes políticos ni a los empresarios de las flotilla quienes explotan a los choferes con las ”cuentas” arbitrarias de cada día y el calvario de pagar accidentes, refacciones, combustibles, mantenimiento y lubricantes.
Y si no fuera suficiente nada más vea usted esta otras viacrucis, la del papeleo burocrático de los taxis. Esto es para las agrupaciones en busca de bases y flotillas:
“1.-Escrito dirigido a la Directora General del Servicio de Transporte Público Individual de Pasajeros del Distrito Federal, solicitando el registro de la Organización.
“2.-Pago de derechos.
“3.-Carta Manifiesto de que la Organización no tiene problemas de disidencia (¿Así o más claro?).
“4.-Llenar el formato F-TAXI-8.
“5.-Identificación oficial del Representante Legal y de los dos tramitadores reconocidos por el representante legal.
“6.-Comprobante de Domicilio Fiscal vigente.
“7.-Registro Federal de Contribuyentes de la Organización.
“8.-Acta Constitutiva.
“9.-Padrón Vehicular.
“10.-Última Acta de Asamblea Protocolizada Vigente”.