En los tiempos lejanos, cuando no había reales opciones electorales y la ·democracia dirigida” era una aportación mexicana a la cultura universal como en su tiempo fueron los guajolotes o los jitomates y el cacao, la forma de protestar o manifestar el desencanto, era ponerle a la boleta el nombre de Cantinflas.

En tiempos cercanos al movimiento estudiantil del 68, la queja cívica ya alcanzaba otras alturas: se votaba, a sabiendas de la nulidad, por Octavio Paz, quien como todo mundo sabe le tiró la embajada de la India a Díaz Ordaz como protesta definitiva y ruptura con un régimen al cual representaba orillas del Ganges.

Pero el tiempo vino para arreglar las cosas. La democracia dirigida le dio paso a una democracia sin adjetivos a pesar de la imperfección y juventud con la cual se caracteriza.

Hoy cuando alguien quiere  protestar hace lo mismo. Si bien se tienen opciones electorales se descree de cualquiera de ellas y el voto por Cantinflas de sustituye por el tache en la papeleta excepto cuando alguien, cobijado por la democratización; le propone al elector votar (y lo hace) por personajes como Cuauhtémoc Blanco o Carmen Salinas, por mencionar solamente a algunos folclóricos individuos. Ya no hablemos de cuando se lleva al Senado la señora Asna Gabriela Guevara.

A fin de cuentas si algo era una broma en los años sesenta o setenta del siglo pasado, hoy es una realidad “democrática”. Llevar a los cargos públicos a figuras del espectáculo o el deporte, lo cual tampoco es una novedad. Pero mucho menos un avance.

Buen alcalde fue, y por tres ocasiones, Silverio Pérez en Texcoco y aun recuerdan algunos la presidencia municipal de José Huerta en Atizapán. Inolvidable el paso del “Ratón” Macìas por el Congreso nacional y no fueron menos raros los casos de diputados cuya formación corporativa los hacía representar gremios tan alejados de las bibliotecas o centros fe estudio como los tablajeros y demás.

En ese sentido recordemos a Rafael Gutiérrez de la Torre, cacique del basural y  padre del impresentable Cuauhtémoc Gutiérrez, último gran personajes del PRI en el DF:

Sin embargo una cosa es la representación ciudadana de otros ciudadanos y algo muy diferente la responsabilidad administrativa. Y en el avance hemos apostado por la degradación. La falta de calidades y quizá de capacidades, es el signo paradójico de nuestro avance social.

La paradoja es sencilla, si en algunos asuntos exigimos maestrías y títulos  profesionales, especialmente del extranjero, en la cosa pública regresamos a los rudimentos de la rusticidad pueblerina.

–¿De veras alguien  cree en las capacidades administrativas o de planeación urbana de Cuauhtémoc Blanco y sus posibles aplicaciones en Cuernavaca?

Lo previsible será una alcaldía copada por gorrones y amigos del futbolista, quienes le llenarán la cabeza de humo y harán negocios sin fin al amparo de su influencia, cosa por cierto bastante cercana a los hechos cotidianos de cualquier polñirico.

–Va usted a toda madre, mi Cuauh… le dirán en coro y le harán creer en sus posibilidades para llegar al gobierno del estado. Es cosa de tiempo.

Tantas vueltas para llegar a lo mismo.

CNTE

La feble explicación del secretario de Educación, Emilio Chuayffet en torno de abatir la suspensión de las evoluciones magisteriales, ordenada por un juez, además de todo, ya le dio paso a lo previsible: una movilización  mayor de los salvajes de la CNTE quienes no hallarán fatiga sino hasta cuando logren sus fines: anular la Reforma Educativa y todos sus componentes.

Y en ese estira y afloja ya lleva el gobierno más de dos años y medio sin verse en el horizonte posibilidades de solución real.

Mientras los oaxaqueños irredentos marchan por la ciudad, más de un millón de niños siguen sin aula ni lápiz, sin pizarrón y sin  futuro.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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