Si uno analiza los pecados del Partido Verde Ecologista de México resultan (a pesar de condición violatoria de la ley), realmente menores. Abusar de la propaganda no parece ser lo peor posible en el país de la corrupción sin límites. Este mismo partido he pecado con mayor gravedad, por ejemplo cuando a sus dirigentes se les pilla con millones de pesos en una maleta subrepticia en el aeropuerto o cuando su jefe mayor (o menor) se exhibe “coyotamente” en la gestoría de recursos innobles por intervenciones más innobles aun.

Cualquier puede decir, en el caso de la propaganda, pero se trata de una violación a la ley.

Y tendrá razón y deberá exigir castigo. Y el castigo se ha dado en la parte más dolorosa del cuerpo humano y quizá del cuerpo político; la cartera. No importa si el dinero proviene de las ministraciones públicas. Ya no llegará a sus arcas.

Pero hay quien –como ellos hicieron alguna vez—propone la pena de muerte.

Retirarle el registro a una organización política en este sistema es llevarla al paredón. Volver sería complejo, pero no imposible.

Esta columna no está especializada en asuntos electorales, pero José Woldenberg, bajo cuya batuta el (hoy transformado) IFE tocó sus mejores sinfonías, ha analizado y expuesto lo impropio de solicitar la cancelación del registro esmeralda.

“Una campaña está solicitando que se le quite el registro al Partido Verde. Al parecer han llegado a la nada despreciable cifra de más de 80 mil firmas (cuando eso se escribió; ahora son más).

“No voy a defender a ese Partido. Es imposible. Sus reiteradas violaciones a la ley son flagrantes y ha sido sancionado en forma repetida. Su conducta es odiosa, pero por ello mismo no pongamos en acto recetas peores que el padecimiento original.

“Y para decirlo desde el inicio: son los ciudadanos votando los que deben resolver qué partidos deben permanecer en la lid electoral y cuáles de ellos deben abandonar la plaza.

“Cierto que en la Ley General de Partidos Políticos se establece como causa de pérdida del registro “incumplir de manera grave y sistemática…las obligaciones que le señala la normatividad electoral”, pero se trata de un expediente extremo, porque la buena lógica del sistema de registros coloca en los votantes esa decisión fundamental…”

La palabra de Woldenberg es sabia pero no es un dogma. Al me nos no para quienes quieren golpear al PRI y a Enrique Peña Nieto a través de romperle las piernas a su aliado. No se trata de frenar al Verde, se trata de frenar las posibilidad des del Revolucionario Institucional en las elecciones federales.

Estas no importan, ya están garantizadas. Los tricolores y los verdes y quienes se les sumen, hallarán control en la Cámara de los Diputados.

Por eso las “buenas conciencias” le rezan a la “Morena del Pejeyac”. Por eso quieren hundir al Verde, para pinchar las llantas del remolque y frenar el avance del convoy. Lo demás, sus llamamientos a la pureza, su corrección política, exhibidas en la identidad y militancia de sus defensores y demás, no tiene más objetivo: sabotear al Presidente Peña y a su Partido.

Y si esto fuera cierto, ya sabemos de dónde provino –o debió provenir–, la exhibición del presidente del INE, don Lorenzo Córdova quien a partir de hoy carga con el Sanbenito  de todos conocidos, ¡no mames, cabrón!

CIELO

De pronto, como una enorme chalina celestial, el sol se anuda la bufanda de un halo. Un círculo luminoso, brillante, como de acero sideral en torno de su cuello en llamas.

Antelia, le llamaban a este fenómeno de cristales helados suspendidos cerca de la atmósfera. Rareza de la óptica cósmica cuyo espectáculo ayer puso a los capitalinos a mirar para arriba. Tortugas en el estanque, jirafas en el asfalto.

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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