La lectura del encabezado de esta columna puede sugerir varias cosas, según quien las lea. Para un estadunidense la división norteamericana significaría el reparto de esa zona favorable a su patria.
Para un canadiense, especialmente si participa de la línea de Trudeau de hace unos años, la forma como los estadunidenses dividen la región. Y para un mexicano, la brecha cultural entre México y Canadá, amortiguada apenas por nuestra creciente “gringuización”.
Pero todo estarían equivocados.
Líneas arriba cité a Pierre Elliot Trudeau, quien fue dos veces Primer Ministro del Canadá entre 1968 y 1984 y quiero decir la razón. Eran los años previos al Tratado de Libre Comercio de América del Norte cuya paternidad bushiano salinista nos hace olvida la importancia del tercer elemento: Canadá.
En una visita de Estado, Trudeau le dijo a Miguel de la Madrid, a la sazón presidente de México:
“Somos las dos grandes naciones de América del Norte, separadas apenas por los Estados Unidos”.
Y esa frase sigue vigente. Veamos lo dicho ayer en el Senado de la República –así haya sido de manera distante–, por el Presidente y Jefe Ejecutivo del Intercounsel, el doctor Thomas dÁquino:
“… yo pienso que el TLCAN ha sido violado y no se respeta la asociación que tenemos entre estas naciones con ese tipo de acciones. Tenemos que generar un sistema de transporte aéreo, marino y terrestre que se base en buena infraestructura; ya vamos avanzados en eso, tenemos que trabajar en una integración energética y movimiento libre de los productos de la energía; lo que se vuelve aún más importante con las reformas energéticas de México.
“Tenemos que buscar un enfoque común en la legislación, la armonización y que gradualmente podamos conjuntar nuestras cláusulas, sobre todo en los dominios de la política fiscal y las leyes de competencia. Y tenemos que seguir varias metas ambientales y protocolos importantes, para que poco a poco vayamos alcanzando consistencia en la regulación ambiental.
“Y en el área de la educación y el desarrollo de capacidades en donde estamos quedándonos atrás, debemos actuar muy vigorosamente para que podamos mejorar la competitividad y la movilidad social.
“…El gobierno de Obama tiene poca hambre de estas nociones…
¿…existe un papel que México y Canadá tengan que hacer de forma bilateral para que esto ocurra?
“Creo que sí existe, porque mi visión es muy simple: si México y Canadá trabajan juntos, de la mano, de forma bilateral con una estrategia común para asegurarse que esta visión norteamericana se vuelva una realidad; será muy difícil que Estados Unidos, el presidente del Congreso o quien esté (en el futuro) , digan que no a sus dos vecinos más importantes”.
Pero también la crítica:
“El crimen, la corrupción siguen azotando a México. La política divisoria sigue creciendo en Estados Unidos. El desarrollo educativo y de capacidades no es lo que debería ser en algunas partes del Continente.
“La distribución del ingreso no es lo que debería ser y la brecha entre los ricos y los pobres sigue creciendo.
Pero a pesar de estas fallas yo repito mi primer punto: Norteamérica tiene ventajas que ningún otro bloque o países en el mundo pueden comparar. Este es el momento de Norteamérica.
“El Presidente Peña Nieto, el año pasado se refirió a esto cuando habló acerca de la configuración perfecta de las estrellas, la alineación perfecta de los astros. Y el Presidente Peña Nieto tenía razón”.
Lo dicho, separados sólo por los Estados Unidos.