Sandino, ¿cómo le podemos hacer? es el “Nuevo Mosh”. Y como tal va en la ruta del activismo a la fama fugaz; el falso martirio y la disyuntiva futura entre ser diputado o vivir en el olvido por el resto de sus días.

A veces la realidad sobrepasa a la imaginación, pero a últimas fechas, debido al vandalismo contra el Palacio Nacional y otras linduras de la misma categoría (decir del mismo jaez sería un arcaísmo imperdonable), se ha hecho medianamente famoso —en pleno ejercicio de sus quince minutos—, un activista llamado (sin derechos de autor para cualquier habitante de Macondo), Sandino Bucio.

Desde aquella humorada de un señor cuya imaginación comprimió en acrónimo Vietnam y Nicaragua para nombrar a una parte de su descendencia, no se veía homenaje tal en favor del fervor (or,or, como dice Gilga) revolucionario.

Pero no es la ocurrencia de su apelativo lo notable en este caballero sino su habilidad para escurrirse de cualquier cuestionario periodístico. Ya no imaginemos cómo evadiría un interrogatorio formal.

Condescendiente, la conductora radiofónica (como la madre, conductora sólo hay una, por eso ni siquiera necesitamos nombrarla) le pregunta al señor Sandino si estuvo en la intentona de hacer una hoguera con la puerta del Palacio Nacional y la razón (o conveniencia, pudo decir) del embozo, tapujo o máscara de trapo sobre el rostro en los momentos de ansia contestataria.

Y él responde de manera genial:

Por seguridad para mi persona, bueno, más o menos.

“Es falso (AN) que me hayan detenido porque agredí a uno de los policías y participé en desmanes de la puerta (no, ps com vaser)… en el acta de por qué me detuvieron dice que portaba una bomba en mi morral el día 28, y que cuando me subieron al auto la intenté usar contra ellos… nunca me cuestionaron sobre mi participación en estos eventos. Si me detuvieron para cuestionarme al respecto, no me cuestionaron ni fue tema”, aseguró.

“Sandino explicó que ha participado en muchas manifestaciones —‘desde que tengo memoria’—, pero desde el 1 de diciembre de 2012 han cambiado (¿?), pues ahora se ha “incrementado” la persecución de activistas sociales. Indicó que por ello fue encapuchado a la manifestación del 20 de noviembre en las inmediaciones del Aeropuerto.

“Agregó que ahora también hay mayor rabia y enojo por “toda la violencia que viene de parte del Estado”, la cual “no se compara en absoluto con quemar una puerta, lanzar un cohete…”.

Sandino, ¿cómo le podemos a hacer?, es el “Nuevo Mosh”. Y como tal va en la ruta del activismo a la fama fugaz; el falso martirio y la disyuntiva futura entre ser diputado o vivir en el olvido por el resto de sus días.

La lección es clara: todo es válido (quemar una puerta, lanzar un cohete, etc.) pues la verdadera violencia viene por parte del Estado. Con ese pretexto todo se vale o como decía mi recordado amigo Manuel Buendía, “con esa trompa cualquiera es puerco”.

Cobijado, protegido por medios, redes sociales y algunas autoridades, va y viene desde los remotos tiempos de su inicio de memoria y de razón (esto sucede como a los 7 años de edad, cuando sucede) con la consigna de cualquier cosa, por lo visto, pues si con esta vehemencia ha protestado durante doce o quince años o más, vaya usted a saber, muchas deben haber sido las injusticias denunciadas (¿cuántas buenas causas habrán contado con su aportación?) en plena calle en su arbitrario tribunal de gasolina y piedra.

Por lo visto le gusta jugar al gato y al ratón, especialmente ahora cuando no se sabe cuál es cual.

El marcador ha derrotado al “ogro filantrópico”, viejo, desdentado y sin fuerza.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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