Lo único urgente es una definición clara y una información precisa e incontestable de las autoridades mexicanas, a las cuales poco les falta para poner en riesgo su credibilidad. Y ese viene siendo el mayor problema.

En mayo de este año todos lo supimos: el grupo militarizado de inspiración torcidamente islámica, Boko Haram, secuestró con fines de esclavitud sexual y comercio a 200 niñas en una escuela de Nigeria.

“La milicia radical islámica Boko Haram —decían las noticias— reivindicó este lunes la autoría del secuestro de más de 200 niñas en una escuela en Chibok, en el noroeste de Nigeria, perpetrado el pasado 14 de abril.

“Yo soy el que las secuestró”, dijo el líder del grupo armado, Abubakar Shekau, en un video difundido a un reducido grupo de periodistas, en el que también adelantó que “pronto” habrá más ataques. La milicia admitió ser autora del secuestro un día después de que el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, reconociera en una entrevista televisada que el gobierno federal desconocía el paradero de las escolares raptadas.

“Además, el presidente reveló que ningún grupo se había responsabilizado de ese ataque, por lo que su gobierno no estaba negociando con Boko Haram ni ningún otro grupo la liberación de las niñas, de mayoría cristiana”.

De manera más indefinida ahora llega esta información a México.

La TV francesa, en particular la cadena France24, toma un testimonio lejano (los hechos habrían ocurrido hace meses) y divulga un secuestro de escolares en Cocula, Guerrero, precisamente donde se supone que fueron incinerados los otros estudiantes secuestrados en septiembre, los de la escuela normal de Ayotzinapa, caso del cual no es necesario explicar más.

“La cadena francesa de televisión France24, de propiedad mixta, reveló hoy (ayer) otro caso de secuestro de estudiantes en Guerrero, ocurrido en julio pasado y que hasta ahora sólo se conocía entre familiares de las víctimas”.

Ante eso, la organización informativa de Televisa afirmó ayer mismo: la Comisión Nacional de Seguridad informó que no existe ninguna denuncia ni reporte de las autoridades de educación sobre ese presunto secuestro de 31 jóvenes.

“El subdirector de la Secundaria Justo Sierra aseguró que todos los días pasa lista y que no se ha manifestado la desaparición de un solo menor.

“Las autoridades de Cocula informaron que no se ha recibido ninguna denuncia en el Ministerio Público local o federal sobre la desaparición de estudiantes de ninguna de las escuelas de Cocula”.

La pregunta ahora es si alguien puede (en Francia o en México) “volarse” una nota de estas dimensiones.

Pero también hay otra interrogante: ¿es posible cubrir con un manto de silencio un hecho de tales características? ¿Se puede soslayar en un pueblo de esas dimensiones (Cocula tiene cerca de 14 mil habitantes, según datos del INEGI) la desaparición repentina de 31 niños de escuela?

Eso resulta muy inverosímil; pero la verosimilitud de las cosas no es condición para su existencia. Las cosas pasan y a veces (así ocurrió en el caso Tlatlaya) la prensa extranjera hurga e investiga como no lo hacen los medios locales.

—¿Será verdad todo esto o se trata nada más de una versión contemporánea del “Chupacabras”?

Deberíamos averiguar si tenemos entre nosotros a un Abubakar Shekau, como se llama el líder del extrañísimo grupo de fanáticos Boko Haram, o simplemente los reporteros de la TV francesa juegan a la exageración desinformada.

Lo único urgente es una definición clara y una información precisa e incontestable de las autoridades mexicanas, a las cuales poco les falta para poner en riesgo su credibilidad. Y ese viene siendo el mayor problema.

rafael.cardona.sandoval@gmail.com

Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

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