Para todos resulta muy conocida la frase de apertura de “La conversación en la catedral”, la obra cimera de Mario Vargas Llosa: ¿en qué momento se jodió el Perú?

Parece mentira pero esa pregunta es la línea más conocida de Mario y ni siquiera es suya. Es de Sebastián Salazar Bondy (¿o de su hermano?), surgida desde el contexto de aquella célebre “Lima, la horrible”.

“…Desde la puerta de “La Crónica” Santiago mira la avenida Tacna, sin amor: automóviles, edificios desiguales y descoloridos, esqueletos de avisos luminosos flotando en la neblina, el mediodía gris.

“¿En qué momento se había jodido el Perú?

“Los canillitas merodean entre los vehículos detenidos por el semáforo de Wilson voceando los diarios de la tarde y él echa a andar, despacio, hacia la “Colmena”.

“Las manos en los bolsillos, cabizbajo, va escoltado por transeúntes que avanzan, también, hacia la Plaza San Martín.

“El era como el Perú, Zavalita, se había jodido en algún momento. Piensa: ¿en cuál?

“Frente al Hotel Crillón un perro viene a lamerle los pies: no vayas a estar rabioso, fuera de aquí. El Perú jodido, piensa, Carlitos jodido, todos jodidos. Piensa: no hay solución. Ve una larga cola en el paradero de los colectivos a Miraflores, cruza la Plaza y ahí está Norwin, hola hermano, en una mesa del Bar Zela, siéntate Zavalita, manoseando un chilcano y haciéndose lustrar los zapatos, le invitaba un trago.

“No parece borracho todavía y Santiago se sienta, indica al lustrabotas que también le lustre los zapatos a él. Listo jefe, ahoritita jefe, se los dejaría como espejos, jefe…”

Hoy los mexicanos, a la manera de aquel famoso Zavalita, el personaje central de la magna novela catedralicia, nos preguntamos lo mismo, no con esa amplitud histórica, sino en cuanto al tiempo cercano:

¿Cuando se descompuso todo?, especialmente si comparamos la catarata de problemas de hoy con la enorme y luminosa oferta y promesa de los días iniciales del “peñismo reformista”, ante cuyas evidencias de celeridad legislativa y eficacia negociadora entre antagonistas y aun adversarios, (no hace tanto tiempo, ¡carajo!, diría Zavalita), nos llenaban de admiración y promesas de felicidad cercana.

Era el amor en los tiempos del pacto.

Pero ocurrió como en las parejas: en el momento de la crisis se busca lo más cercano para explicar la desavenencia o la ruptura, cuando el origen puede estar (y casi siempre está) en lo remoto, lo olvidado, lo desatendido o desentendido. De ahí surge todo, dicen los terapeutas cuando hablan con el tono gutural de Michael Douglas.

Los problemas actuales de México no tienen raíz corta. La raigambre nos viene de muchos años de inactividad y en la sementera se halla la peor de las semillas dejadas caer en el surco nacional quizá desde los orígenes mismos de la nacionalidad: la corrupción.

–¿En qué momento se jodió México?

–En el primero”, diría alguien.

Quizá cuando la fundación nacional quiso ser una fórmula de escapatoria a los poderes ultramarinos, quizá desde las Alianzas de tribus antes de la llegada de los conquistadores, quizá por la mala hechura moral de la conquista, la legalización del saqueo, el desprecio a la dignidad del sometido, la miopía de los vencidos, las mitologías por encima de las realidades; el derecho de pernada con la nación como virgen indefensa, toda ella.

Posiblemente cuando la década horrible de la Guerra de Independencia con todas sus contradicciones o quizá en la cadena de asesinatos llamada Revolución Mexicana.

O a lo mejor cuando se pervirtió la utopía del nacionalismo cardenista o cuando el PRI transformó la revolución en gobierno de poner y quitar para llegar yo y sacarte a ti.

Hoy los hechos cuya naturaleza impía, descarnada (en todos sentidos) e incendiaria (en el mismo sentido totalizador) parecen sorprendernos cuando hechos similares no lo han hecho previamente y frente a los cuáles sólo atamos la conveniencia y la cobranza.

Los verdaderos motivos están todos en el catálogo de nuestra conducta pública: el encubrimiento, la inacción por tolerancia, el arreglo por debajo del agua, el disimulo, el respeto a las innobles canonjías de cada partido, la parcelación de las responsabilidades y en general la condescendencia compartida, el intercambio de oportunidades y el silencio mafioso ante los hechos, hasta el estallido de la realidad incontrolable.

Y cuando la realidad estalla en toda su violencia, cuando ya todo es irremediable, cuando no queda ni siquiera la posibilidad del lamento sincero, entonces no hay sino negar la realidad desde su origen: esto es parte de una conjura para evitar la instalación perdurable del “mexican moment”, lo cual no es sino una pavada, por decir lo menos.

Si necesitáramos un diagnóstico deberíamos comenzar por no sobornar al laboratorista, no alterar las muestras, no negar los hechos. La sinceridad no corrige nada, pero permite enfrentar mejor las consecuencias. No evadirlas.

Hoy el gobierno necesita definiciones y rapidez.

El Presidente se ha visto en graves aprietos no sólo de imagen sino de forma y de fondo.

La aparición de todos los problemas, incluso de los derivados de actos propios, como la cancelación del resultado licitador del tren a Querétaro y la debilidad de las explicaciones en torno de la apariencia de favoritísimo y su repentina marcha atrás así como las débiles explicaciones en torno de la mansión incómoda, lo han metido en una caja de tortura.

En esas condiciones deberá ajustar su equipo de trabajo (los mismos hombres le van a dar los mismos o peores resultados). Es momento de iniciar cambios, no sólo de personas, sino de estrategias. Quizá sea una buena idea pasar de los pactos a los plazos; poner fecha a la corrección de los asuntos presentes, la aplicación de la justicia, la solución pronta y honda de los graves casos presentes. Si no, los problemas seguirán creciendo y la respuesta de la anarquía también.

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Tras la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2015 (cuatro billones 676 mil 237 millones 100 mil pesos), legisladores de distintas corrientes hicieron un reconocimiento al presidente de la Junta de Coordinación Política, Manlio Fabio Beltrones, por el acuerdo logrado con los líderes de las fracciones partidistas, para lograr resultados rápidos y de manera casi unánime.

Ya parece una costumbre; cuando algo cae en manos de la Cámara de Diputados, cuenta con la habilidad y experiencia del líder de los diputados de PRI, quien conduce, orienta y negocia abiertamente en favor de la solución de los asuntos.

El presupuesto se aprobó en menos de siete horas y la votación fue casi unánime, 457 a favor por solo 10 en contra y una sola abstención. Diría el francés, “pas mal”.

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El recientemente designado Consejero de la Judicatura Federal (respaldado por el PAN) Felipe Borrego Estrada continúa con la tradición de su antecesor, Daniel Cabeza de Vaca de malgastar el presupuesto.

Primero mando comprar (para uso de su oficina) dos vehículos de los más caros y lujosos para su servicio personal, y la segunda, nombrando al Contador Guillermo Casas de titular de la Dirección de Servicios Generales, oficina donde los panistas han puesto una fábrica de grandes cucharas, como sucedió con la Contadora Isabel Jiménez, mejor recordada como Lady Toallas Gate (en el tiempo de Fox).

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El nuevo “ombudsman”, Luis Raúl González es un hombre de suerte: llega a la CNDH cuando esta institución se halla en tiempos de penuria moral y desastre administrativo.

Cualquier cosa elevará a la comisión, no solo si lo hace bien, sino únicamente (si así fuera) por comparación. Cuando algo está en el piso ya no puede descender. Sobre todo si el suelo es el del sótano.

González tendrá pronto un estudio para el más completo sistema de comunicación de la CNDH desde su fundación. El ministerio moral se verá enormemente beneficiado con esa y otras ideas.

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Author: Rafael Cardona

Rafael Cardona

1 thought on “¿Y todo esto, desde cuando?”

  1. No logro ver una salida, todo se vuelve confuso, no salimos del problema de Guerrero y ya se habla de compra de mansiones y yo ni casa de infonavit, y diputados con coches de lujo, mi México cada ves se deteriora mas y las autoridades hacen caso omiso ni les importa… cuándo les a importando. Haber si en diciembre, hay una tregua de paz, por cierto ya viene el BONO PARA LOS DIPUTADOS cuanto será éste año ?

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